Recientemente he tenido la suerte de pasar 2 semanas de mis vacaciones en Japón. No me he recorrido todo el país ni de lejos – para ello me habrían hecho falta muchos más días, pero he podido visitar ciudades como Tokyo, Kyoto, Osaka e Hiroshima, así como pasarme por lugares tan mágicos como Nara, Aranshiyama o Miyayima. En este post no os voy a intentar convencer de que os paséis por Japón si no lo habéis hecho ya, aunque creo, ahora que he ido, que es un lugar de peregrinaje obligatorio para todos los que son aficionados a los videojuegos, al manga o a la cultura japonesa en general.
Tampoco quiero hacer un resumen de mis vacaciones, aunque me gustaría dejar claro que en Japón hay infinidad de cosas que merecen las pena de ser vistas más allá de las tiendas videojuegos. El objetivo de este post es el compartir algunas de las experiencias geek que he vivido en Japón durante 14 días. Por supuesto, asumo que no son más de una pequeña muestra de todas las cosas que se pueden hacer en plan geek en Japón.
–Akihabara: La cacareada meca de la electrónica de consumo y de las frikadas es uno de los lugares de peregrinaje obligados para cualquier jugador de videojuegos o geek en general que se pase por Japón, pero hay que tener muy claro que no es el único ni de coña. Está repleto hasta los topes de arcades, tiendas de videojuegos, de accesorios, de frikadas de las que no has oído hablar en tu vida – al menos yo no en la mía. Un paseo te hará desear tener un container gigante en el que cargar todo lo que comprarías y enviarlo por transporte urgente a tu casa.
La realidad es que el cambio Euro-Yen está, en estos momentos, en la peor situación de la historia para los intereses de los europeos gracias a la cacareada crisis. Un Euro vale, aproximadamente, unos 99 yenes, lo que significa que los precios de los cacharros de las tiendas son muy similares a los que hay en los comercios españoles. Eso no quita que el hecho de poder encontrar joyas que aquí en España sean coto privado de coleccionistas o, sencillamente, no existan, quizá sea suficiente tentación para sacar la cartera, pero da rabia pensar en el cargamento de frikadas que me podría haber comprado a un precio realmente atractivo. El cambio, sin embargo, me hizo ahorrar mucho dinero dado a que me tiró tan para atrás que no me compré casi nada.
Una parada obligada en Akihabara es sin duda en ese templo a los videojuegos retro llamado Super Potato. Super Potato es una cadena de tiendas que se centran en videojuegos, consolas y periféricos descatalogados, por lo que es posible encontrar un buen montón de Super Nintendos, Megadrive o incluso alguna 3DO en buen estado, así como un gran número de juegos para estos sistemas y, lo más interesante, a precios muy competentes.
Además, hay merchandising de videojuegos, revistas y consolas para jugar. Cuando yo me pasé, por ejemplo, había una Super Nintendo con Super Mario Kart con dos mandos para jugar y el famoso Virtual Boy de Nintendo, que pude probar por primera vez en mi vida. Destacar que en la última planta hay un salón recreativo en el que, además de una colección de máquinas retro y de alguna infiltrada potenciada por MAME cargada hasta los topes de emuladores, hay una gran figura de Solid Snake.
-Ueno: al lado del gigantesco parque repleto de museos hay un interesante mercado en el que aparte de unos cuantos salones recreativos, incluyendo una Taito Game Station, hay algunas tiendas muy interesantes. Una de las más llamativas es un bloque de 7 pisos repleto de juguetes, figuras y merchandising en el que vi algunas cosas sorprendentes. Unos robots controlados con dos mandos de control de movimiento, uno por brazo, que recrean el concepto expuesto en la película Real Steel.
También vi un juguete con forma de medusa que, introducido en una botella llena de agua, subía, bajaba y giraba, y también una máquina para hacer crecer la espuma de la cerveza. Eso y un montón de figuras de series que ni conocía. A destacar la última planta, llena de figuras de exposición – algunas a la venta – de una calidad apabullante.
-Ikebukuro: en esta zona llegamos buscando un bar de gatos, el Nekobukuro, aunque después vimos que Tokyo está repleto de bares de gatos XD En el bar que fuimos, que realmente era un piso, hay un montón de gatos que están hasta los huev… de que la gente les acaricie, por lo que son unos ariscos y unos rancios. Se dedican a dormir y, cuando se despiertan, te miran con cara de desprecio. La parte buena es que había aire acondicionado, cosa que se agradece enormemente teniendo en cuenta que en agosto todas las zonas que visitamos de Japón estaban a 40 grados a la sombra y con una humedad terrible. Además, la máquina de refrescos/cafés/tes era gratis, por lo que es un lugar perfecto para recargar el depósito de cafeína con el que aguantar todo el día.
La zona está repleta de tiendas geeks, incluyendo una de Hello Kitty y un Super Potato versión reducida del de Akihabara, y de recreativos, aunque destaca sobre todo los 60 pisos del centro comercial Sunshine City. En ese edificio parecía que se podía encontrar de todo, incluyendo una exposición/celebración de Ultraman. Tremendo.
-Shinjuku: salir de la gigantesca parada de tren y metro de Shinjuku puede ser un caos, pero si te las apañas, la tienda oficial de Square Enix te espera a unos 15 minutos andando de allí. Está repleta de peluches, juguetes, cartas, alguna que otra camiseta, mucha música y algunas figuras expuestas. Me gustó bastante – sobre todo por la espectacular figura de Sephirot colocada bajo un suelo transparente, aunque esperaba encontrar una mayor variedad de camisetas y una calidad mayor tanto en los materiales como en el diseño (Roswell, qué mal acostumbrado que me tienes).
Por ejemplo, la conmemorativa del 25 aniversario de Final Fantasy es de las camisetas oficiales más sosas que he visto en mucho tiempo. Eso sí, respetaba a rajatabla el que parece que es el precio oficial de las camisetas geeks en Japón, unos 4000 yenes, 40 eurazos con el cambio actual.
-Shibuya: el cruce de peatones de Shibuya es quizá lo más espectacular que vi en esta zona. Muy emotiva la estatua de Hachiko, que casi me pierdo al ver el mural dedicado al perro y pensar erróneamente que era lo único que había. Por cierto, Hachiko tiene hasta una línea de autobús con su nombre, es toda una celebridad. La zona de Shibuya está repleta de Karaokes, bares de copas y locales de, aparentemente, alterne. Mucho guiri por la zona y muchos nipones de compras, incluyendo la famosa 109, un edificio repleto de tiendas de ropa para chicas. Según parece, también hay un 109 para tios, pero ese no lo vi.
-Museo Ghibli: uno de los lugares mágicos de mi viaje a Japón, sin duda. La sala en la que hay diferentes autómatas recreando el mundo de algunas de las grandes producciones de Ghibli es absolutamente mágica. Lástima que no se permita hacer fotos ni grabar vídeos, porque las representaciones de El Gigante de Hierro y de Totoro son dos de las cosas más increiblemente emotivas que he visto en un sitio de estas características. Lástima que el Neko Bus sea sólo para niños y que la tienda oficial sea tan cara, porque realmente había un montón de cosas que me hubiera encantado llevarme, como una camiseta oficial de Porco Rosso o un Zippo y figuras de El Gigante de Hierro totalmente alucinantes.
Pero bueno, como ya he comentado, gracias al horrible cambio Euro-Yen me he ahorrado un buen dineral. Por cierto, que sepas que la entrada cuesta unos 1000 yenes (unos 10 euros); te lo comento porque yo la compré en España por 15 euros, que no está mal, pero que, según parece, hay operadores de turismo que la venden mucho más cara. Allí en Japón se puede comprar también, pero ten en cuenta que lo tienes que hacer de forma anticipada, no puedes comprarla para el mismo día, o al menos eso me contaron en la agencia.
-Tsukiji: para poder ver la famosa subasta de atunes, para la que hay que estar alrededor de las 4 de la mañana para coger tanda, decidimos pasar la noche en un café internet, dado que el primer metro es a las 5 de la mañana y los taxis valen una auténtica fortuna. Gracias a los foros de Lonely Planet encontramos uno, que, además, tenía un Seven Eleven abierto 24 horas en el que pudimos aprovisionarnos de suficientes guarrerías como para pasar una buena velada delante del PC subiendo fotos, mirando vídeos en youtube y disfrutar de los cómodos sillones.
Este tipo de Cafés Internet se conocen como Manga Kissas y realmente son un puntazo. Por unos 8 euros la hora puedes estar conectado a Internet, con tu cubículo personal, tienes acceso a estanterías repletas de mangas y películas, eso sí, en perfecto japonés y, lo que es más importante, aire acondicionado, que en Agosto en Japón es algo así como encontrar el Paraíso en medio del Infierno. Algunos hasta tienen colección de videojuegos. Lo mejor es que los sillones suelen ser muy cómodos y hay algunos Manga Kissas que hasta tienen colchones para estirarte y poder descansar. En mi opinión son el plan perfecto si has perdido el metro o si quieres hacer tiempo para algo.
-Asakusa: la zona de Asakusa es, según parece, de las más humildes de la ciudad, pero eso no quita que tenga un buen número de lugares de visita más o menos obligada para el turista. Entre esos lugares yo colé los edificios de Bandai, al menos por fuera, porque los 2 que vi, que están al lado de la salida del metro de la parada Asakusa de la línea Toei, estaban cerrados incluso los días laborables. Eso sí, nos hicimos fotos con las figuras que estaban en la puerta, entre las que están Ultraman y Doraemon, dos instituciones en Japón y en el mundo.
-Karaokes: un apartado especial para uno de los lugares, aparentemente, preferidos por los nipones para acabar las noches de fiesta. Nosotros nos pasamos por uno cercano a Shibuya, perteneciente a la cadena Shirax, y pagamos aproximadamente unos 2000 yenes (unos 20 euros con el cambio actual) los 2 por una habitación privada durante 1 hora. Las paredes y mi chica fueron testigos de mi patético intento de emular al grandísimo Bill Murray en Lost in Translation, pero esa es otra historia.
El repertorio de canciones no incluía temas españoles – que yo viera – más allá de La Macarena, pero al menos el mando se podía configurar en inglés y se incluía un refresco con el precio, lo que convierte a los Karaoke en uno de los entretenimientos nocturnos más asequibles de la noche nipona. Y es que pedirte una cerveza en Tokyo en un bar te puede salir perfectamente por entre 5-8 euros. En una de las máquinas que atiborran cualquier rincón de Japón o en un supermercado te puede salir por unos 3 euros una lata, lo que tampoco es un regalo. Supongo que será cuestión de impuestos. Destacar que algunas salas de Karaokes cuentan con habitaciones temáticas. Yo vi publicidad de unas con habitación a lo Monster Hunter, así que supongo que la variedad puede ser espectacular.
-Book Off: Book Off es una cadena de tiendas en las que se venden productos de segunda mano. Nosotros vimos música, películas, videojuegos, consolas y accesorios, aunque según parece también tienen ropa y otros items. Vi tiendas de esta cadena en muchos barrios y no me resistí a entrar en ninguno de ellos. En todos había productos atractivos, que con otro cambio seguro que hubieran caído, como ediciones coleccionista o mandos arcade. Siempre está la pega de que las consolas niponas necesitan un transformador de corriente para usarse en España, pero la tentación está ahí dado que los precios de segunda mano suelen ser muy atractivos, amén del hecho de que en sitios así es posible encontrar joyas que ya no están a la venta.
-Recreativos: imagina la época dorada de los recreativos en España, multiplícala por un millón y no te acercarás al nivel de los salones nipones. Yo llegué a ir a uno en Ueno en el que había incluso una parte en la que había una barra de bar, wifi gratis, bancos y tocadores para que las chavalas se arreglaran para las máquinas de fotos. Hay muchísimas recreativas en cada salón, y todos los que visité contaban con un buen montón de plantas. No es raro que la primera planta esté plagada de máquinas de monedas en las que intentar coger peluches, figuras o incluso consolas, o incluso de máquinas de Pachinko, una especie de tragaperras que causan auténtico furor en Japón.
Otras máquinas que no son de videojuegos y que ocupan un gran espacio en los salones son las máquinas para hacerte fotos, que están a años luz de las que hay disponibles en España – o al menos de las que yo he podido ver. No pude resistirme a probarlas y la verdad es que lo tienen muy bien montado. Hay disponibles hasta disfraces que colocarte para la sesión de fotos, aunque no creí necesario llegar a ese extremo. Te metes en la cabina de tu máquina preferida – creo que hay diferentes dependiendo de la J Idol que la inspira, eliges el formato de la sesión y la máquina te va sugiriendo poses para hacer con tu compañera de sesión. Luego retocas las fotos con un sin fin de opciones y al final te imprime las fotos, además de pedirte un usuario para enviarte las fotos por correo. Nosotros no teníamos usuario y todavía seguimos intentando descargarnos las fotos usando el código que aparece impreso en las fotos impresas. Una experiencia muy curiosa, en cualquier caso.
Sobre las recreativas en si, lo que más me llamó la atención es que en cada salón hay un montón de máquinas retro de lucha en 2D que conviven con las últimas novedades. Por lo que pude ver las máquinas con más éxito, además de las de lucha 2D, son las de lucha de robots/mechas y las de estrategia. Incluso pude ver un par de máquinas de apuestas de caballos virtuales. Tremendo. Me llamaron también mucho la atención las máquinas de béisbol o de fútbol que se juegan con cartas de coleccionista, colocándolas encima de donde irían los mandos y que te permiten jugar con tu propia alineación, además de ofrecer un componente de coleccionismo. También me gustaría destacar una especie de evolución de Time Crisis en plan multijugador en la que es posible moverse libremente por los escenarios y saltar, todo ello con un único controlador con forma de pistola.
Únicamente jugué a una, a la versión arcade de Winning Eleven 2012, que por cierto algunas unidades de la recreativas contaban con pantalla táctil. Al juego se podía jugar con el mando de PS3 o con el stick de arcade, y en cuanto a las opciones de juego podías enfrentarte online con otro jugador o participar en un campeonato contra rivales controlados por la CPU. Me gustaría destacar que es posible darte de alta como jugador y hacer que tus partidas queden registradas en tu historial, sumando puntos y labrándote una reputación.
Por último, decir que el mítico Club Sega no es una excepción ni una rareza y que hay muchos otros arcades que están, como mínimo, a la misma altura, sino le superan. Un ejemplo son los recreativos de Taito o de Namco, aunque hay muchos otros que no tienen el nombre de un gran fabricante y que están muy bien.
-Supermercados: Los Family Market, Seven Eleven, Lawson y compañía nos acompañaron durante el viaje, como lugares en los que rellenar las provisiones entre visita y visita. Pero estos templos de aire acondicionado y comida de ingredientes indescifrables también tenían un montón de ingredientes geeks. Por ejemplo, en los Family Market se anunciaba lo que parecía un clon de Dragon Quest, un tal Dragon Nest.
En la caja registradora de los Seven Eleven se anunciaba Resident Evil 6. En todos ellos se vendía un montón de manga, incluyendo uno de Oliver y Benji en el que se podía ver cómo Oliver se va al Barça y Marc Lenders a la Juve – se nota que por aquel entonces no había jeques de por medio. También me gustaría comentar la presencia en los súpers de las tarjetas para las tiendas online de Nintendo, todas ellas con diseños muy llamativos, incluyendo algunos de Dragon Quest.
-Atracciones: Hubo dos lugares durante el viaje que, por poco esperados, fueron especialmente impactantes. Uno fue un restaurante en Kyoto, al lado del mercado, que tenía una temática ninja y, aparentemente, contaba con un laberinto con pruebas. Incluso anunciaban en la puerta que habían aumentado la dificultad del laberinto, así que entiendo que era un laberinto para ninjas hardcore. Tremendo. Otra cosa que me llamó mucho la atención fue una atracción que había montada al lado del Sky Building de Osaka, y que no era otra cosa que una casa del terror montada para promocionar una película de miedo nipona. Mucho espíritu, mucha niña muerta, muchos muñecos que dan yuyu, cosas de estas.
Me gustaría destacar una de las pequeñas decepciones del viaje, que fue el visitar el Sony Building en Giza y descubrir que no tienen ni una triste sección de videojuegos. Eso sí, el espectacular acuario que tienen fuera, así como el viaje submarino que pasan en su sala de cine, bien merecen una visita.
Este ha sido un resumen muy por encima de algunos de mis momentos geek en Japón. Si quieres más info de alguno de ellos, deja tu comentario e intentaré ampliar la información tanto como me sea posible. Por cierto, aprovecho para agradecer a Thrillka y a Kroniksan de Nosplay toda su ayuda a la hora de preparar este viaje. ¡Gracias, pareja!
Aquí dejo enlace a mi cuenta de Instagram, en la que he ido colgando durante el viaje fotografías. Ten en cuenta que la mayoría de ellas no han correspondido con momentos geek.