No me gustaron los últimos movimientos de Nintendo tras el pasado informe financiero donde Tatsumi Kimishima mostró la hoja de ruta a seguir en los próximos meses en hardware y software, pero uno de esos anuncios sí que es un acierto en toda regla. Fire Emblem encaja a la perfección con un teléfono móvil, así que mucho ojo con él.
Siendo sincero: no me gusta jugar con mi Smartphone. Son solo dos razones, pero para mí son fundamentales: batería y ausencia de controles físicos. El primero de ellos tiene solución, pero mientras pueda llevar mi GBA SP en el bolsillo, creo que aunque tenga una batería que se cargue con la luz de sol no voy a dejar de sentir ese placer indescriptible de abrir la tapa de una GBA o de prender una PSP en pleno autobús. No tiene precio.
El segundo problema es el de los controles. Una vez tuve la fatal idea de hacer un viaje de un fin de semana sin consolas: solo el móvil. Me llené de confianza y metí emuladores como si no hubiese un mañana. ¿Street Fighter? Imposible. ¿Mario Kart? Imposible. ¿Metal Slug? Desesperante. ¿JRPG? Eh, ahí sí. Todo lo que sea por turnos pasa, y pasa con creces. Al final me pasé todo el fin de semana con Advance Wars, y no estuvo nada mal.
Es por ello que me parece lógico y con sentido que Nintendo apueste por Fire Emblem (de forma más simplificada, más casual para llegar a más público), que es una saga donde la situación avanza solo cuando lo dice el jugador; no hace falta que tengas que mantener el dedo pegado en la pantalla intentando que no se escurra y termines pulsando B en vez de A. Aquí son toques, y eso sí funciona. Ahora tienen la tarea de crear una interfaz que encaje bien en el marco de la pantalla y que la historia esté a la altura, pero al menos el primer paso se ha dado y confío en que será una buena idea. Con Animal Crossing también está bien, aunque aquí tengo unas cuantas dudas.
Pero por favor, no nos deis un Mario donde la jugabilidad se base en tocar la pantalla para saltar mientras Mario vaya corriendo automáticamente por el Reino Champiñón…