Han pasado casi cuatro años desde el lanzamiento de Fire Emblem: Three Houses. La colaboración entre Intelligent Systems y Koei Tecmo nos brindó un jrpg de estrategia atractivo, juntando la jugabilidad clásica de la saga con una suerte de life sim que profundizaba en los personajes como nunca. Veamos que tiene Fire Emblem Warriors: Three Hopes para ofrecernos.
Tres esperanzas
Aquí puedo sonar hereje, pero me lo he pasado mejor jugando a este nuevo Fire Emblem Warriors: Three Hopes de lo que me lo pasé con su anterior iteración. Es raro, por que soy muy fan de los juegos de rol con estrategia por baldosines – y si tenéis dudas, revisad mi reseña de Triangle Strategy –, pero a su vez la mecánica de muerte permanente me genera mucho estrés. Se que se puede desactivar, pero llevo jugando desde los tiempos de Game Boy Advance y ahora se me asemeja a una falta de respeto a la idea original del título cuando lo hago, así que termino reiniciando pantallas una y otra vez cuando me despisto – aunque por suerte desde el grandísimo Shadows of Valentia esto se mejoró notablemente.
Por eso, aunque completé Three Houses con la ruta del Ciervo Dorado y la Alianza de Leicester, me costó sacar fuerzas. La historia me encantaba, no se me hizo tan pesado, pero algunas veces, tener que meterme en batallas de media hora para poder alzarme victorioso terminaba haciéndoseme pesado y a que me costara continuar la historia pese a lo interesante que es el título. Y aunque le añadiera duración a los más fanáticos de la saga, tener cuatro rutas totalmente ajenas de cincuenta horas – más la ruta del DLC – pero que mantienen la jugabilidad hicieron que, pese a lo interesante de las ramas que partían del juego, no fuera capaz de echarle narices y acabarme cada ruta.
Sin embargo, con Fire Emblem Warriors: Three Hopes esto no me está pasando. La jugabilidad típica de los mushou se hace mucho más amena a la hora de completar los distintos caminos del juego, con más de cien batallas por ruta divididas entre los más de quince capítulos que posee cada ruta. A lo largo de este texto quiero hablar un poco de porqué, para un fan de la saga como yo, pese a mis reticencias, este título se ha coronado como una experiencia indispensable dentro de la misma pese a ser un spin-off, a la vez de por qué Three Hopes es una puerta de entrada maravillosa para la gente que duda sobre por qué deberían entrar a la saga por la anterior iteración sin pensárselo dos veces. Fire Emblem Warriors: Three Hopes coge la el esqueleto de la saga Fire Emblem y lo sustituye por otro, manteniendo el mismo envase, las mismas sensaciones, pero usando un género totalmente distinto. Y lo hace espectacularmente bien.
Una voz que nos habla
Para ponernos en contexto, Fire Emblem Warriors: Three Hopes nos presenta una historia alternativa a la ya vivida durante Fire Emblem: Three Houses donde un nuevo protagonista hace su aparición. Este nuevo personaje, Shez¸ es un lienzo al que podemos personalizar en el exterior y que, además, devuelve algo que se había perdido en la franquicia con la llegada de esta a Nintendo 3DS: el protagonista vocal. Al contrario que Daraen, Corrin o Byleth, Shez tiene una personalidad más o menos definida, interacciona con los personajes en diálogos complejos y, sobre todo, se siente vivo.
Un protagonista mudo es algo que tenía sentido en la época donde apenas existían recursos como una manera de crear una inmersión por parte del jugador, pero a día de hoy, esta excusa apenas se mantiene. Ver como las cosas suceden y nosotros contestamos con monosílabos o frases simples a reflexiones o dudas existenciales es contraproducente en muchos casos y, sobre todo, extraño. Byleth enseñaba a sus alumnos a base de miradas y silencios mientras que Shez se relaciona con sus compañeros de una manera mucho más orgánica.
Nuevas guerras que librar
Pero pese a todo, el punto de partida es similar: tenemos que salvar a los lideres de las tres casas al comienzo del juego y, por ello, nos llevan a la academia para agradecérnoslo y, de paso, que nos enrolemos como alumnos por si pasa cualquier cosa – lo cual no deja de ser irónico cuando tenemos la misma edad que nuestros compañeros y que Byleth, pero bueno. A partir de este punto, la historia sigue cursos muy diferentes a los vividos en su hermano mayor, siendo tramas mucho más movidas al olvidarnos casi de la fase escolar para acabar directamente en las filas del ejército que elijamos al principio.
Somos más adultos, y por lo tanto la guerra es más cruenta desde un inicio que las pesquisas que realizábamos en Three Houses. Fire Emblem Warriors: Three Hopes nos sumerge rápidamente en un torrente de idas y venidas que, bajo mi experiencia con la Alianza de Leicester, se me ha hecho más inmersivo que en Three Houses. Posiblemente se deba a la jugabilidad, pero también a que los giros de guion y el avance de los acontecimientos me ha sorprendido más aún que cuando jugué a Three Houses, cosa que se agradece. No entraré en detalles innecesarios para no destripar nada, pero por lo que se puede leer en internet de las otras rutas y lo que he vivido yo con esta, me están dando muchas ganas de meterle al juego unas buenas cien horas para verlo todo. Y eso en mi es algo muy raro.
Un combate irregular pero divertido
Y si tengo ganas de seguir, en parte es por lo bien que la fórmula Dynasty Warriors le pega a Fire Emblem gracias a su base como historia épica con un elenco coral. Si en Three Houses somos el estratega que mueve las piezas en una gigantesca partida de ajedrez, en Three Hopes somos el soldado que lucha a pie del cañón buscando sobrevivir y poner fin a la contienda. La acción se traslada a una escala mucho más cercana, más encajonada, pero a la vez somos conscientes en todo momento de la magnitud del campo de batalla y de los objetivos como ejercito que debemos cumplir.
Como jugadores, además, este título mantiene uno de los pilares de la saga como es el triangulo de armas, así como los tipos de unidades y las ventajas y desventajas que estas conllevan. Con esto, el jugador veterano de la saga puede sentirse cómodo rápidamente, pues se comprenden rápidamente las mecánicas del juego y te permite avanzar de manera más rápida en la trama si se desea, pero a la vez se muestran lo suficientemente bien explicadas para que un jugador novel pueda hacerse con ellas a buen ritmo y comenzar a comandar las tropas de manera eficiente.
Esto es necesario… pero solo en dificultades más altas. El mayor problema que he podido ver en el juego es el balanceo de los personajes: da igual que haya ventajas y desventajas, si durante el juego te centras en usar solo un personaje, este se convierte en un monstruo inmatable que siembra el caos allá por donde pase. Esto le resta mucho del componente estratégico que el juego posee, pero al final no es más que una forma de jugar de la que se puede abusar o no. Eso sí, para acabar el juego lo más rápido posible, es la mejor solución porque nada puede matarte y encima te sacas la clasificación S en cada nivel de manera muy sencilla.
Cogiendo prestado
En cuanto a los apartados artísticos del juego, reconozco que los siento vagos y poco variados. Fire Emblem Warriors: Three Hopes recupera todos los modelados de personajes y los gestos de Three Houses – aunque por suerte las ropas cambian. En un juego con una vista más cercana a la acción, esto termina por hacer algunos fragmentos muy repetitivos, desde conversaciones y combates. Los escenarios también tienen poca variedad y se repiten mucho, si bien algunas veces con secciones cortadas o en diferentes momentos del día pese a que sucedan en lugares que se presuponen completamente alejados los unos de los otros.
La música también podríamos considerarla la misma que en su precuela salvo por ciertos temas nuevos que acompañan muy bien. La banda sonora de Three Houses ya era una delicia, así que sería injusto decir que la de Three Hopes no está a la altura cuando coge la mayoría de sus temas. Son cosas que tienen su explicación pero que, con un poco más de trabajo, podrían haber dado un acabado aún mejor a un juego que, mantengo, funciona especialmente bien como una puerta de acceso a la saga.
En resumen
Fire Emblem Awakening resucitó una saga que estaba apunto de morir ajustando su dificultad y forma de presentar la historia. Fire Emblem Fates intentó dar más importancia a los personajes fuera del campo de batalla – de manera un poco dudosa –, así como mostrar que podía pasar si el protagonista elegía otro camino. Fire Emblem Echoes: Shadows of Valentia redefinió las bases del título en su jugabilidad y Fire Emblem: Three Houses dio el broche de oro al conseguir mezclar todos estos conceptos en un juego mucho más abierto para el jugador medio al añadir la experiencia de life sim al paquete, permitiendo cogerles aún más cariño a los personajes.
Ahora, Fire Emblem Warriors: Three Hopes surge como una nueva experiencia dentro de la saga, con una historia interesante cogiendo lo ya construido por Three Houses y cambiando la jugabilidad por una mucho más atractiva para el jugador medio. Mientras jugaba a Three Hopes no podía dejar de pensar en las ganas que tenía después de terminarlo de coger de nuevo Three Houses y descubrir todas esas rutas que aún no me había completado, de coger las antiguas entradas de la saga que me faltan por jugar y descubrir las historias de estos héroes legendarios que aún me quedan por vivir. Three Hopes es un gran juego por sí mismo, un añadido muy interesante a esta longeva saga y, sinceramente, un título muy divertido que no necesita más que de sí para existir como juego y como producto. Por eso, tras mis más de cuarenta horas al título – y las que me quedan –, la puntuación que se merece es de [86].