Cualquiera que haya probado Oculus Rift sabe que el impacto mental es brutal, la mente se piensa que está en otro mundo y el cuerpo alucina bastante. Si ya le sumas un empujoncito gamberro desde el exterior, la cosa adquiere tintes dramáticos.
Nota mental: imagino que la víctima era el peluquero de los gamberros…
Gracias, Seized.