Cuando Kristian me preguntó hace dos semanas por mi nivel de inglés y mi disponibilidad para ir a la GamesCom, la excitación se apoderó de mí como le ocurriría a cualquier aficionado deseoso de acudir a una de las grandes citas; por supuesto, no podía imaginar que este evento me defraudaría. Pero así fue, e incluso casi ha supuesto la puntilla que me ha hecho darme cuenta de que este otro lado de esta afición no es como todos pensábamos. O al menos como yo pensaba.
Mal pintaba la cosa cuando pasaban los días y apenas teníamos noticias. No recibí el planing de la agencia de Sony hasta la mañana en que ya iba camino del aeropuerto, momento en el que mi querido Android me salvó el culo al permitirme leer el e-mail y apuntar los detalles importantes durante el trayecto en Metro. Y como era un viaje improvisado y casi relámpago, no buscamos slots de ningún tipo por nuestra cuenta. La idea era ver y jugar todo lo posible, sin más.
Pensando siempre lo mejor, era de imaginar que estaban tan liados que apenas podían ponerse en contacto con nosotros, pero que una vez allí, me atenderían bien. Ya esperando para embarcar en el avión, mi idea de viajar solo a Alemania (Sony llevó a tres medios, dos ingleses y nosotros) se esfumó, afortunadamente, al encontrarme allí con compañeros de JuegosDB, AventuraYCia, e incluso un PR de Best Vision (Runes of Magic, entre otros). Gracias a ellos, y a Snake en mi PSP, el vuelo fue entretenido y se hizo breve, justo lo contrario que el de vuelta…
Tomamos tierra en Alemania a eso de las seis menos poco, y un taxista musulmán -o eso parecía- que no hablaba inglés me llevó al hotel, una modesta pero valida morada de tres estrellas. Los compañeros británicos, junto con el equipo de Sony, se alojaron en un cinco estrellas que estaba a escasos metros; nosotros fuimos una incorporación de ultima hora, y ya no quedaban habitaciones. Como todavía faltaba una hora y pico para la primera cita, decidí dar una vuelta por la zona y hacer alguna foto (las de turista no las he subido) para hacer tiempo. La temperatura era bastante inferior a la de aquí, e incluso se puso a llover, pero casi que se agradecía dejar atrás este bochorno. A eso de las siete y media busqué un taxi, y fui al recinto donde tendría lugar la sesión de demos de Sony, con posterior barbacoa y fiesta hasta el cierre.
Nada más llegar, algo no encajaba. No había nadie esperando en la puerta, lo que solo puede significar que llegaba demasiado pronto, demasiado tarde, o que se había cancelado. Pues no, la explicación es que antes de las demos tuvo lugar la conferencia de Sony allí mismo, y yo llegué a unos quince minutos del final, con ambas salas atestadas. Desde que un rato después me enteré del asunto hasta ahora, no he sido capaz de explicarme porqué prefirieron que fuera a las ocho para probar los juegos, y no a las seis y poco (aunque llevara empezada veinte minutos) para presenciar la confe como todo hijo de vecino. Como podéis imaginar, esto sienta, como mínimo, mal. (Tengo que preguntar a los invitados guiris de Sony Europa, a ver qué hicieron ellos.)
Total, que vi el final del evento, y rápidamente los muebles de demostración resultaron verdaderamente escasos ante la marabunta allí presente. En otro golpe de suerte, me cruce con el crack de Clopezi y su novia, y posteriormente con los compis de Wild Games, entre otros. Tras encontrar a mi contacto inglés, y cenar tres o cuatro tipos de salchichas (la supuesta “barbacoa”), me lancé a intentar probar lo que pillase, que fue poco por la sobreocupación de la que os he hablado antes, aunque las salas se vaciaban por momentos. GT5 me sorprendió positivamente por el circuito de Madrid, The Fight me resultó más simple que el mecanismo de un chupete, The Sorcerer me pareció mínimamente entretenido… Y poco más saqué de allí.
Supuestamente, también iba a haber fiesta toda la noche, y aunque yo acostumbro a irme a la camita a las doce, en esa ocasión había que hacer un esfuerzo: sin embargo, alguien decidió a las once de la noche que ya era hora de cerrar (y era un pub para fiestas, vamos, un garito para estar hasta las tantas), y poco a poco se fueron apagando sonido, luces, y muebles de juego, hasta llegar a desactivar las redes inalámbricas con las que estaba enviando fotos y algún breve comentario. Vamos, que sobrábamos. Y no fue ningún problema técnico, porque empezaron a entrar varios de estos para desmontar los puestos y llevarse las consolas. Creo que no os será difícil imaginar la cara de imbécil con la que volví al hotel.
Tras una primera mala noche, el día empezaba con el desayuno en el hotel pijo con el equipo de Sony. Estaba previsto que un autobús nos recogiera allí a las 8:45 para llevarnos al evento, de hecho en la entrada había una moza con un cartel de SCEE, pero le pregunté y no conocía a la gente con la que yo había quedado. Estos se tomaron la primera comida del día con total tranquilidad, y después de preguntar por el pase para el evento varias veces sin éxito, salimos hacia el recinto de convenciones.
Allí fuimos a la zona de oficinas, donde saludé a Roberto Alvarez de Lara, jefazo de Over the Top Games, y después seguimos sin saber muy bien hacia donde dirigirnos. La lluvia empezó a pegar fuerte, y bajo ella tuvimos que andar un rato hasta alcanzar uno de los (pocos) pabellones importantes. Empapados, y tras un rato de espera, lo único que pudieron conseguirnos en Sony fue un pase de exhibidor, que finalmente no me trajo complicaciones. Nos llevaron al stand de Sony, y allí fuimos “abandonados” a nuestra suerte.
La (horrible) distribución era: dos pabellones de dos plantas -el cuatro y el cinco- para la zona de negocios, y cuatro -seis, siete, ocho y nueve- de una sola altura para los stands y demostraciones de producto en sí, vamos, lo que nos importaba. Mi “primer nivel” fue el siete, donde comencé echando un vistazo a los garitos de nuestros benefactores, y presencié la actuación de algún grupo de bailarines locales, sin duda de lo más emocionante de la jornada. También estuve dándole al GT5, por supuesto, en el circuito madrileño. Después cogí sitio en la zona de Vaios para bloggers, y di señales de vida y envié las fotos restantes del día anterior.
Vagabundeando un poco por allí, volví a encontrarme con Clopezi, quien me llevó a la zona de negocios para que conociera el percal, y acoplarme a una entrevista con la gente de MediaMolecule para que nos hablarán de su esperado LittleBigPlanet 2. Lamentablemente esta decisión fue un error para ambos, ya que ellos tenían citas cada media hora, y a mi me quedaban menos de siete horas para comer y verlo todo (dicho así parece tiempo de sobra, pero no, no lo es).
Finalmente, una hora más tarde, estuve en esa entrevista, y quien la hizo fue un compañero de Meristation. Al menos no me fui de vacío: el juego parece profundamente renovado y permitirá crear todo tipo de minijuegos.
Tras cruzarme con Charles Martinet en la zona de negocios, volví a vagar libremente por el mundo de los mortales, y completé el recorrido por ese primer pabellón, probando y/o viendo los títulos de acción más importantes de Sony (Killzone 3, Time Crisis: Razing Storm, Socom 4, e Infamous 2) en los muebles más impactantes e incómodos que podáis imaginar. También probé el RUSE de Ubisoft sobre un monitor táctil, y responde bien, aunque algo lento. El hambre iba haciendo mella, y tras cazar a un Sackboy y alguna pareja de babes (aunque se me escaparon figuras como Buzz), decidí apuntarme al catering en el stand de SCEE del que me habían hablado. Como era de esperar, no pude contactar con nadie que me indicara donde estaba, por lo que finalmente acabé comiendo en el restaurante del recinto con los compis de AventuraYCia, cuya experiencia y experiencias te entretienen como a un crío.
Ya comido (el pienso alemán no es digno de mención, al menos ese en concreto), continué por el pabellón seis, “hogar” de grandes distribuidoras como EA y Square-Enix. Poco interesante vi por allí, quizá lo único el tráiler de Portal 2, y Gothic 4, de cuya saga me declaro locamente enamorado. Ah, y no quiero olvidarme del sorprendente Kung Fu Live, que funciona casi a la perfección, y de manera tremendamente sencilla. Espero que haga ruido, se lo merece. También he de remarcar el hecho de que, seco como estaba, conseguí agua (natural, qué obsesión tienen los alemanes con el gas) gratis, ya que los puestos solo venden refrigerio en vasitos de plástico a precio de oro
La siguiente parada (después de volver dos veces más a la única zona con Internet, sí, Vaiolandia) fue el mundo nueve, que contenía a un montón de fabricantes y distribuidores de hardware, accesorios y merchandising. Aquí es donde más babes había, incluidas nuestras amigas las jacas alemanas de quinientos gramos de ropa cada una, más o menos (y contando el peso de los tacones).
Poco más destacado había, como la enorme partida a Starcraft II retransmitida en grandes monitores y con comentaristas como los de fútbol, pero en alemán, lo que le restaba encanto. De ahí pasé al pabellón ocho, que además de a Nintendo y Microsoft, albergaba a tropecientas compañías responsables de diversos estilos de MMOs. De algunos de los títulos en el stand de los de Redmond ya os he hablado, pero lamentablemente llegué tarde, por lo que no pude optar a probar las versiones de Kinect, que parecían más avanzadas y con mayor variedad de juegos.
Más o menos aquí terminó mi aventura, al momento que me percataba de que había perdido la sudadera. En objetos perdidos, que para variar también estaba fatalmente organizado, poco caso me hicieron, así que mi equipaje iba a ser más ligero que a la ida. Sí es que no se puede ir como un guiri a los sitios, para la próxima tengo que organizarme mejor… -_-x
Por lo menos la jornada iba a concluir de risas y tranquilidad con algunos compañeros, como (de nuevo) el omnipresente Clopezi y señora, y todo el destacamento de Juegosdb, profesionales de esto donde los haya. No faltó el colarnos y hacer el payaso en el tranvía y el metro, momento en que nos creíamos perdidos incluido. Finalmente, dimos buena cuenta de varios codillos a la alemana.
¡OMFG, en Alemania no tienen Fanta Limón!
Ya solo quedaba vuelta al hotel, otra mala noche, desayuno no muy allá, y para el aeropuerto, donde me esperaba un largo vuelo movidito, que me dejó un mal cuerpo de recuerdo para el resto del día.
La verdad es que no sé lo que esperaba, pero al menos sé que lo que me encontré (un evento sin novedades y con mala organización) no era.
Gracias a Sony Europa por contar con el blog, y a Kristian por designarme a mí ante la imposibilidad de ambos jefes de acudir. (Roswell por lo visto tiene miedo a volar, como M.A.)