Durante la Conferencia de Desarrolladores de Videojuegos de la semana pasada se pudo ver un proyecto del que ya habíamos hablado en alguna ocasión y que ya tiene forma de realidad más allá de su clásico concepto «bola de hámster». Se trata e la Virtusfera o Esfera de realidad virtual, un interfaz de control que permite nuevas formas de inmersión en los videojuegos. Obviamente no es una tecnología de estar por casa y por la forma de introducirse en su interior, por la ausencia de visión periférica una vez te has colocado el casco y por la aleatoriedad de movimientos dentro de una esfera que gira continuamente sobre sí misma, pues como que parece algo incómoda. Incomodísima, sinceramente. Tiene pinta de que en cuanto empiezas a caminar el sentido del equilibrio comienza a fallar. Resumen: habrá que jugar con casco (y no de VR), rodilleras, coderas y protector dental. Aún así no está mal y si no sirve para jugar al menos nos reiremos con las hostias que se den los que se meten dentro.