Me lo decía mi madre cuando era pequeño cada vez que me pillaba viendo el programa de Punset: «hay gente para todo». Pues bien, aquí tenemos a un colega que de tanto jugar al Assassin’s Creed se ha flipado pero bien y no sólo se ha construido la daga que lleva oculta Ezio en la manga, sino que se ha atrevido a medio disfrazarse y a grabarse a sí mismo invadiendo la propiedad ajena (o la de sus padres, que para el caso es igual). Niños, no hagáis esto en casa. Quiero decir el gilipollas, vamos.