Cerca de un año llevamos ya debatiendo sobre lo impropia que fue la salida de Hideo Kojima de Konami, sobre lo mal que se ha portado con el creativo japonés creador de Metal Gear la empresa que le vio nacer en lo profesional hace tres décadas. ¡Maldita sea, Konami, qué desagradecida eres! Tienen en plantilla un tipo que te vende millones de juegos y no solo haces lo posible para invitarle a abandonar sino que además luchas por borrar su legado.
Kojima, padre de Metal Gear, no tiene el don de la planificación
Lo normal en ese caso, como en cualquiera donde un trabajador talentoso acabe repudiado por su empresa, es sacar la vena sindicalista. Es lo que hemos hecho todos. Pobre Kojima. Pero no estoy aquí para hablar de cosas normales. Ahora que Konami lanza la edición definitiva de Metal Gear Solid V: The Phantom Pain, quiero cometer un delito, el delito de defender a la empresa japonesa. Rompo una lanza en favor de la corporación nipona adicta a las Pachinko.
Piensa por un momento que tienen una panadería. Es un negocio rentable. Los clientes vienen asiduamente a comprar. Se llevan bollos y barras de pan cocidas a fuego lento en tu propio horno. Un buen día, el distribuidor que te aporta la masa falla. Se lo perdonas. Un fallo lo tiene cualquiera. Sales del paso y aceptas sus disculpas. A las semanas vuelve a fallar: ha tenido un problema de distribución y no llega a tiempo. Se lo vuelves a perdonar, pero pierdes ventas.
La historia de Kojima y el retraso de sus juegos es similar. Hideo no llega a la entrega en la fecha prometida, solicita que se retrase el lanzamiento y se le concede el deseo. Lo vuelve a hacer y tampoco pasa nada. Es un genio, hay que perdonarle, pensarán algunos. Y lo es, pero su capacidad para planificar proyectos no está entre sus habilidades. Como el hombre de la tienda de pan, al directivo de Konami no le apetece tener que dar más presupuesto ni tiempo.
Está en su pleno de derecho. Que no exista el Acto 3 de Metal Gear Solid V es una putada para los seguidores de Big Boss y compañía, pero también el resultado de una mala gestión de equipo y de recursos por parte de Kojima. A Kojima le puede la ambición y a Konami la pasión legítima de ganar dinero. El desarrollo de la quinta entrega numerada de la saga tuvo bastante problemática y el final de Hideo en Konami tiene mucho que ver con ello.
Porque Kojima nos puede parecer a todos un talentoso y admirable diseñador de videojuegos, pero es innegable que también tiene parte de culpa de su salida de Konami. Lo que está pasando ahora con la saga y su futuro entre zombies adictos al cristal y a los agujeros de gusano es otro tema. El distribuidor de la masa del pan del panadero también lo era hasta que perdió la oportunidad.