Estamos acostumbrados a ver el terror como algo extraño, distante y misterioso, algo de lo que no tenemos conocimiento ni certeza alguna de a qué nos enfrentamos y con solo nuestra imaginación borboteando situaciones a cada cual menos amigable… y con los videojuegos, pasa lo mismo: un escenario, una historia y el terror a lo desconocido. Hablemos un poquito de Ikai.
Viaje al este de noche
Ikai nos cuenta una historia de fantasmas basados en el folclore japonés, en este caso mezclando yōkais –espíritus, fantasmas o demonios de sus historias populares– con una historia sobre culpabilidad y deber. Seguimos los pasos de Naoko, la sacerdotisa de un templo sintoísta a las afueras de un pueblo, que debe quedarse a guardarlo mientras su tío, el sacerdote principal, visita la aldea para ayudar a los habitantes ante los rumores de que los demonios andan sueltos.
Endflame, creadores del título, no se andan con muchos remilgos y enseguida toca controlar a la protagonista utilizando sus tareas en el templo como excusa para enseñarnos los controles: como nos movemos, exploramos y, sobre todo, dibujamos los kanjis. Esto último será especialmente importante, pues los tendremos que usar como sellos para derrotar a los yōkais más poderosos que han poseído algún objeto terrenal dentro del templo.
Fantasmas, espectros y otros seres sobrenaturales
No voy a seguir hablando de la historia, pues desde el punto en el que Naoko viaja al río más cercano para lavar la ropa comienza a moverse toda la maquinaria para avanzar la trama utilizando el terror como elemento principal. Estamos indefensos ante los diferentes yōkais que nos encontremos, algunos más peligrosos que otros, así que solo podremos huir de ellos para intentar escapar y sobrevivir. Algunos son sencillos de esquivar; otros requerirán más atención… y algunos son un poco arbitrarios, para que engañarnos.
A mi personalmente me encanta el folclore japonés. Exótico para una cultura como la nuestra, resulta muy estimulante ver como desde el país del Sol naciente se narraban historias con fantasmas tremendamente imaginativos y escalofriantes. Ikai de hecho presenta como coleccionable una suerte de bestiario con ilustraciones y explicaciones de varios de estos yōkais para que los leamos y aprendamos sobre ellos. Lástima que el diseño de los mismos dentro del juego no haya podido dar más de sí.
Te asusto
Los espíritus que nos encontremos están muy telegrafiados y, la mayoría, poco inspirados a la hora de explorarlos. Los modelados están bien realizados, pero les falta profundidad en sus acciones. Solo soy capaz de recordar tres que me hayan dado algún susto por su mecánica como enemigos o por la propia trama, por lo que me parecen poco aprovechados. Para un juego que se supone debe mantenerte en vilo durante la mayoría de historia esto es un gran problema, aunque por suerte la ambientación en sí está lograda y consigue mantenerte, como mínimo, en tensión.
El resto de mecánicas de las que hace gala el juego, por otra parte, las veo un poco desaprovechadas. Podemos mirar prácticamente en cualquier rincón para buscar coleccionables, porque mover muebles o abrir cajones se usa tan poco que de una vez a otra casi se puede olvidar. Tiene algunos puzles bien montados, como el de sigilo para escapar de un enemigo por el bosque y la hierba, y cosas tan horribles como el de buscar tres palos de bambú en medio de un osario enorme… y ya digo que no se ven apenas.
Lo que vemos
Aunque quizá es culpa de la versión de Switch, demasiado dada a ralentizaciones y muy oscura. El juego he podido probarlo tanto en un PC potente como en la híbrida de Nintendo, y se nota demasiado la diferencia: el port a Switch es un trabajo mejorable, con bajadas de frame rate que entorpecen la experiencia de juego.
El juego se ve muy bien en su versión de PC además, cosa de la que también adolece su versión «menor». Como consejo… olvidaos de esta, de verdad. Si no la parchean mejor no tocarla y quedarnos con las versiones más potentes donde el trabajo artístico de Ikai reluce muchísimo más. Por suerte, el apartado sonoro es igual en todas sus versiones, aunque no destaca demasiado al contar casi en exclusiva con sonidos de ambiente salvo por el doblaje japonés que le da un puntazo al juego.
En resumen
Ikai es, por tanto, una experiencia curiosa –salvo si es en Switch, que lo acerca más al tedio. Creo que es un buen primer comienzo para el estudio, pues que unos novatos sean capaz de publicar esto como primer proyecto se merece un aplauso, pero se le notan las costuras. La versión que he jugado ha sido la de Switch, así que me es imposible no ser crítico con ello, y le veo ciertos fallos en el diseño –de los enemigos, sobre todo– que me provocan cierta rabia.
Estoy convencido que el trío de Endflame tiene potencial y espero que sigan adelante explorando el medio y mostrándonos que son capaces de hacer. Atreverse con una mitología extranjera como la japonesa ya es de por si complicado, pero los yōkais están bien representados y cuando te cruzas con uno de frente –te miro a ti, gusano extraño cuyo nombre no consigo recordar ni encontrar– los reconoces y te asutas. Por todo esto, mi valoración para el juego es de [62].