Impresiones con One Military Camp

One Military Camp es el nuevo juego de Abylight Barcelona, un estudio co  n mayúsculas que, mediante el uso de su motor propio (algo muy poco usual), nos trae su primera IP única que si bien rezuma carisma, en otros aspectos necesita mejorar.

El estudio barcelonés nos presenta un juego de gestión de un campamento de entrenamiento militar en un estado “early access” muy pulido en el que podremos jugar en dos modos: sandbox y campaña.

La segunda, la campaña, (que es la que he jugado para redactar estas palabras) es una pequeña historia de reconquista de un país-isla ficticio, en el que un malvado tirano con tintes soviéticos se ha alzado con el poder gracias a sus esbirros, que tendrás que derrotar poco a poco. Esta campaña te va iniciando poco a poco en unas mecánicas sencillas que hacen que hasta el menos acostumbrado a estos juegos de gestión de tareas puedan dominarlos en menos de media hora.

Durante esta campaña deberemos ir conquistando territorios de vuelta mediante el envío de las unidades especializadas que entrenemos en el campamento. Simple, no hay combate, solo seleccionas los soldados con mejores estadísticas y pa’lante. Y estas conquistas nos harán desbloquear proveedores de suministros, bancos que nos puedan prestar dinero, poblaciones de las que vendrán nuevos reclutas y un ingreso de dinero por región. De este último punto ya hablaremos más adelante.

Un campamento de alegrías…

El campamento es nuestra base, nuestra casa. El lugar dónde contrataremos no sólo soldados, sino también cocineros, personal de mantenimiento, seguridad (raro en campamento militar), médicos e investigadores, y que mediante el edificio de reclutamiento podremos ver las estadísticas iniciales de cada recluta y sus aptitudes positivas y negativas. En las aptitudes positivas tenemos por ejemplo que trabajen más rápido por el día, o que se suban más rápido alguna de las cuatro estadísticas principales; y en el contrario, en las negativas, tenemos, por ejemplo, que enfermen con más frecuencia.

Este manejo de las aptitudes y las estadísticas van fuertemente enlazadas a los distintos edificios que podremos construir en, al menos, uno por cada especialización (¡y son 23 en total!), y que, además de dinero, nos costará la constante atención de nuestro personal de mantenimiento que se encargará de reparar lo edificios y reabastecerlos de suministros.

Eso sí, de manera manual tendrás que darle la orden de relleno suministril que, si bien te permite automatizarlo con mejoras, también te permite gestionar el dinero que gastas en pedir a los proveedores. Si pierdes de vista, por ejemplo, la cocina, todos los reclutas se quedarán con hambre y por alguna razón, quietos, en un limbo poco alejado de la vida real dónde a veces, si tienes hambre, te vas a dormir.

…y de tristezas.

Hablando de esta precariedad, sobre todo monetaria, es la situación que vamos a sufrir en gran parte del juego. El único método para recibir ingresos es la de conquistar territorios, teniendo primero una recompensa por cada misión enviada a ese territorio, con un bonus si la completas en un tiempo determinado, y después un ingreso pasivo diario fijo.

Esto puede parecer buena idea, pues estás recibiendo cada vez que haces algo fuera del campamento e incluso parece premeditado por los diseñadores, pues, si vas un poco con un recluta de cada, tienes un poco menos de los ingresos totales, pero he llegado muy fácil a situaciones en las que, estando a negativo mi balance, se me ha hecho imposible avanzar para comprar el edificio de la siguiente especialización necesaria para la siguiente misión que me daría un poco más de dinero, incluso con ingresos positivos, dejándome solo con lo justo para sobrevivir pues, cuando consiguiese dinero para el día siguiente sólo tendría para reabastecer suministros y no para ahorrar, alargando aún más la sesión de juego.

Otra cosa que me alargó más la partida o, al menos, el tiempo entre misiones, son los espías. Avanzando ya en la campaña vamos a tener que hacer frente a diversos peligros que vengan a nuestro campamento, tales como espías o drones, que inutilizaran tus edificios. Aquí es dónde, a mi parecer, flojea más el gameplay, porque, a pesar de construir las defensas pertinentes mis soldados tardaban en ir a reprender al espía, teniendo que ver como mi encargado de defensa se quedaba mirando mientras el espía ponía la bomba y se piraba.

Esto también se debe a que los soldados de normal no detectan al espía de manera automática y tienes que ser tú quien esté pendiente de todo el mapa como un jugador profesional de League of Legends buscando alguien que te venga por la jungla.

Por último, y ya que hablamos del tiempo, el tiempo que tardan los reclutas en llegar a las metas en ocasiones se hace largo, que no es problema pues se solventa contratando soldados unas aptitudes mejores o utilizando especializaciones de nivel inferior para subir a un nivel superior. Pero si que se echa en falta un botón que permitiera avanzar el juego más rápido aún.

Estos problemas y constantes sabotajes me han llevado a situaciones que me han hecho esbozar una sonrisa, y es que, con tanto edificio explotado, y tanto soldado en enfermería, he necesitado optar por despedir a los enfermos y contratar a nuevos reclutas que sigan con las tareas que se tienen que seguir haciendo en el campamento. Algo cruel que solo un auténtico militar haría ¿no?

Luz al final del túnel

One Military Camp es un juego muy sólido e increíblemente suave como una palmera. Los únicos problemas que he tenido han sido aspectos muy pequeños que son muy fáciles de implementar y que, ya habiendo anunciado un roadmap con un buen puñado de jugosas actualizaciones, seguramente acaben puliéndose para convertir este juego en su propia cosa.

Todos los elementos de esta versión Disney de USA vs URSS convierten a One Military Camp en un juego dónde hasta los menos duchos pueden disfrutar de una experiencia de gestión simple y que permite vislumbrar próximas entregar de esta nueva IP en otros contextos.

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