Han pasado casi dos semanas desde que probamos la consola, tiempo más que suficiente para analizar fríamente el catálogo de la que será nueva consola de Nintendo. Durante este periodo Wii se ha puesto a la venta en Estados Unidos con gran aceptación de público, aunque irregular de crítica, y las horas que quedan para que se pueda adquirir en España se hacen cada vez más largas. Ya hemos comentado en varias impresiones lo que puede dar de sí el catálogo de debut de la máquina de Nintendo, elevado en número de lanzamientos pero escaso en calidad. Hoy, para finalizar la serie, dos impresiones de juegos que, para mi modesta opinión, representan la cara y la cruz de Wii: Wario Ware Smooth Moves y Need for Speed Carbono.
Se dice rápido, pero faltan únicamente dos semanas para que todas las personas que lean esto puedan probar Wii en sus casas. No hace falta decir que será un éxito de ventas en esta campaña navideña puesto que esta vez más que nunca hace falta probar una máquina para saber si merece la pena desembolsar el dinero por ella. Personalmente tuve la oportunidad de tomar la decisión el pasado día 16 y cualquiera que haya leído las impresiones no dudará en cual fue mi elección. Al menos de entrada, considero que Wii es cara, técnicamente discreta y con un catálogo muy pobre salvo un par de honrosas excepciones.
La decisión sin embargo no se basa en esas, creo que objetivas, consideraciones, sino en la que para mí debería ser la diferencia significativa entre Wii y las otras consolas: sus juegos. Y cuando me refiero a los juegos no quiero decir el mando; lo cierto es que me da igual controlar un Call of Duty 3 con un stick analógico que con un wiimote, ningún sistema es mejor que otro y aunque lo fuera, el caso es adaptarse como lo hemos hecho del teclado al pad. La ambientación, la capacidad de inmersión, la interactividad necesaria en todo videojuego se puede conseguir de muchas formas y creo que el wiimote no mejora sustancialmente ninguno de los dos primeros conceptos y tan solo mínimamente el tercero.
La cara de Wii vendría ejemplificada en Wario Ware Smooth Moves, o en su defecto, en Rayman Raving Rabbids o Trauma Center: Second Opinion. Títulos creados específicamente para el hardware de Wii (sin olvidar que Trauma Center es un remake de un título de DS), que aprovechan de forma significativa las posibilidades del mando, perfectamente adaptados a las posibilidades que ofrece el control y, además, exclusivos. La cruz vendría representada por títulos como Need for Speed Carbono, Call of Duty 3 o Far Cry Instincts, títulos multiplataforma, con menos posibilidades jugables que en otras sobremesas, técnicamente obsoletos y que justifican su aparición en Wii porque se puede apuntar a la pantalla con el mando o porque se conduce con el wiimote de lado.
Cuando probaba Wario Ware, versión Wii, el pasado día 16, sentí, a pesar de que era la misma demo del E3 cuyos videos había visto infinidad de ocasiones, que el mando era perfecto para él; te puede gustar más o menos el juego, su mecánica, sus gráficos, pero es innegable que es divertido y que es perfecto para el sistema de control. Puedes representar docenas de acciones en una mezcla que es más divertida cuanto más rápida. Wii está hecha para juegos así, que diviertan, que sean sencillos de controlar, que se salgan de la rutina marcada por los grandes estudios. Esto no quiere decir que no deba tener versiones de juegos multiplataforma, ni mucho menos, tan solo que estos son actores secundarios respecto a las que deberían ser exclusividades bien aprovechadas. Jamás pensé que me volvería a llamaría la atención un título con Rayman de protagonista hasta que probé la versión de Wii, divertido a más no poder, fresco, distinto.
Sin embargo tras probar Need for Speed y Far Cry únicamente podía llevarme las manos a la cabeza y decir: ¿por qué alguien va a querer jugar a esto? El arcade de carreras de EA se controlaba con el mando sujetado con las dos manos, en horizontal, giramos moviéndolo, pero ¿es por ello más divertido? Tiene peores gráficos que el primer Need for Speed de Xbox, la sensación de velocidad es nula, la iluminación (si se le puede llamar así a dos líneas blancas que se van haciendo más gruesas según se alejan del vehículo) horrible, los modelos de los coches cuadriculados y la dificultad exagerada por la curva de aprendizaje necesaria para el mando. Y si hablamos de Far Cry, la cosa es aún peor ya que repite todos los defectos: gráficos peores que en la anterior generación, cámara que se queda atrancada al girar, horrible transposición de los movimientos del wiimote para golpear con un arma cuerpo a cuerpo, tasa de frames bajo mínimos… un auténtico horror, por mucha beta que pudiera ser. Yo, de Nintendo España, habría apagado el monitor que lo mostraba y puesto un cartel de «consola en revisión«. Y en esto coincidieron tantos otros conmigo como en las impresiones que dejó Red Steel.
Nintendo tiene una batalla prácticamente ganada, la de un lanzamiento exitoso, una gran aceptación popular y un evidente gancho mediático. Que medios supuestamente elitistas como Times declaren que Wii Sports es el mejor videojuego de todos los tiempos se debe a dicho punch, a una colosal campaña de marketing y al desconocimiento del redactor. Pero, bajo mi modesta opinión, le va a costar mucho vencer la guerra. En cuanto Xbox 360 y PS3 moderen su precio (bueno, PS3 con que salga en marzo en España nos conformamos), Sony aumente la capacidad de fabricación de sus cadenas de montaje y Microsoft consiga que su máquina tenga un buen número de AAA exclusivos para su máquina, lo que en resumidas cuentas será la campaña navideña de 2007, Nintendo tendrá un problema más que serio que resolver. Y solamente puede hacerlo de una forma: como ella sabe, con juegos frescos, originales y que se adapten a lo que pretendían cuando diseñaron la máquina. Estaré esperando.