Qué jodido que es empezar a jugar a un juego que no te suena de nada. En el caso de que te hayan pasado una clave, como es el caso, la presión no es tanto un tema de dinero – que también, al final a los PRs les cuesta una parte de su presupuesto confiar en los medios -, sino de responsabilidad.
Un descubrimiento
Responsabilidad por estar atento a cada detalle buscando buenas maneras, potencial y, quién sabe, genialidad. Fast RMX (Shin’en, 2017) tiene un poco de todo. Como juego de velocidad futurista está bien acabado y es entretenido, hasta el punto que tengo tentaciones de incluir un «muy» en la frase. Cuenta con un modo online para 8 jugadores y uno local en Split Screen. Además, aparece en la mejor coyuntura posible: el lanzamiento de una máquina
Pero Fast RMX no es un juego de circunstancias. Como bien apunta Ricardo Polo por Twitter, ni siquiera es un juego nuevo. Es una revisión de Fast Racing Neo para Wii U, que, a los mandos, no parece creada para rellenar huecos, aunque lo acabe haciendo por falta de catálogo. Es un título muy competente al que tan solo le puedo achacar una alarmante falta de carisma. No transmite la elegancia de Wave Race ni la sobradez de F-Zero pero tanto a nivel jugable como técnico tiene argumentos de sobra que le deberían permitir construir a su alrededor una armadura de carisma con la que encandilar al personal. Joder, su Hero Mode es de lo más adictivo que recuerdo en un juego de coches en mucho tiempo.
Pero este juego, incomprensiblemente, llega como una cerveza que está buenísima pero que se vende a través de una marca blanca, sin aparente personalidad, sin repiqueteo de tambores, sin un lore rimbobante, como si le dieran alergia los focos y los dieses. Y joder, por una vez, se echa de menos unos mayores cajones para darle pomposidad al asunto. Que la base de Fast RMX es buenísima, que el sistema de rampas de colores a lo Ikaruga para beneficiarte de los turbos le da mucha vidilla y que la sensación de velocidad está conseguidísima. Pero le falta ese algo, esa chispa, que tan solo hubiera necesitado de la aparición de pilotos estrafalarios para desbloquear. En fin. Habrá que quererlo como es, que no es poco.
Juegazo… ¿Por accidente?
Cosas como el Hero Mode te hacen ver que de experimento Fast RMX tiene muy poquito. Está calculadísimo. No me atreveré a compararlo con ese sorpresón de Wii U llamado Splatoon, para mi el mejor juego de la consola por varias razones, pero sí que me ha parecido un tapado en una máquina a la que se le acusa de tener solo Zelda como juego. Si tienes Switch y buscas algo con lo que combinar las partidas a Breath of the Wild, Fast RMX es una gran opción. O en otras palabras: JUEGARRO.