Impresiones: Kamiko no me ha hecho tilín

No había leído casi nada de Kamiko (2017, Skipmore), pero tenía la secreta esperanza de que se pareciera remotamente a Nuclear Throne (armas a tope); pero tras jugarlo durante un rato y superar la primera fase me ha quedado claro que no es el juego que buscaba.

Indie retro arcade

En Kamiko encarnaremos a una sacerdotisa que tiene que recorrer niveles resolviendo puzles a la vez que lidia con decenas de enemigos cojoneros que no nos dejarán respirar ni un segundo. Tras resolver los puzles de cada fase, centrados en desbloquear puertas, te enfrentarás a un boss. Yo solo he jugador contra el primero, pero me ha quedado claro que aquí no se andan con concesiones.

Si ya solucionar la primera fase a nivel de puzles me ha llevado bastante más de lo que el tamaño del mapeado podría sugerir, acabar con el jefe final de fase me ha llevado un buen número de intentos. Una vez aprendida la mecánica ha sido cuestión de tiempo, pero facilidades he encontrado muy pocas.

Impacientes, abstenerse

De Kamiko destacaría su espíritu arcade. Parece estar concebido como un reto para el jugador, al más puro estilo de los videojuegos de hace un par o tres de décadas. Si te gusta la estética retro y los puzles quizá quieras echarle un vistazo, los 5 € que cuesta y lo que ocupa (menos de 120 MB) parecen convertir al juego de Skipmore en una buena prenda de fondo de armario, pero a mi personalmente me ha parecido más bien algo que no me ha hecho tilín.

Quizá le de una segunda oportunidad, pero será principalmente porque Nintendo, de momento, no permite devolver los juegos comprados en la eShop.

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