Una foto de tu madre, venga vale; de tu novia, también. ¡Incluso de tu perro! Pero llevar un sticker con tu propio careto en el iPhone me parece demasiado… demasiado, por no decir algo peor. Esto me recuerda a un chiste que contaba Barragán, de una mujer que creía que su marido le engañaba y le registraba los bolsillos del abrigo y se encontraba con un trocito de espejo cuadrado. Entonces se miraba en él y decía, «anda que como pille yo a la mala puta esta». Pues lo mismo: ¡Kojima, cómprate un espejo!
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