Hablar de Mass Effect es hablar de una de las sagas de videojuegos más queridas por los fans. El universo futurista creado por BioWare es uno de los más ricos jamás creados, y puede hacer perfectamente la competencia al de sagas como Star Wars, Star Trek o Matrix.
Un universo cohesionado y vivo
Que Mass Effect, como saga, se ha ganado el puesto que ocupa hoy en el Olimpo de la ciencia-ficción, es innegable. Cómo lo ha hecho es lo que vamos a ver hoy. Mass Effect ha conseguido hacer lo que muchos han intentado y no han logrado: ofrecer al jugador un universo creíble y, más importante, plausible. BioWare consigue que el jugador se meta tanto en la historia que pueda llegar a sentirse parte de ese todo que supone la Vía Láctea reimaginada casi 200 años en el futuro de la trilogía de Shepard.
Sumergirse en el universo de Mass Effect es sumergirse en una sociedad interestelar y multicultural, con cientos de especies distintas y diferenciadas que hacen del universo un lugar diverso y rico que invita a ser explorado. BioWare tenía claro lo que hacía cuando decidió construir su propio universo, ya que no deja flecos sueltos, todos los cables conectan unos con otros y dan esa sensación de credibilidad y cohesión que tan necesaria es para absorber al jugador y conectarlo emocionalmente con lo que está jugando.
Es precisamente esa cohesión lo que hace que el universo de Mass Effect compita, e incluso supere, a otros queridos universos de ciencia-ficción. Ese mimo por los detalles, por crear un trasfondo para todo, por dotar de historia y razones a cada una de las especies que pueblan la galaxia, todo ello es lo que hace de la saga de Mass Effect una obra maestra en sí misma. Nos encontramos ante un universo cambiante, realista, que refleja las vidas y preocupaciones de numerosas especies y que ofrece una ambientación como nunca antes vista.
Mass Effect es un reflejo de nuestra sociedad
Quizá muchos no se den cuenta a simple vista. Quizá haga falta embarcarse en la saga para descubrir que el universo de Mass Effect no es un universo paralelo a la sociedad humana que conocemos. En el universo de BioWare quedan perfectamente reflejados los mismos problemas que afectan a nuestra sociedad: el racismo, la xenofobia, la pobreza, el hambre, las guerras, la religión… Todo ello nos resulta extrañamente cercano y conocido.
La razón por la cual nos sentimos reflejados en el universo de Mass Effect es porque, ciertamente, es un reflejo de lo que vivimos día a día. BioWare se toma sus licencias en temas más propiamente científicos, pero es difícil no reparar en las tensiones entre turianos y humanos por conflictos pasados, o el odio de los krogan a los salarianos por crear la genofagia. El trasfondo sobre el que se construye la estructura del universo de Mass Effect es el trasfondo de la historia humana: tensiones entre personas a causa de ideología, color de piel o religión.
Sin embargo, BioWare no sólo refleja lo malo de la condición humana. También vemos reflejada la unión de las diferentes especies frente a un enemigo común como los segadores. Esta unión, centralizada en la figura del/la comandante Shepard, no es sólo una unión simbólica. La unión que podemos ver en Mass Effect es el tipo de unión por el que las distintas especies dejan atrás sus diferencias y pelean codo con codo para hacer frente a la verdadera amenaza. BioWare nos quiere decir que da igual tu especie (tu color de piel, en el caso de la raza humana), tu ideología o tu religión. Todos podemos convivir y respetarnos, querernos o enamorarnos, sin importar la raza o el sexo, y ha sido numerosas veces la propia BioWare la que ha enfatizado y defendido su postura en este aspecto. El universo de Mass Effect es un reflejo de la sociedad, de lo que ha sido, de lo que es y de lo que puede ser, y conseguir reflejar perfectamente la sociedad humana a través de una sociedad ficticia en un universo de ciencia-ficción es un logro muy grande.
Una historia y unos personajes inolvidables
Hablar de Mass Effect sin mencionar su historia o la construcción de sus personajes no es hablar de Mass Effect.
La historia de Mass Effect, como muchas otras, es la historia de la lucha contra algo que, a priori, parece imposible poder ganar. Es la figura de Shepard la que conforma el centro de la historia de la saga, en torno a la cual se va escribiendo la historia de la galaxia y de cómo hizo frente a la mayor amenaza de su historia. Puede parecer una historia corriente, la de cómo un héroe unifica a los diferentes pueblos para hacer frente al invasor (muy al estilo de Braveheart), pero Mass Effect es algo más, y ese algo más le debe mucho a la construcción de su universo, del que ya he hablado, y de sus personajes, de los que voy a hablar.
BioWare tenía claro cuando creó el primer juego de la saga que, si pretendía dejar huella, una buena historia debía ir acompañada de unos personajes a la altura, así que se pusieron manos a la obra. Es cierto que Mass Effect 2 y Mass Effect 3 mejoran notablemente lo visto en el primero, pero fue el primero quien introdujo a varios de los personajes más queridos de la saga. Garrus, Liara, Tali, Wrex, Joker… Todos ellos son personajes muy queridos por los fans, y esto no ocurre por casualidad. Todos y cada uno de los personajes introducidos en Mass Effect son distintos, y no sólo por pertenecer a diferentes especies. Cada personaje hace gala de una personalidad y un carácter propios que lo diferencia del resto de personajes, creando, por lo tanto, una entidad única. Lo que consigue BioWare va ligado con lo que he dicho anteriormente, y es que no importa la especie a la que pertenezcan nuestros compañeros de la Normandía, aprendemos a quererlos a todos ellos.
Es interesante ver cómo BioWare integra a unos personajes genialmente construidos en la historia principal, y cómo hace que nos interesemos por ellos. Una de las novedades que traía consigo Mass Effect 2 con respecto al primero eran las misiones de lealtad. Esto fue un acierto por parte de BioWare, ya que profundizaban en el trasfondo de los diversos tripulantes de la Normandía y nos hacía conocerles mejor, empatizar con ellos. Estas misiones de lealtad a veces suponían desviarse un poco de la misión central, pero enlazaban con partes del lore del universo de Mass Effect y nos hacían meternos un poco más en él.
Y es que Mass Effect no sería lo que es sin una historia y unos personajes a la altura del universo de ciencia-ficción construido para la ocasión. Una historia que, por cierto, está llena de momentos duros, de momentos emotivos y de momentos felices, como la vida misma. Una historia con la que se puede reír y llorar. Una historia que, sin duda, se disfruta como pocas.
En definitiva, Mass Effect se ha ganado por méritos propios el título de obra maestra de la ciencia-ficción. Tendrá sus defectos, y no estará hecha para todos los públicos, ya que hay gente que prefiere la acción directa y frenética, pero es indudable que Mass Effect es historia de los videojuegos. Es cierto que su última entrega, Mass Effect Andromeda, quizá no esté a la altura de la trilogía original, pero lo que no hace es empañar una saga que, como he dicho al comienzo, forma ya parte del Olimpo de los videojuegos y de la ciencia-ficción.