Práctica y divertida manera de empezar el día: acudiendo a una presentación currada, tanto por la ambientación como por los invitados. Y si encima desayunas gratis, pues mejor.
De Kinect Star Wars, el juego presentado, no hablaremos todavía, habrá que esperar al lanzamiento. Así que fuimos al Palacio de Deportes de Madrid, a las 10 de la mañana, con el estomago vacío. Y tras un cafelito y bollitos, y admirar las piezas de coleccionista que decoraban la sala, nos sentamos a ver qué nos contaban, y qué nos enseñaban.
Primero, uno de los responsables de Microsoft nos relató que Kinect está mejorando el mundo con sus aplicaciones en medicina, rehabilitación, y tratamiento de personas convalecientes o dependientes, entre otros usos igual de loables. Y que este es el año de Xbox, porque está vendiendo más que ninguna otra plataforma. Después tomó la palabra Jorg Neumann, productor ejecutivo del titulo. Como fan de Star Wars, Jorg estaba muy ilusionado, al igual que George Lucas, que quedó entusiasmado con la idea de llevar su legendaria franquicia a la nueva herramienta de los de Windows. Nos contó que tanto desde el estudio de la empresa de Redmond como desde LucasArts, la intención estaba clara: crear un juego accesible a los 100 millones de aficionados al universo de los Skywalker, de los que apenas un 2-3 % son jugadores de videojuegos habituales; para este buen hombre, el culpable de esto es el pad tradicional: demasiado complejo. También han intentado hacerlo atractivo para todas las generaciones de Jedis y Siths, añadió.
Tras una demostración con la ayuda de un miembro de su equipo (en plan E3), apareció por fin el invitado estrella, el principal motivo de muchos para la cita: el gran Santiago Segura, ese castizo Don Juan contemporáneo cuyas palabras suelen contener puñales y provocar carcajadas a partes iguales. Santiago subió al escenario acompañado por Lily Morett, una muy joven (diez añitos) actriz, convencido de que por la diferencia de edad y tamaño tendría más posibilidades de resultar victorioso. Y lo consiguió.
Segura nos entretuvo un buen rato con sus comentarios y respuestas, a cual más irónica e incluso dañina para los intereses de sus anfitriones, aunque se le perdona por la espontaneidad de la que hace gala. También nos deleitó con sus innegables habilidades como maestro Jedi, explotando su vena de Showman Total.
Como último plato, nos quedaba probar Kinect Star Wars, y participar en un pequeño torneo mediante el minijuego de la carrera de vainas, cuyo premio (único y gordo) podéis ver en la siguiente foto. Huelga decir que hubo mucho tongo porque no me lo llevé yo. Como mínimo, diremos que el control no acompañó. A mí al menos.
Y poco más había que hacer allí. Todavía hubo tiempo para que servidor se tomara una foto con Santiago Segura, el álter ego de Torrente, o que unos aficionados (o quizá profesionales) habituales de eventos de Star Wars nos ofrecieran un pequeño espectáculo coreografiado. Os recomiendo encarecidamente que no os quedéis sin conocer los objetos exclusivos que decoraban la sala (prestados por coleccionistas privados), incluido el R2-D2 a tamaño real radio-controlado montado por un aficionado a lo largo de cuatro años y gastando miles de euros para ello.
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