Final Fantasy es una de las sagas más laureadas de la historia, y sobre eso no hay discusión. Ya no es solo que ciertas situaciones de sus entregas hayan pasado a la memoria colectiva y sean recordadas por jugadores que no hayan jugado siquiera a los títulos, sino que los memes, bromas y situaciones han traspasado la pantalla y permeado en nuestra sociedad. Por eso mismo, hagamos una pausa para hablar de dos títulos muy especiales dentro de la saga y de los cuales beben no solo esta sino muchos de los JRPGs que les han precedido. Hablo, como no, de Final Fantasy IV y Final Fantasy V a través de la obra escrita por Jonathan Remoiville y editada por Héroes del Papel La Leyenda de Final Fantasy IV-V. Además, este es un momento muy especial para rememorarlos, pues el cuarto episodio de la saga cumple este mismo año su trigésimo aniversario, por lo que hablar del libro para explicar un poco la influencia de estos dos títulos no podría llegar en un mejor momento.
La leyenda de Final Fantasy IV-V
Final Fantasy IV fue un antes y un después dentro de la saga. Una historia madura muy alejada de los clichés japoneses que suelen plagar este género y muy novedosa en su momento e incluso a día de hoy; un elenco de personajes extenso con un grupo que depende del momento de la historia y sobre los cuales pesa el ritmo de la trama; un sistema de batalla que sirvió de base para los títulos de la saga durante diez años y un equipo de combate con cinco personajes, algo único en todas las entradas principales de la franquicia. Estos son los elementos que marcaron a los casi dos millones de jugadores que compraron Final Fantasy IV cuando salió en el año 1991 en Japón y Estados Unidos.
Para ponernos en situación, tratar la redención de un personaje como tema principal y motivo de avance de una trama es algo raro dentro de la franquicia e incluso fuera de la misma. Cecil, Kain, Edge, Golbez… personajes que nos muestras historias de redención a lo largo de todo el juego través de su propio transfondo, con Cecil Harvey como protagonista y motor del título. Un personaje que se nos presenta en media res como uno el capitán de la Alas Rojas de Baronia, la élite militar no solo de su reino sino de todo el mundo. Un hombre con poder, entrenado y disciplinado que domina el arte de los caballeros oscuros, pero que, al final, es un hombre con dudas. Dudas ante la legitimidad de las acciones; dudas ante las decisiones de un monarca al que debe lealtad no solo como rey sino como su padre adoptivo; dudas ante el futuro que depara al reino bajo estos actos al resto del mundo y sobre su propia existencia como caballero oscuro.
El caballero y el vagabundo
Ver a Cecil bajo esta premisa se nos presenta casi antagónico a la mayoría de personajes principales del RPG japonés, que suelen representarse con el monomito del héroe que, alejado de la acción, se ve empujado a una serie de eventos que lo definen como lo que es (Bartz, Squall, Tidus o Vaan en Final Fantasy; el protagonista de Dragon Quest VII; la mayoría de los protagonistas de Tails of como Lloyd o Cless…). Aquí es distinto: Cecil ya tiene un cometido, ESTÁ en la acción, y pese a todo se cuestiona sus acciones y lo que ocurre a su alrededor bajo el prisma de su moralidad. Ahí comienza su redención como caballero oscuro y posterior renacimiento como paladín, ese cuestionamiento de los valores bajo los que vive y su posterior lucha contra la opresión que simboliza Golbez y sobre el cual prefiero no decir más para evitar destripar el juego a los que estén leyendo esto y no hayan jugado aún al título.
Como ya he establecido al hablar de Cecil y compararlo con el resto de protagonistas del JRPG, es caso de Bartz es muy distinto, así como el elenco de Final Fantasy V en general. Mientras que la cuarta entrega hace uso de un personaje principal con una mentalidad muy definida dispuesto a arreglar el mundo y expiar sus pecados, así como una gran variedad de acompañantes que ayudan a enriquecer la trama, todo esto sin perder de vista de quién es la historia, en la quinta parte Bartz no es ni mucho menos un personaje con unos valores tan marcados. Bartz es un trotamundos, y si bien es el primer personaje al que controlamos, apenas puede considerársele como el protagonista de la entrega. Él no busca salvar el mundo ni lucha contra el mal, solo le ha tocado hacerlo porque ha sido elegido por los cristales. Lenna, por otro lado, es un personaje que si que encontramos en medio de la acción: está buscando a su desaparecido padre, que ha había ido a la torre del viento a investigar que el viento se haya detenido.
Estos dos personajes, junto a Galuf y Faris (y más adelante, Krille), corresponden el elenco completo de personajes jugables de Final Fantasy V. El grupo entero es el protagonista, y aunque cada uno tenga su propia personalidad, actúan como uno en todo momento desde que se unen al poco de comenzar la historia para salvar el mundo. La trama, si bien está tan definida como la de su precuela, coge el foco que tenía la historia personal de Cecil y la traslada a un enfoque más global, donde cada ciudad y personaje secundario que conozcamos tendrá un papel dentro de la misma. La aventura avanza de una forma muy distinta a como se nos presenta en Final Fantasy IV, y aunque se nos muestran paralelismos entre ambas y ciertas situaciones similares, son muy distintas en su desarrollo, siendo la de Final Fantasy V más genérica del género dentro de su personalidad propia.
Un ensayo sobre los la transición a SNES
Todo esto, que está sacado de mis propias reflexiones tras haber completado los juegos varias veces y haberme leído La Leyenda de Final Fantasy IV-V, no es más que una interpretación de parte de lo que ofrece el libro, un ensayo sobre la historia e influencias de ambos juegos, con más énfasis en la cuarta parte por existir además Final Fantasy IV Interlude y Final Fantasy IV The After Years. Conservador en su formato, la obra es similar a los libros de Nicolas Courcier y Mehdi El Kanafi (La leyenda de Final Fantasy VII) o de Rémi Lopez (La Leyenda de Final Fantasy VIII), tratando inicialmente la trama de manera específica para, a continuación, realizar un análisis de los personajes sobre su construcción, motivaciones y desarrollo, así como los propios elementos del mundo que son clave a la hora de contar la historia. Por último, el autor realiza un análisis de la construcción de los juegos con sus influencias, desarrollo y legado, así como su música.
Es este punto donde más interesante podemos encontrar el libro. El análisis realizado es extenso y trata de manera completa todos los aspectos de las obras: cómo Tokita y Sakaguchi se inspiraron en Star Wars para construir la trama y Uematsu en el propio John Williams para componer en el cuarto episodio; el papel de Nomura dentro de Final Fantasy V, como concibió Tokita el nacimiento de Final Fantasy IV The After Years… todos puntos muy interesantes de incidir y explicados de una manera ligada para mantener una narrativa a la hora de explicar todos los apartados.
Sin embargo, echo de menos un poco más de profundidad en el análisis, alguna entrevista o similar al estilo de La leyenda de Final Fantasy VII. El texto de La leyenda de Final Fantasy IV-V, por la forma de redactar el ensayo por parte de Remoiville, tiene a reincidir excesivamente en los mismos conceptos e ideas, cosa que puede llegar a cansar. Entiendo que por la complejidad de las propias obras en sí, mucho más simples en su concepción y ejecución que sus hermanas menores, las ya mencionadas Final Fantasy VII u VIII, el análisis de la obra no puede alcanzar un nivel tan profundo, por lo que esa repetición constante de las ideas principales vienen en cierta parte por la propia incisión de las obras en ellas. El tema de la redención y el legado en Final Fantasy IV y After Years respectivamente es clave y prácticamente toda la historia se basa en ellos.
En resumen
La leyenda de Final Fantasy IV-V es un libro muy interesante para descubrir más de dos juegos que marcaron como pocos el desarrollo de los posteriores Final Fantasy. El establecimiento del estilo narrativo de la saga y definición de la estructura musical para las próximas entregas de Final Fantasy IV y la depuración absoluta del sistema de trabajos de Final Fantasy V (mi Final Fantasy favorito, por cierto) que heredó la saga principal encarnándolos en distintos personajes hasta Final Fantasy X-2 (el último en hacer uso de un sistema de trabajos, en este caso basado en las vestisferas) para luego dar el paso al spin-off The 4 Heroes of Light y finalmente en títulos más modernos como Bravely Default u Octopath Traveler.
Aprender más de estos dos títulos es aprender más sobre cómo Squaresoft y posteriormente Square Enix, así como el propio género del jrpg, ha evolucionado. Dos títulos que sentaron catedra e influenciaron a toda una generación de jugadores japoneses y americanos (en el caso de Final Fantasy IV, renombrado como Final Fantasy II en Estados Unidos, ya que el quinto episodio nunca llegó a lanzarse en su formato original en el país) y, bueno, también a un servidor cuyo primer contacto con la saga fue Final Fantasy X y de ahí pasó a Final Fantasy V a través de la reedición de los títulos para la Game Boy Advance. Aún a tenor de spoilers por cómo introduce cada parte del libro cada juego, destripando completamente la trama, la lectura de La leyenda de Final Fantasy IV-V es un imprescindible para los fans de la saga y aquellas personas que amen el género y la saga creada por Sakaguchi hace ya más de treinta años. Parece increíble cómo ha avanzado todo una vez que indagamos en estos títulos y la revolución que supusieron en su momento e incluso a día de hoy.