Que el sector de los videojuegos es, a cada momento, más y más competitivo no es descubrir América, y desde el punto de vista de los gamers es… ¿perfecto? En efecto, el alto nivel de competitividad obliga a las desarrolladoras a exprimirse el cerebro para lograr obras maestras con las que destacar y tenernos contentos. Sin embargo, como muchas veces ocurre esto es sólo teoría. “¿Qué quieres decir?” Os preguntareis. Sencillo, el mundo de los videojuegos está enloqueciendo en dos aspectos: con ellos mismos y con nosotros, los gamers.
Con nosotros…
Porque, en lugar de luchar por dar a luz esas teóricas y deseadas obras maestras, la mayoría (no todos, por supuesto) de los estudios parecen haberse puesto de acuerdo en bajar el listón. ¿Cómo? Sí, ahora la máxima parece ser: “métele unos buenos gráficos, tres o cuatro efectos que poner en los teasers y tráilers y empecemos con el siguiente título, ¡qué hay que hacer dinero!” Y eso los que tienen presupuesto para teasers y trailers… Sin una mecánica fuerte detrás, sin dificultad que realmente te haga ponerte tenso (aún recuerdo esos sudores y cabreos con Megaman), sin duración, sin sabor.
Señores, esto no es el show business, esto son VIDEOJUEGOS.
¡¡¡Enséñame la pastaaaa!!!
Con ellos mismos…
Porque con esta dinámica tan acelerada sólo logran desprestigiar su trabajo. Ya no se disfruta tanto al jugar porque sabes que en cuanto te pases ese título, tienes otros tantos esperándote; tus esfuerzos y tu cabeza no están en él, y así no se disfruta igual.
En cuanto al precio, podríamos escribir a Sony para que eliminase las ediciones platinum; ya no tienen sentido, a las dos semanas (como mucho) encuentras juegos a mitad de precio, y no siempre de segunda mano. ¿Qué significa todo esto? Que las desarrolladoras no confían en sus creaciones me parece un poco fuerte afirmarlo, pero que la gente ya no exprime los juegos es una verdad como un puño, no los disfruta hasta el final. Los compran, se los “pasan” y los venden lo antes posible para que no se devalúen mucho y poder conseguir más dinero con el que repetir el proceso con otro título.
¿Mario’s real face?
También hay quien afirma “yo prefiero esperar un poco a pillarme este videojuego, que en nada está más barato”; chico listo. Traducción: desprestigio, el videojuego ya no es un fin, es sólo un medio como otro cualquiera de entretenimiento. Así es como veo el panorama actual ¡joder yo aún recuerdo comprarme mes a mes la Nintendo Acción para saber más sobre Pokemon Oro y Plata y mientras ir ahorrando para poder comprarlo en cuanto saliese!
¿Solución? Difícil… no todos aceptarían un control de calidad serio que sólo nos hiciese llegar lo mejor de lo mejor, que nos devolviese aquellos títulos con los que la experiencia no se resumía al momento de jugar; iba más allá, iba de sentir (que levanten la mano quienes aún recuerdan dónde estaban cuando evolucionó su primer pokémon, o los que se saben de memoria dónde están las vidas escondidas en Mario; ellos sabrán a lo que me refiero).