Soy muy fan de Rise of the Tomb Raider. Me parece maravilloso, como conté en mis primeras impresiones, a muchos niveles. Incluso su naturaleza de videojuego nacido en la rebeldía, posponiendo su estreno en la exitosísima PS4, y aplazando el lanzamiento en el mercado de los compatibles, tan diferente al de las consolas de sobremesa, me pone.
Ahora bien, esa es simplemente mi opinión. Si a ti no te gustó el primer episodio del reboot de Tomb Raider, no esperes grandes revoluciones. Rise of The Tomb Raider se limita a ser más y mejor. Que no es poco. Y es que este título hace muchas cosas fantásticamente bien, comenzando por la nueva Lara, mucho más segura, decidida y fuerte que la vista en el anterior capítulo. Una nueva personalidad sobre la que se construye todo el argumento, que sería imposible si lo protagonizara la niña del primer juego. Por cierto, me reafirmo en que la historia de Rise of the Tomb Raider es bastante mejor que la vista en el reboot, uno de sus principales puntos flojos.
A nivel jugable también hay cosas que destacar, sobre todo por las cosas que uno no esperaría encontrar en un juego de este tipo. La primera y quizá más importante es lo conseguida que está la sensación de que realmente estamos explorando las localizaciones y que no se nos está llevando de la mano. Quizá esto suene a anécdota en el marco de los juegos de aventuras, pero teniendo en cuenta la gran cantidad de ayudas visuales con las que contaremos, el que esa sensación exista es un logro.
El segundo punto que me gustaría remarcar es el componente de habilidad que exigen determinadas plataformas a partir de una fase del juego. No puedo decir que sean plataformas difíciles, pero Crystal Dynamics hace estupendamente bien el crear un entramado que exige una coreografía por parte del jugador quizá no basada en la precisión pero sí en la rapidez de respuesta. Aparte está lo espectacularidad de la escalada con piolets en el juego. A pesar de que lo he jugado desde la comodidad de nuestra casa, cada salto al vacío con el piolet por delante, me ha cortado el aliento.
Pero si me tuviera que quedar con algo de Rise of the Tomb Raider, ese algo volvería a ser, como ya pasó con el anterior juego, la exploración de Tumbas. Encontrar la entrada de una y sumergirte en sus secretos, en sus decorados, es algo absolutamente mágico, a pesar de la simplicidad de sus puzzles. Sin duda, Crystal Dynamics ha encontrado un filón, y es sorprendente que no hayan centrado ninguno de sus dos juegos en una fórmula que se ha vuelto a revelar como ganadora.
Alguien que sabe bastante más que yo de la calidad visual de los videojuegos, y que por su colección es imposible etiquetar como un Xboxer, Roswell, me comentó que este Rise of The Tomb Raider le parecía el nuevo referente a nivel gráfico de la Next Gen en consolas. Son palabras mayores, pero lo cierto es que no me veo capacitado de quitarle la razón. Para empezar, los escenarios son remarcablemente más grandes que los de la primera entrega, y sin renunciar al nivel de detalle. Me he quedado embelesado con la textura del carcaj de Lara durante muchos segundos, disfrutando en silencio y sin mover los sticks de alguna tumba o decorado. El trabajo visual es, sencillamente, imponente, y no recuerdo un título en consolas hoy en día que me haya sorprendido tanto. Personalmente me tengo que remontar al magistral Uncharted 2 para encontrar un juego capaz de crear una ambientación tan increíble.
En cuanto al sonido, yo, declarado defensor a ultranza de la VO, tengo que destacar el doblaje en castellano, muy meritorio a pesar de no incluir ningún acento para imprimir matices a los personajes. Eso sí, las diferentes actuaciones a la hora de encarnar a los personajes me han parecido muy buenas. A lo que no puedo poner ningún pero es a la pista de música, maravillosa, al nivel de cualquier gran cinta de aventuras.
Antes de finalizar me gustaría aplaudir la decisión de prescindir de un Modo Multijugador y, como extra, incluir una especie de Modo Desafíos en el que picarse con el personal para conseguir la mejor puntuación superando diferentes retos en los que podremos utilizar cartas/bonificadores que se irán desbloqueando en el modo principal. Un modo muy curioso. Para mi, el Multijugador del primer Tomb Raider restaba más que sumar, y en este mercado de juegos especializados no le veo ningún sentido a sacar un Modo Parche: no suelen dejar a nadie satisfecho y son recursos que se desvían de lo que debería ser el gran objetivo para este género: el Modo Historia.
Rise of the Tomb Raider es un nuevo gigante para esta generación. Los meses que quedan para las ediciones de PC y PS4 van a ser un lastre de cara a mantener el impacto que supone, hoy por hoy, jugar a un juego que lleva a su máximo nivel el género cinematográfico que bordó Uncharted, sobre todo el segundo, un género que necesita como el respirar un apartado gráfico que abra bocas.
Antes de acabar, te dejo por aquí un enlace a mis primeras impresiones con el juego. A pesar de que las escribí durante mi toma de contacto con Rise of the Tomb Raider, me reafirmo en mis sensaciones iniciales. [90]