Let’s Tap es tan simple como el mecanismo de un chupete. Con golpecitos a la superfície en la que está colocado el mando, deberemos activar diferentes eventos, dependiendo del modo de juego en el que nos encontremos. Incluso la navegación por los menús se ha implementado de forma que no haya siquiera que tocar el mando: Un golpecito para cambiar de opción y dos golpecitos para seleccionar. Más simple, imposible. Lástima que el control sea no demasiado fiable…
En cuanto los modos de juego no hay nada excesivamente innovador: Un modo de carreras al más puro estilo Track & FIeld, un minijuego musical similar en concepción al DDR, un circuito de habilidad utilizando propulsores – similar al sistema de nadar de Super Mario en los juegos 2D -, un modo artístico en el que el ritmo de repiqueteo afectará a lo que suceda en pantalla – ya sea con pintura, fuegos artificiales, etc. – y poco más. Es cierto que hay algunos modos desbloqueables pero tampoco hay nada escondido que mejore espectacularmente lo que ya se ve desde el principio. Que, dicho sea de paso, tampoco es para tirar cohetes, aunque haya un minijuego de fuegos de artificio.
Así, Let’s Tap, con su originalidad, es curioso para echar unas partidas a 4 bandas con los colegas – cuanto menos manazas mejor, para salvaguardar la integridad de los Wiimotes, básicamente -, pero yo soy incapaz de otorgarle cualquier valor más allá del de la anécdota.
A la última creación de Yuji Naka no se le puede negar su originalidad, pero, opino, no cuenta con muchas más virtudes. Pocos modos de juego y un control no demasiado exacto acaban condenando a Let’s Tap a un rincón no demasiado accesible de mi videoteca. Mejor suerte la próxima vez.