Esta mañana he visto anunciada la salida de Oceanhorn: Monster of Uncharted Seas para iOS, del cual no había oído hablar nada. Me en informado un poquito y ha caído, no he podido resistirme, tenía una pinta increíble. Sólo he podido jugar media hora y ya se ha convertido en uno de mis favoritos para móviles.
Este juego que recuerda a la saga Zelda se ha puesto hoy a la venta, al precio de 7,99€ en iTunes. A pesar de su precio comparado con la mayoría de aplicaciones para iPhone, en un sólo día ya se ha colocado el primero en la lista de juegos de pago más vendidos.
La primera impresión no puede ser mejor. Gráficamente es espectacular y la música compuesta por Nobuo Uematsu (Final Fantasy) y Kenji Ito (Seiken Densetsu) es magnífica. Los diálogos están doblados al inglés y todos los textos están en perfecto castellano.
Lo he probado en el móvil y se ve y juega de maravilla, pero donde de verdad se disfruta es en el iPad, con la pantalla grande. Ahí es donde he pasado más rato jugando.
El manejo es sencillo. Pulsando en cualquier parte de la pantalla y moviendo el dedo los desplazamos por el escenario. Parece que responde perfectamente y no tendremos que pelearnos con la navegación, como sí ocurre en otro juegos. Inicialmente, hay un único botón de acción en la parte derecha de la pantalla que se utiliza tanto para golpear con la espada como para coger objetos e interactuar con los elementos del escenario. Poco después aparece otro para cubrirnos con el escudo y avanzando más quién sabe qué nos deparará el juego.
Teniendo en cuenta la calidad y cantidad de contenido que parece tener, creo que el precio está bastante ajustado. Además, no existen micro-pagos dentro del juego. Pagado una vez se tiene el juego completo y no hay que recurrir a ventajas de pago para poder acelerar el progreso.
Tiene pinta de que va a ser uno de los grandes juegos para dispositivos móviles (entre los que incluyo en este caso también las consolas portátiles). El que tenga un móvil o tableta de la marca de la manzana ya está tardando en comprarlo.