Da igual que te apellides Ueda, Ancel o que formes parte de un grupo de desarrollo que no se atreve a dar un paso adelante para reivindicar un juego que casi todo el mundo está poniendo por los suelos. Al final, los únicos que importan son los hombres con corbata, que deciden cuándo un videojuego se lanza, para qué generación, y quién lo va a desarrollar.
Poco importa del valor que un desarrollador en concreto haya impreso en un juego, de cuánto se haya desvivido, de los fines de semana que se haya quedado trabajando en una idea que, al final, será despreciada en una junta de accionistas.
Recientemente esto se ha hecho palpable en 3 casos. El primero, quizá el más sangrante de los 3, ha colocado a Rayman Legends en una posición nada cómoda para UbiSoft. Por una parte, el presunto acuerdo al que habrían llegado UbiSoft y Nintendo para que se lanzase el juego como exclusiva – temporal, se entiende – para Wii U. Por otra, la compañía francesa que, aparentemente de forma unilateral, ha retrasado el juego 7 meses, haciéndolo coincidir con sus versiones de 360 y PS3. Y, en medio de todo el jaleo, Michel Ancel, el diseñador jefe, y su equipo, que no entienden por qué un juego ya finalizado no puede ponerse ya a la venta, después de que, presuntamente, UbiSoft les impusiera unas desafiantes fechas de entrega.
Otro caso, el de Aliens Colonial Marines, un título muy esperado por estar basado en una franquicia de mucho tirón, a pesar de estar sistemáticamente maltratada por los videojuegos. El resultado, según Metacritic, le ha dado la razón a los más pesimistas, los que ya han perdido la esperanza de volver a ver un juego grande con la palabra «Aliens» en el título, pero lo que de verdad me parece un despropósito es el circo que se ha montado para descubrir quién es el responsable del juego. Parte del jaleo viene por Gearbox, que aparece como única desarrolladora en la portada de Aliens Colonial Marines cuando, según las palabras de Randy Pitchford de Gearbox, el título estaba en gran parte externalizado, hasta el punto que no está claro qué es lo que ha aportado Gearbox al proyecto. Y lo que es más grave, Sega, productora del juego, parece no estar al corriente de quién ha hecho qué.
Del último ejemplo me he enterado hoy. Fumito Ueda, exlíder de Team Ico y actual colaborador como freelance del proyecto The Last Guardian, lanza un comunicado desde su página web remarcando el hecho de que es Sony la que dirige el rumbo del proyecto y la que decidirá cómo y cuándo se pondrá a la venta el juego. Teniendo en cuenta que en pocos días se espera que se anuncie PS4 y sus primeros lanzamientos, todo esto huele a que Ueda se está lavando las manos para desvincularse de la estrategia de Sony de reaprovechar para su próxima consola de sobremesa un título que lleva muchos años anunciado y que corre el riesgo de salir ya quemado.
La lectura de todo esto, mi lectura, al menos, es que los que pican los productos son los que menos pintan pero también son, muchas veces, los que más reciben las hostias de las tribus de consumidores que no saben ver más allá de las portadas de los juegos para buscar responsables. Aunque en ellas, al final, tampoco estén todos los que son ni se pueda asegurar que son todos los que están. Y aunque sus parejas salgan a defenderlos, o se aireen los trapos sucios, lo que el gran público recuerda es lo que queda, que no es otra cosa que una creación controlada por los encorbatados de la última planta.