Grandes eventos del mundo de los videojuegos como el E3, la Gamescom, la Paris Games Week… todos llenos de centenares de gigantescos televisores, consolas y ordenadores de la NASA que dejan en evidencia a cualquiera de nuestros PC.
Azafatos y azafatas que intentan comprar con bebidas energéticas y regalitos a cualquiera que pase por allí, todo esto no lo encontraréis aquí, este es un lugar distinto, esto es la RetroBarcelona. El 14 de noviembre a las 10 de la mañana daba el pistoletazo de salida la tercera edición de la feria, y después de hacer un ratito más que razonable de cola podías entrar en ese lugar convertido en un santuario para los amantes de los videojuegos, donde las teles de tubo y las recreativas mandaban. Centenares de consolas y ordenadores con más años que muchos de nosotros, algunas que jamás había tenido entre las manos, juegos que hacia años que no veía y algunos que ni siquiera conocía.
La Retro es un lugar alejado de las bebidas energéticas, patatas fritas y las tendencias actuales del sector, allí puedes encontrar familias enteras con padres y madres enseñando a sus hijos como comenzó todo esto, es un lugar hecho para la nostalgia para recordar tiempos pasados, que no creo que fueran mejores ni peores si no distintos y que invita a tener una visión romántica de la Industria.
Tuve la posibilidad este pasado agosto de ir por primera vez de ir a una feria tan importante como la Gamescom y pasado el hype salí de allí con más dudas que otra cosa. Espectáculo, bailes, cantantes famosos, todas esas cosas en las que las grandes marcas son especialistas contrastaban con el espíritu que muchos teníamos. Evidentemente conocía y sufría las prácticas que se han estandarizado, pero vivirlo en primera persona fue un golpe. Ver a todas esas chicas que deberían llevar una faja para no partirse la espalda, chicos con más visera en su gorra que sentido común, cantantes, presentadores y bailarines me hizo pensar si la industria estaba dirigida a personas como yo, si realmente a la mayoría de empresas el medio y los jugadores les importamos un carajo, probablemente no.
Pero si algo hace grande a esta Industria que ninguno de los otros sectores parecidos tiene y ha restaurado mi fe, es una comunidad tan entregada, que es capaz de crear un evento como este si ánimo de lucro donde rendir culto al videojuego, donde asociaciones y particulares ponen sus propias consolas para que todos puedan jugar y expertos vienen a impartir conferencias. La feria esta pensada por y para jugadores y seguro que irá creciendo año tras año.
Además, la RetroBarcelona también tiene una parte solidaria con la iniciativa “Videojuegos por Alimentos” en la que se recogen donaciones de alimentos no perecederos a cambio de videojuegos para distribuirlos entre los más necesitados. Este era mi primer año en la feria y seguro que no va a ser el último nos vemos el año que viene RetroBarcelona. No cambies.