Eso de jugar mucho online con los cascos puestos oyendo a los guiris diciendo continuamente «Oh my God» o «Com’ooooon, maaaaan» y soltando improperios que por suerte no entendemos, porque sino nos cagaríamos en sus putas madres tan ricamente, genera malos hábitos. Luego te vas con otra parejita a jugar al Scattergories y pasa lo que pasa…