Seguro que ninguno de nosotros recordamos el nombre de la primera colonia con la que nuestros padres irritaron nuestra, por aquel entonces, virginal piel; pero seguro que ninguno de nosotros podemos olvidar la primera consola que nos regalaron y la emoción tal que nos suscitó su primer encendido, las horas de juego en Navidad antes de que volvieran las clases, los amigos corriendo por los pasillos y gorroneando la merienda, nuestras madres con cara de dios-mio-he-criado-un-monstruo, los ojos como platos de pegarnos tanto al televisor, la primera pataleta cuando nos castigaban prohibiéndonos jugar… Momentos que perdurarán en nuestra pequeña memoria anónima.
Un clásico, Nintendo 64 kid
Una jovencita se emociona con Wii boxing
Emocionado con los Pokemon
Candidato a Fernando Alonso
Ya es Navidad en AkihabaraBlues.