Si Rockstar tiene 2 niños mimados esos son, sin duda, las franquicias Grand Theft Auto – por motivos obvios – y Midnight Club. La primera es quizá de las 5 series más exitosas del mundo del videojuego, pero la segunda, quizá, no haya calado tanto entre el gran público. Pero cualquiera diría lo contrario al jugar a la superproducción que es este Midgnight Club: Los Ángeles.
MC:LA consiste en un montón de carreras urbanas que tienen lugar en la Capital Mundial del Cinedel estado estadounidense de California. La ciudad americana se ha representado con todo lujo de detalles, incluyendo grandes tiendas, carteles publicitarios y edificios.
El modelado de los vehículos es de nivel, y cualquier choque producirá visibles desperfectos en la estructura/texturas de los coches. Además, la sensación de velocidad cuando llevamos a La tasa de animación es constante, una muestra de que, a excepción de algún popping puntual, el motor gráfico está depurado al máximo. Eso sí, no esperéis una espectacularidad equivalente a la de Burnout Paradise, al menos en los accidentes: Aquí todo es bastante más comedido, a excepción del espectacular zoom out al entrar en modo GPS.
La mecánica es la siguiente: En modo libre, es decir, conduciendo sin limitaciones por la ciudad de Los Ángeles, encontraréis puntos en los que podréis competir con otros corredores, al más puro estilo Burnout Paradise. Al derrotarles – o ser derrotados – podréis volver al modo libre o continuar compitiendo, si es un ciclo de carreras. Y así una y otra vez, con unas cuantas escenas intermedias por ahí enmedio que intentarán enmarcar la competición en un hilo argumental. Escenas que, por otra parte, acaban ahogadas entre una sucesión incesante de carreras. En cuanto a la conducción es muy arcade, y salvo en los accidentes, no deberéis temer que vuestro coche se os cruce por un volantazo o al tomar una curva especialente esquinada.
Con todo el dinero que consigáis en las carreras podréis tunear los coches. Y creedme que tendréis opciones de hacerlo: bajos, faldones, llantas, luces de neón, volantes, asientos deportivos, marcadores de competición… Todos los caprichos que os queráis dar podréis hacerlo gracias al completísimo taller de Midnight Club: Los Angeles. Yo por mi parte me he tuneado al máximo mi Golfito GTI y es un gustazo eso de recorrer LA al estilo bacala alicantino, atronando al personal con mis , Eso sí, corre menos que el caballo del malo.
Al igual que en GTA IV, las voces están en inglés pero hay subtítulos en castellano. Una solución que me gusta bastante más que el realizar un doblaje de circunstancias como el de FarCry 2, en el que se han sustituido las voces en inglés – repletas de matices y acentos provenientes del continente africano – por otras sin apenas flexiones, que podrían pertenecer a cualquier madrileño nativo. Hablando del apartado sonoro y de la serie GTA, en todo momento podréis cambiar de emisora entre un amplio repertorio en el que encontraréis un gran surtido de hip hop, rap, música electrónica… Vamos, de todo menos Vivaldi. La implementación sonora de los coches es muy destacable, subid el volumen de vuestro equipo cuando estéis acelerando y ya veréis cómo petan los tubos de escape.
Midnight Club: Los Angeles, en conclusión, es un gran juego que los amantes de la velocidad más arcade acogerán con los brazos abiertos. Eso de tunear hasta el límite cada uno de los vehículos del juego es un puntazo; Lástima del motor de colisiones, pues accidentes a lo Burnout Paradise hubieran quedado de cine. Los que gusten de simulaciones exigentes, eso si, mejor que mantengan las distancias.