Ya tenemos el primer avance de lo que será el futuro de Nintendo en el mundo de las consolas y la empresa japonesa ha vuelto a apostar por su propio camino demostrándonos, una vez más, que no quiere saber nada de la, para muchos, “primera división” jugada por Playstation y Xbox. Aquello comenzó con la primera Wii y va a ser el futuro de la empresa. Del siguiente paso ya conocemos su nombre, Nintendo Switch, la consola que hibrida sobremesa con portátil.
Nintendo Switch triunfará si es sensata con el jugador
Por innovadora que parezca y sea, Nintendo Switch no viene a sorprendernos; es justo lo que se venía rumoreando, una máquina híbrida que nos va a permitir jugar en el televisor y seguir con la partida en la calle, una tecnología que bebe de Wii U, de lo ofrecido por PS4 y Xbox One en el terreno del remote play, y lo adereza con las licencias de Nintendo, siempre mágicas, y un ahora teórico mayor apoyo de las third parties en forma de versiones de juegos ya lanzados.
Sobre el papel, el planteamiento de Nintendo Switch es delicioso. Una sola consola (inversión) para jugar en todas partes. Se acabó la dicotomía sobremesa-portátil en la empresa de Kyoto. Es un paso rompedor en el sector, sin duda. Pero este experimento me causa bastantes dudas. Miento: mejor dicho, me da miedo. Porque Switch, a falta de de conocerse datos específicos de su hardware, no apostará por la potencia y eso la vuelve a dejar fuera del circuito de las third parties a medio plazo, una historia que conocemos de sobra.
No nos engañemos. El apoyo de las third parties a toda consola recién anunciada es pleno. Con Wii U también vimos la marabunta de logos en su presentación. Se hace por mero compromiso empresarial. Hasta que no pasemos los primeros seis meses de vida de la consola no descubriremos si esto es real o mero postureo. Me da miedo, y mucho, la duración de la batería, que debe ser como mínimo superior a cinco horas para que el invento salga a cuenta. Siento pavor por el espacio de almacenamiento disponible y la forma de ampliarlo.
Tendré en cuenta que esto es una presentación en sociedad del concepto y que Nintendo tiene un sólido plan de comunicación para terminar de vendernos la máquina. Confío, también, en la capacidad de ofrecer un precio competitivo para que conquisten el mercado (250 euros es mi apuesta) y en consideraciones sensatas con el jugador: retrocompatibilidad con Wii U y Nintendo 3DS para quienes ya tienen los juegos, memorias económicas, etc. Al menos el primer paso dado en esta nueva generación de Nintendo ya es mejor que con Wii U: sabemos que es una consola nueva y no un complemento de algo.