Nodame Cantabile y la música como hilo conductor

Acabo de terminarme Nodame Cantabile. Una serie de la que, si bien iba con las expectativas altas, las ha superado hasta colarse en mi top uno de slices of life junto a mi favorito hasta la fecha, Sakamichi no Apollon (Kids of the Slope). ¿Qué tiene de especial la serie? Hablemos de ello un poco.

nodame cantabile

Uno de los joseis más carismáticos jamás lanzados

El nacimiento de Nodame Cantabile (editado por Norma Editorial en 2008 pero imposible de encontrar ahora) refleja perfectamente el espíritu de la serie. Pensemos en Noda Megumi, nuestra protagonista. Ella existe, más allá de los muros invisibles del papel, como una persona real y consultora de la obra. Tomoko Ninomiya, al comenzar esta serie, ya era una autora consagrada dentro del mundillo con diez años a sus espaldas y seis obras dentro de su bibliografía. A su propio bagaje le suma un elemento imprescindible que, si bien ahora vemos como común dentro de nuestra sociedad, es algo que en la entrada del nuevo milenio en Japón ya se daba mientras que aquí nos peleábamos con las Comic Sans: un blog.

En el país del sol naciente es bastante habitual, incluso hoy en día, que los artistas construyan una página a modo de reino interior. Un cajón de arena donde compartir sus ideas y pensamientos sin preocuparse especialmente porque la gente busca precisamente eso. El poder interactuar con sus referentes e ídolos de la industria siempre es algo muy atractivo para el fan y es en ese punto, precisamente, cuando Tomoko conoció a Noda, a la pianista real. Casualidades de la vida, Noda había colgado dentro del blog de Ninomiya una fotografía de su habitación de estudiante completamente desordenada, en la época en la que ella estaba estudiando en el conservatorio, prendiendo una chispa en la autora.

Noda Megumi

Dos personajes bajo el amparo de la música

Así comienzan las aventuras en papel de Noda Megumi, una estudiante de piano completamente despreocupada, un espíritu libre que quiere aprender a tocar el piano porque lo adora, pero que no lo ve como una profesión pese a su innata capacidad para interpretar cualquier canción con solo escucharla una vez. Una suerte de oído absoluto al que se le suma una habilidad de reconocimiento y memorización de melodías y la capacidad de plasmarlas en el instrumento. Su contraparte y compañero en este viaje, Chiaki Shinichi, es precisamente lo opuesto a ella. Es metódico, tiene claras sus metas y aspira a lo más alto, pretendiendo ser director de orquesta y debutar en la ópera. Para ello se prepara en el mismo conservatorio al que acude Megumi y comienza a tocar el piano pese haber sido un violinista consagrado desde su infancia.

La profundidad de ambos personajes es algo que se va denotando con el paso de los volúmenes. No me sorprendería ver a gente incapaz de empatizar con alguien como Shinichi, un claro ejemplo de estándar japonés donde la excelencia marcada por la sociedad lleva a uno mismo a exigirse hasta límites enfermizos. La frialdad de este personaje por todo aquello que le desvíe de su camino se ve completamente nublado por la personalidad despreocupada de Megumi, la cual aprovecha ser la vecina de Shinichi para avanzar en una suerte de conquista extraña del joven.

Megumi y Shinichi

Amor y humor en tiempos de orquesta

El amor es lo que une a ambos protagonistas, o más bien, la obsesión de Megumi. Nodame Cantabile nos muestra de una manera cómica la obsesión, sobre todo durante los primeros compases de la obra. Obsesión por alcanzar la cima y obsesión para con otra persona. Una especie de relación de dependencia de la que Shinichi acaba formando parte, negando en todo momento que sea amor. Es una forma de cariño muy peculiar, nacida del roce directo entre ambos personajes, de la fuerza de voluntad y el carácter de Megumi y la curiosidad de Shinichi ante la forma de ser y habilidades de ella.

Manzai

Manzai dentro de Nodame Cantabile

Esta ruptura entre la seriedad de Shinichi y la bobaliconería de Megumi es un ejemplo claro de un estilo de comedia japonesa conocida como Manzai. Nodame, despreocupada, representa al Boke, personaje encargado de crear malentendidos o avergonzar a su contraparte, el Tsukkomi, aquel que los padece y reprende al Boke. Esta forma de comedia es la raíz del humor japonés, que puede llegar a chocar a veces con la forma de comprender el concepto de chiste occidental. Más de 1200 años de historia que han convertido al Manzai en el referente del humor japonés y un elemento casi imprescindible en cualquier comedia japonesa. La combinación de ambos estilos narrativos donde lo extravagante y divertido rompe con el ritmo pausado de la historia de superación personal y convierte la trama en algo ligero de leer.

Casi sin darnos cuenta, avanzamos las páginas dejándonos embelesar. Es fascinante ver el avance y observar cuánto hay de humano dentro de la obra. Nodame Cantabile no solo muestra una satirización del amor en forma de un afecto-necesidad con un recurrente uso del Manzai, sino que trata de contarnos una historia sobre la propia esencia de lo humano. Cuando los protagonistas se enfrentan a situaciones complicadas los ves madurar de una forma que podemos reflejar en nosotros mismos. La primera vez que Shinichi conduce una orquesta ves sus errores, le ves aprender de ellos y, sobre todo, el cómo gracias a la música y a sus amigos empatiza con el resto de personas.

Orquesta S

Amistades al compás

La amistad es un tema recurrente dentro de la obra. La gente que ha formado parte de nosotros nunca se olvida, no importa la distancia. Mine, Tanya, Stresemann, Okuyama… personajes que no importa que desaparezcan de la obra durante volúmenes, sus caracteres y esencia podemos captar en los personajes. El roce nos perfila como seres sociales que somos y necesitamos de estos compañeros en el viaje de la vida para poder entendernos a nosotros mismos como individuos.

Existe además un espectro bastante amplio de caracteres y personajes, siendo llamativo la normalización de la homosexualidad, pero con la problemática del cómo. Al principio es chocante, pues este colectivo se representa con una única persona homosexual (Okuyama) cuya personalidad es obsesiva para con Shinichi, considerando a Megumi “una rival”. Incluso su propio nombre es una broma (okuyama como un juego de palabras para okame – “travesti”). Sin embargo, esta rivalidad pronto da paso a la amistad entre ambas y a un desarrollo paralelo del personaje fuera de bambalinas. Tampoco es el único gay dentro de la serie, aunque el otro, para mantener la coña, también se enamora de Shinichi (esta vez sin obsesión ni nada por el estilo).

Con cada nuevo personaje y las amistades que surgen del roce y la casualidad viene lamaduración y el crecimiento de los personajes. Podemos ver como Shinichi y Megumi dudan sobre su vida, sobre sus decisiones y sobre su relación. Podemos ver a Shinichi abrir su corazón y a Megumi plantearse que hacer con su vida y si dar un paso al frente y aprovechar su talento o huir ante la presión. Cuando una obra avanza en adagio, como la vida misma, podemos ver como los personajes dudan, sienten, avanzan y retroceden, a risoluto o improvvisato, nosotros somos participes de ella como un amigo más. Un ente que observa pero nunca interactúa deseando lo mejor para ellos.

He hablado de las amistades, de los personajes y sus motivaciones, del humor y la necesidad de superarse, pero ¿y la música? El alma de la obra vive en sus compases. La música como arte y lenguaje universal. ¿Cómo si no conseguir un elenco tan diverso y extravagante? Las diferencias culturales de los personajes que se nos presentan chocan entre sí pero la música los une y los coloca a todos en un mismo lugar. No importa si durante el primer tercio de la serie todos los personajes se encuentren en Japón, las diferencias regionales propias del país y las formas de ser parecen irreconciliable sin una melodía que acompañe todo el estruendo para armonizarlos.

Nodame Cantabile en otoño

Música para el alma

Megumi y Shinichi se juntan por la música, al igual que Mine y Miki o Tanya y Kuroki. Quizá Mine y Miki sean los más similares en cuanto a carácter, pero Tanya, una deslumbrante y extrovertida pianista rusa y Kuroki, un callado y serio oboísta japonés, son el ejemplo que confirma el caso de Megumi y Shinichi de como dos caracteres a priori incompatibles (y podemos observar los primeros encuentros de ambos en el manga) acaban enamorándose gracias a compartir la misma pasión por la música, superando distintos problemas por el camino.

Y, como no, recomiendo encarecidamente hacerse una playlist de Nodame Cantabile sobre aquello que leamos. El anime incorpora la banda sonora (e incluso la Noda real compuso la “canción de los pedos” de la serie), pero la cantidad de temas representados en la obra escrita es incluso mayor. Pasar página y encontrarse a Megumi interpretando Liebestraume solo te hace querer cerrar los ojos, obra sonando de fondo, y sumergirte en el sonido. Rhapsodie espagnole, Pastorale, Mephisto Waltz… obras clásicas de la música, cada una con su historia y su potencia que dentro del manga podemos leer e incluso sentir gracias al dibujo y descripciones de la autora.

Portada del tomo 1

En resumen

Podría dedicarle ríos de tinta a Nodame Cantabile, pero creo que lo mejor que puedo decir a partir de este punto es leedlo y comentarlo. Aprended de los demás y que este texto os abra el apetito por conocer y devorar la obra. Largo, dolcemente, para que vuestras ideas y la obra, al compartirlas con otras personas, se sientan cantabile ante vosotros. Sumergíos en estos cuatro años de la vida de Nodame y Shinichi, porque el viaje, creedme, es fantástico.

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