Creo que todo jugador que tenga cierto bagaje videojueguil ha sufrido alguna fase acuática, la cual ha estirado nuestra paciencia hasta límites insospechados. Ya haya sido el Templo del Agua en The Legend of Zelda Ocarina of Time o los momentos en los que teníamos que nadar en Tomb Raider, los juegos con movimiento en tres dimensiones han sido los que con menos fortuna han integrado este tipo de movimiento dentro del juego.
Solo de pensar que se tenían que meter en el agua, los jugadores se ponían a temblar merced a unos controles insoportables hasta para el más experimentado y un ritmo lento que, junto al «oxígeno» del protagonista, aumentaban la ansiedad del jugador hasta límites insospechados.
Pero llegó la generación de los 32/64 bits y los creadores se olvidaron de hacer ese tipo de fases por arte de magia. El control ya no era cómodo e intuitivo. Ahora los jugadores tenían que luchar contra los elementos para poder llegar a finalizar los niveles basados en agua, dejando por el camino miles de golpes contra la pared y el suelo del sitio por donde tenían que nadar. Un concepto divertido y que permitía añadir variedad a la jugabilidad se convertía de repente en un elemento completamente prescindible y aburrido. Se hicieron intentos remarcables –Super Mario 64 o The Legend of Zelda Ocarina of Time entre otros- para intentar adaptar la mecánica pero todos fracasaron al no poder ofrecer ni siquiera una experiencia parecida.
Las dos entregas de Darksiders también han intentado integrar un sistema de control heredado de la saga Zelda con buenos resultados, gracias a la disposición de un mayor número de botones para poder controlar la profundidad del personaje dentro del medio acuático. Dentro de los juegos que se desarrollan completamente en el agua, nos encontramos con Endless Ocean y su segunda parte en Wii cuyo control no puedo valorar al no haberlos jugado, pero las buenas críticas respecto a ambos permiten augurar que el sistema de control es bueno.
En definitiva, si el agua quiere seguir apareciendo en este medio, los desarrolladores tienen que empezar a crear una experiencia realmente enriquecedora y no frustrante para el jugador en los juegos 3D. En el ámbito 2D, se ha llegado a la maestría -aspecto que demuestran los recientes Rayman Origins, su segunda parte Rayman Legends o Donkey Kong Tropical Freeze-. ¿Por qué no es posible trasladar este dominio al ámbito 3D? No lo sabemos. Solo sé que, por ahora, odio el agua.