En ocasiones, muchas, los videojuegos han tratado temas controvertidos del mundo real. En ocasiones, casi todas, esos juegos han recibido palos por parte de asociaciones varias, aunque educar y concienciar acerca de estos temas no fuese nunca su objetivo.
Aquí no se trata de lidiar con bandas, drogas o racismo. Al contrario, esta pequeña experiencia interactiva toma el problema, lo abstrae y lo simplifica. Aun así la premisa puede sonar algo complicada, pero explicada por partes y de manera visual la cosa cambia. Por eso os invitamos desde ya a probar el juego, sin más. Aunque, por supuesto, también podéis seguir leyendo.
Un poco más adelante se introduce un segundo concepto: la segregación no se elimina suprimiendo este prejuicio, sino yendo un paso más allá y adoptando una actitud positiva hacia la diversidad. Si empezamos en un mundo donde unos y otros estamos separados, eliminar los prejuicios no cambiará nada. Simplemente, nos quedaremos como estamos. La conclusión del juego: hay que trabajar en pro de la diversidad.
A pesar de estas cuestiones, que escapan al propósito más básico de Parable of the Polygons, sí resulta una opción muy interesante para generar interés en cómo funciona el mundo y ojalá abra las puertas a otras iniciativas similares que estimulen las ideas y el debate.
Por cierto, el simulador está basado en el modelo matemático de segregación racial de Thomas Schelling, Premio Nobel de Economía, que a su vez trata los mecanismos que hacen que el comportamiento individual tenga un impacto colectivo. Casi nada. Podéis encontrar el modelo de Schelling en Dynamic Models of Segregation. O podéis jugar a Parable of the Polygons.