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Parable of the Polygons

En ocasiones, muchas, los videojuegos han tratado temas controvertidos del mundo real. En ocasiones, casi todas, esos juegos han recibido palos por parte de asociaciones varias, aunque educar y concienciar acerca de estos temas no fuese nunca su objetivo.

Aun así, en otros casos el juego en cuestión sí tiene como objetivo concienciar y enseñar, y aquí sí es necesario fijarse en las capacidades educativas del proyecto. Es el caso de Parable of the Polygons, que nos presenta una problemática estructural, la segregación social, y nos invita a comprenderla usando simpáticos triángulos y cuadrados que sonríen o se horrorizan en función de los vecinos que tienen alrededor. Sus creadores, Vi Hart y Nicky Case, lo definen como “un post jugable sobre la forma de la sociedad”.

Aquí no se trata de lidiar con bandas, drogas o racismo. Al contrario, esta pequeña experiencia interactiva toma el problema, lo abstrae y lo simplifica. Aun así la premisa puede sonar algo complicada, pero explicada por partes y de manera visual la cosa cambia. Por eso os invitamos desde ya a probar el juego, sin más. Aunque, por supuesto, también podéis seguir leyendo.

En cuanto a la mecánica, Parable of the Polygons propone al jugador-lector una serie de pequeños puzles en los que recolocar triángulos y cuadrados hasta que unos y otros se sientan felices con el lugar en el que viven. Mientras tanto, se explica cómo, variando levemente las preferencias de los pequeños personajes que habitan el tablero, el mapa social cambia totalmente, señalando que un pequeño prejuicio aplicado a gran escala genera un nivel alto de segregación.

Un poco más adelante se introduce un segundo concepto: la segregación no se elimina suprimiendo este prejuicio, sino yendo un paso más allá y adoptando una actitud positiva hacia la diversidad. Si empezamos en un mundo donde unos y otros estamos separados, eliminar los prejuicios no cambiará nada. Simplemente, nos quedaremos como estamos. La conclusión del juego: hay que trabajar en pro de la diversidad.

Aunque nos permite jugar con algunas opciones, es cierto que Parable of the Polygons no aborda variables cruciales del mundo real que complicarían bastante el asunto. Por seguir con la metáfora, y sin entrar a definir qué es un cuadrado y qué es un triángulo, porque no hay una respuesta única: ¿acaso cuadrados y triángulos pueden moverse por el tablero con la misma libertad en la vida real? ¿Tienen ambos el mismo poder de decisión e interés en vivir juntos? ¿Sufren de la misma manera las consecuencias de la segregación?

A pesar de estas cuestiones, que escapan al propósito más básico de Parable of the Polygons, sí resulta una opción muy interesante para generar interés en cómo funciona el mundo y ojalá abra las puertas a otras iniciativas similares que estimulen las ideas y el debate.

Por cierto, el simulador está basado en el modelo matemático de segregación racial de Thomas Schelling, Premio Nobel de Economía, que a su vez trata los mecanismos que hacen que el comportamiento individual tenga un impacto colectivo. Casi nada. Podéis encontrar el modelo de Schelling en Dynamic Models of Segregation. O podéis jugar a Parable of the Polygons.

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