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Perdonando el Hijodeputismo (si el juego es bueno)

Seguramente te has fijado, como tantos otros, en The Last Night, un juego con estética pixel art con una pinta tremenda, que tuvo su minuto de gloria durante la conferencia de Xbox.

La polémica está servida

Según parece, Tim Soret, diseñador del juego, como parte de la desarrolladora Odd Tales, realizó unas declaraciones en el marco del Gamergate, en las que, según sus propias palabras, se posicionaba «en contra del feminismo». Unas declaraciones muy desafortunadas que se han recuperado ahora dada la exposición de su última obra y de las que el propio Tim se ha desmarcado, retractándose y pidiendo disculpas.

Dado el revuelo montado, las iniciativas de boicot y, sobre todo, dada la PINTAZA que tiene The Last Night, pregunté al Respetable si consideraba que la moral de un autor, sus opiniones y prejuicios podían llegar a condicionarle como consumidor de alguna forma. Los resultados son inapelables:

Conculsiones

La mayoría no considera que un juego creado por un/a machista o racista deba ser ignorado, y cree que resulta tan atrayente como cualquiera. Tan solo un 13% se niega a comprar títulos en los que haya participado una persona a la que le puedan recriminar actos u opiniones. Eso sí, un importante 25% cree que depende de la persona y del juego, prefiriendo no generalizar. En cualquier caso, unos resultados muy reveladores.

Y tú, ¿Qué opinas?

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