Pokémon Go, ese fenómeno social, ese juego que tiene a 40 o 50 millones de personas, entre las que me incluyo, atrapadas mirando a la pantalla de su teléfono móvil, atentas, en guardia, preparadas para capturar el siguiente pokémon en cuanto aparezca.
Pokémon Go: Una revolución social desastrosa a nivel técnico
La verdad es que el juego ha conseguido llegarnos a la patata a todos aquellos que crecimos con Pokémon, sintiéndonos, con su realidad aumentada, como auténticos cazadores, buscando cualquier excusa, ya sea hacer la compra, pasear al perro, o lo que sea, para salir a la calle y desafiar al entrenador del gimnasio de al lado, o pasear para encontrar muchos más de estos adorables compañeros.
Sin embargo, creo que nuestro espíritu de niños, que esa ilusión con la que hemos abrazado el juego, no nos dejan ver una realidad que está ahí, presente, y que es innegable: a nivel técnico el juego es poco menos que un auténtico desastre, un programa horrible que no para de fallar, de colgarse.
Los continuos fallos de servidores y bugs de Pokémon Go
Esto, en lo primero que se nota, es en los servidores. ¿Cuántas veces habéis intentado conectaros y no habéis podido por algún tipo de fallo? Veo a todo el mundo lamentarse a través de redes sociales, sí, pero es eso, un lamento, no una queja en contra de un servicio por el que sé que muchos están pagando (si la memoria no me falla Pokémon Go ya ha generado más de 30 millones de dólares) y que falla más que una escopeta de feria.
Recuerdo la que se armó, de forma totalmente justificada, durante aquellas negras primeras horas de Diablo 3, lo que se castigó a Blizzard por aquel entonces, o a DICE con el lanzamiento de Battlefield 4, con un netcode que fallaba bastante y que no nos permitía disfrutar del todo del juego. ¿Por qué entonces no castigamos igual a Niantic? ¿Por qué Pokémon Go, con casi dos semanas a sus espaldas, puede permitirse el lujo de que haya fallos día a sí y día también en sus servidores?
Y la cuestión es que, como sabréis, no es el único error del juego, que se cuelga habitualmente por motivos desconocidos, con errores tan comunes como cuando atrapamos a uno de los pokémon y nuestra pantalla se queda congelada, con la pokeball sin moverse, obligándonos a reiniciar al aplicación sin saber si lo hemos atrapado o no, perdiendo a nuestro pequeño amigo la mitad de las veces por el camino.
Un early access para teléfonos móviles
Podría hablar también de la enorme falta de contenido que me hace pensar que estamos ante un Early Access a los que estoy acostumbrado y de los que disfruto muchas veces en mi PC, pero que he visto criticado una y mil veces por usuarios de consola o dispositivos móviles que refunfuñan y comentan como demonios puedo pagar por algo que no está acabado, como Pokémon Go, señores.
A pesar de todo, sería un necio si no admitiera el porrazo encima de la mesa que Nintendo ha metido con este título, si no agradeciera que tanto a mí como a más de 40 millones de personas nos haya devuelto a la niñez, disfrutando de sensaciones que quizás pocas veces antes muchos habían sentido con un juego. Pokémon Go es un pelotazo, una «obra maestra» a su manera, un juego muy especial pero, sin embargo, dista mucho de ser perfecto y si hubiera sido cualquier otro título, todo el mundo no pararía de criticarle.