Que levante la mano (vale, antes de eso podéis soltar los mandos con delicadeza) el primero al que después de una sesión intensa de juego no le haya dolido nunca la cabeza, la espalda, las manos o incluso las piernas.
Tenemos la mala costumbre de pensar que jugar a videojuegos es una actividad relativamente inofensiva para nuestro cuerpo. Que, como mucho, tenemos que prestar atención a nuestra vista y oído (especialmente si usamos cascos). Y que estar tranquilamente sentados delante de nuestro juego favorito no puede provocarnos mucho daño físico. Sin embargo, como toda actividad repetida y/o mantenida, enfrentarnos a la pantalla genera una serie de reacciones por parte de nuestro cuerpo que, si bien a priori no son graves, sí es importante que sepamos identificar, prevenir y tratar en cuanto aparezcan, con el fin de que no se conviertan en una lesión más importante que además de provocarnos dolor nos impida continuar con esta actividad que tanto nos apasiona.
Así pues, la humilde intención de este artículo es facilitar a todos los visitantes de AKB una pequeña guía de cómo prevenir y tratar esas molestias derivadas de jugar a videojuegos.
Es importante recordar en primer lugar que la mejor prevención es respetar los periodos de juego y descanso, recomendándose parar unos 15-20 minutos por cada 60-90 de juego. Estas pausas nos permiten estirarnos, relajar la musculatura e incluso mejorar la circulación de las piernas. Aún entendiendo que en momentos puntuales a todos nos cuesta despegarnos de un juego, hay que tener en mente que jugar más de dos horas seguidas sin pausas va a generar irremediablemente esas respuestas negativas en nuestro cuerpo, así que un paseíto hasta el baño o la cocina para reponer fuerzas siempre será buena idea.
Supongo que todos los presente habremos pasado por esos momento de tensión entre tiroteos, adelantamientos y jefes finales tras los cuales nos encontramos con los hombros a la altura de nuestras orejas, los antebrazos más hinchados que los de Lobezno y nuestras uñas a punto de perforar el mando. Toda esa tensión tiende a acumularse en la musculatura de la región cervical provocando contracturas que inicialmente se manifiestan con dolor y sensación de «pesadez y carga» en esa zona, pero pueden acabar provocando dolores de cabeza continuos e incluso mareos.
La mejor manera de prevenirlo es, como hemos dicho antes, tomándonos un descanso cada cierto tiempo. Pero si pese a eso comenzamos a sentir molestias, lo más recomendable como primera medida es realizar estiramientos de esa zona y aplicar calor local (con una manta eléctrica por ejemplo) en periodos que no deben exceder los 20-30 minutos. El calor es un relajante muscular que nos ayudará a sentirnos mejor.
Otra de las principales causas de dolor cervical es la mala colocación de la pantalla o la televisión, las cuales deben estar situadas frente a nosotros y a la altura de nuestro ojos. Puede parecer obvio pero una disposición incorrecta, por pequeña que parezca, nos va a obligar durante el transcurso de la partida a forzar más o menos unas partes del cuello u otras… y ese desequilibrio favorece nuevamente la aparición de contracturas musculares.
También es importante jugar con una buena iluminación y no solo por el bien de nuestra vista. A todos (sí, a todos) nos gusta matar zombies a media luz…pero una iluminación insuficiente nos obliga a forzar inconscientemente la musculatura alrededor de los ojos, generando indirectamente tensión en la cabeza y cuello e induciendo molestos dolores de cabeza.
El segundo gran problema al que nos enfrentamos los jugadores son los dolores articulares y tendinopatías, especialmente en dedos y muñecas. Puede parecer poco relevante pero ¿quién de los presentes no se ha planteado asegurar sus pulgares cual Fernando Alonso después de una hora con un juego de lucha? En este caso la prevención pasa por jugar con los brazos pegados al cuerpo (cuanto más cerca de nuestro centro de gravedad, menos esfuerzo por parte de los hombros y los codos para sujetarnos) y por supuesto, por no agarrarnos al mando como si nos fuera la vida en ello ni aporrear los botones.
Asumámoslo: la culpa de nuestras derrotas es nuestra y no del pobre mando. Mención especial para los jugadores de PC, a los que recomiendo jugar con el antebrazo apoyado en la mesa y una alfombrilla con acolchado para las muñecas que prevenga la aparición de lesiones como el Síndrome de Túnel Carpiano y las sobrecargas musculares del antebrazo.
Si ya es tarde para la prevención y hemos empezado a sentir dolor y pesadez en los dedos o las muñecas, nuestro mejor aliado en ese caso será el frío. Aplicarnos durante 10-12 minutos un pack de gel frío, sumergir las manos en agua con cubitos de hielo o incluso meterlas por un instante en el congelador (cosa que os sorprenderá, pero funciona) aliviará esa sensación de pesadez y disminuirá cualquier pequeño proceso inflamatorio que hayamos podido provocar al jugar más de la cuenta.
Otras recomendaciones básicas incluyen obviamente la buena posición de nuestra espalda durante el tiempo de juego, el uso de un buen asiento y no cruzar las piernas ni sentarnos sobre ellas. Las dos primeras, lógicamente, para prevenir la aparición de dolores, especialmente en los momentos en que juguemos con nuestras portátiles.
No podemos dejar de alabar las bondades de estas consolas que nos permiten jugar en cualquier lugar, pero precisamente esa cualidad es la causante de muchos de nuestros malos hábitos posturales. Y en cuanto a las piernas, que probablemente sean las grandes olvidadas cuando nos sumergimos en una partida, es conveniente cuidar su posición manteniéndolas estiradas o en flexión de 90º. Sentarnos sobre ellas (un hábito muy extendido) o cruzarlas puede provocar a la larga problemas circulatorios y dolores articulares.
Así pues, en resumen, para optimizar y disfrutar más de vuestras videoconsolas y ordenadores, dedicad un momento a preparar adecuadamente vuestro espacio de juego y, sobre todo, escuchad a vuestro cuerpo.