Uno, que ya es talludito en esto de los videojuegos y ha recibido varias collejas por algunos de sus escritos, llevaba varios días recapacitando sobre cómo empezar a contaros mis primeras impresiones de Wii. Pensaba deciros que los gráficos poco importan si prima la diversión, que comparar apartados técnicos con entretenimiento era como comparar la inteligencia de Einstein con la pechuga de Scarlett Johansson. Y tras salir de la presentación en Madrid he tenido sentimientos encontrados sobre la nueva máquina de Nintendo. En los próximos artículos iré analizando o, mejor dicho, dándoos las impresiones de una persona que lleva 23 años jugando a videojuegos, desde que apenas llegaba a la pantalla de la recreativa para ver como los mayores jugaban con Yie-Ar Kung Fu.
En primer lugar deciros cosas que ya sabéis sobradamente por los millones de fotos que habréis visto del hardware. La consola es pequeña, diminuta, casi parece un libro. Durante mi estancia en el palco del Bernabeu (hago un inciso: ¡cómo se tiene que ver el fútbol desde ahí!) la Wii que mostraba Excite Trucks se calentó demasiado y tres ingenieros alemanes estaban peleándose con el sistema. No era una máquina retail, sino una de desarrollo que probablemente habrá recorrido ya más kilómetros que los que yo haré en toda mi vida. Arreglado el problema, con pantallazo tipo MS-DOS incluido, los colegas se escaquearon y los “azafatos” encargados de contabilizar los escasos minutos que teníamos con cada juego, empezaron a preguntarse por qué coño no traían otro wiimote que les habían pedido. ¿Se lo habrían mangado?
Y es que el mando de wii tiene su historia. Te obligaban a ajustártelo a la muñeca como si les fuera la vida en ello, no fuera a salir disparado y destrozara una de las televisiones HD Panasonic Viera que hacían que la imagen de Wii se distorsionase como no debería haberlo hecho. Es como poner una PS2 o una Xbox en tu recién comprada TV HD Ready de 37”: se pierde calidad. Pero siguiendo con el mando, ya sabréis por las imágenes que es pequeñito, diminuto. Yo ya os digo que su peso es mínimo. Pero lo que no se ve es que la vibración es suave, la notas pero no molesta nada; el altavoz es más potente de lo que parece, porque en una sala repleta de personas y con música ambiental a todo trapo se oían perfectamente las felicitaciones que por el speaker salían cuando completabas un puzzle de Brain Age Wii. Los botones 1 y 2 son muy pequeños, tal vez demasiado, y con un tacto muy similar a los botones de la DS Lite. El botón A y el gatillo eran los que más se usaban en los juegos mostrados; el A perfecto en cuanto a tacto y tamaño, pero el gatillo demasiado pequeño y algo incómodo por su diseño cuando se coge el mando en horizontal con las dos manos.
Por otro lado estaba el nunchaku. La mayoría de los juegos no lo usaban, así que cuando lo cogí por primera vez para darle caña a Wii Sports Boxing, descubrí que su peso es inexistente. Parece hueco, vacío y no pesa absolutamente nada. Y cuando digo nada es que parece que casi no lo sostienes de lo poco que pesa. El cable que une wiimote y nunchaku es muy largo, en ese aspecto no habrá problemas, pero el que estaba presente en muchos juegos para unir el wiimote con la consola era muy corto, demasiado. A punto he estado en un par de ocasiones de arrancar una vitrina al desplazar el wiimote hacia mí. Viendo jugar a Red Steel, el que ocasionó más expectación entre los asistentes junto a Zelda, aparecía continuamente un mensaje de error advirtiendo de que el wiimote estaba muy cerca. Y había más de dos metros entre jugador y barra sensora. Si el revomando hubiera estado unido a la consola por un cable, no se podría haber jugado.
En estas llegamos a la barrita sensora de movimiento. Es igualmente diminuta, muy corta y muy fina, apenas se ve sobresalir por encima o por debajo de los televisores y, por lo que hemos podido apreciar, no emite ningún tipo de luz o destello y si lo hace, es prácticamente inadvertible.
Otra cosa que no se puede ver en las imágenes y videos que circulan por la red y que, por mucho que os lo intente explicar jamás lo entenderéis hasta probarlo por vosotros mismos, es la sensibilidad al inclinar o mover el mando. Conducir con el wiimote en horizontal es una tarea que va a exigir práctica y un periodo de adaptación; y es que, tras tantas generaciones peleándonos con teclados, pads digitales, sticks analógicos y volantes, el mando de Wii es otro mundo. Totalmente.
La gente preguntaba si cansaría jugar con el wiimote y la respuesta no puede ser más tajante: NO. El más mínimo y leve movimiento (y en esto debemos decir que únicamente hemos podido ajustar la sensibilidad en Red Steel), tanto para desplazar el puntero por la pantalla como para mover un vehículo o personaje moviendo el mando, se transmite a la pantalla a una velocidad endiablada y, en un principio, difícil de controlar. Tras jugar a Wii Play con otro compañero de prensa, el resultado de 12-11 únicamente hace justicia a goles marcados en propia puerta y a fallos defensivos porque, como digo, la sensibilidad era tan alta que el más mínimo movimiento desplazaba la barra de rebote (hablo del juego estilo Pong) al otro extremo de la pantalla. Se acabó eso de moverse de golpe cuando nos emocionamos jugando, al esquivar un enemigo, al realizar una curva cerrada a toda velocidad, porque en ese caso, tal y como estaba configurada Wii, podemos dar por perdida la partida.
Uno de los aspectos que más me ha sorprendido, en el lado negativo, de la presentación de Wii ha sido que las demos disponibles, en muchos casos, eran las mismas que en el pasado E3. Hablo de The Legend of Zelda, de Metroid Prime 3 y de Red Steel. Probablemente los tres títulos más interesantes, a priori, del catálogo de Wii, no han sido mostrados en Madrid más que en forma de beta. Porque lo del E3 eran betas. Cuando la consola se pone a la venta el próximo día 19 en Estados Unidos, y dentro de apenas 20 días hará lo propio en nuestro país, que Nintendo España no nos haya ofrecido la posibilidad de disfrutar de la versión final de esos juegos es un crimen y un pecado contra el buen gusto que todo analista debería tener. Porque algunos, como yo, podemos habernos llevado una peor impresión de la que podríamos habernos llevado con juegos finalizados.
En los próximos días comentaré impresiones de los títulos que he tenido la oportunidad de testear, pero os adelantaré lo que, personalmente – porque dentro de la objetividad que intentaré plasmar, uno tiene sus preferencias – más me ha gustado. Me ha encantado la suavidad de Zelda, su estilo gráfico, la forma en que se juega, el diseño de los escenarios. Twilight Princess es una maravilla que cualquiera que compre una Wii debe adquirir, jugar y poner en un marco. Si Ocarina of Time marcó un hito, Zelda TP no se va a quedar muy lejos.
Trauma Center: Under the Knife es uno de mis juegos favoritos de DS y la versión para Wii no le va a la zaga: tiene el mismo ritmo veloz, a veces retorcido, que te sube la adrenalina. Wario Smooth Moves es tan divertido como cualquier otro Wario, rápido, sin complicaciones, un party-game ideal. Rayman Raving Rabbids tiene un estilo muy peculiar, es entretenido y posee personalidad, además es de lo mejor a nivel gráfico que he visto en la presentación. Me ha gustado Wii Sports Boxing, a pesar de que la respuesta de mando y nunchaku no es instantánea (en todos los deportes de Wii Sports existe un lag, un desfase, entre nuestro movimiento y lo que tarda en representarse en pantalla) y no reconocía los movimientos que hacíamos en determinadas circunstancias. Big Brain Academy Wii me parece que puede tener éxito y acercar los videojuegos a las mamás, tal como quiere Miyamoto.
Tras ésta exigua experiencia, considero que el wiimote va a funcionar muy bien con determinado tipos de juegos pero que no será tan útil con otros, de la misma forma que pienso que los juegos de conducción no sirven para DS. El wiimote es muy entretenido como herramienta de uso en fiestas con amigos y consolas; para videojuegos basados en minijuegos como Wario o Rayman Raving Rabbids; para apuntar a la pantalla y seleccionar objetos o batallones, para un Age of Empires o un Advance Wars; para todo aquel que le dé un uso inteligente más allá del obvio control de la vista tridimensional.
Ha habido varios detalles y juegos que me han decepcionado y que desgranaré próximamente (como no me estoy cansando de repetir). Ya sabíamos que a nivel gráfico no estaría a la altura de sus rivales contemporáneas, Xbox 360 y PS3, pero esperaba algo más. Los televisores HD no hacían justicia y los juegos se veían, sinceramente, regular. Hay títulos de Xbox gráficamente mejores, bastante mejores, que prácticamente casi todos los juegos de Wii que nos han mostrado. Tal vez por eso nos han prohibido expresamente sacar pantallazos con nuestras cámaras. Parece como si se hubieran desarrollado para GameCube y no hubiesen evolucionado. Tal vez sea una circunstancia que se solucione en las próximas hornadas, en los títulos de Navidad de 2007. Pero hoy por hoy, y salvo la honrosa excepción de Zelda TP, distan bastante de lo esperado y eso que un servidor, personalmente, no esperaba mucho. Tal vez no importaría si fuesen entretenidos, ya sabéis, Einstein y la Johansson, pero es que… tampoco me lo han parecido.
Nintendo está trabajando muy bien el marketing, el aspecto innovador, la idea de videojuegos para todos… pero soy de la opinión de que no basta con un sistema de control novedoso o una apuesta por la originalidad para hacernos disfrutar. Sobre todo a los que tenemos más tablas en esto. Lo divertido no debe ser el mando, sino el videojuego al que juegas con él. Y, por lo que he visto, ports de Call of Duty 3, Far Cry (ahora conocido como Vengeance), Need for Speed Carbono o la versión del nuevo Tony Hawk son tan inferiores (y no hablo sólo de gráficos) a lo visto para 360 y a lo que se intuye de PS3, que el usar o no un wiimote para jugarlo da absolutamente lo mismo. Da igual girar un coche virtual que se mueve en un televisor moviendo una palanca que inclinando un mando: si no hay sensación de velocidad, si no hay inteligencia en los rivales, si no hay un buen diseño de niveles, si no hay innovación jugable más allá del interfaz de control, no tenemos NADA. Y Nintendo debería cuidar ese aspecto al igual que trabaja el marketing.
Como habéis “intuido” me quedo con la parte de Wii que hace un uso inteligente del sistema de control, que aporta algo nuevo a lo ya conocido, a lo que de verdad debería hacer distintivo a Wii: los juegos. Porque títulos como Need for Speed y Far Cry son francamente horribles en Wii. Porque juegos como Red Steel no aportan absolutamente nada a la vieja escuela de first person shooters, porque todos hemos jugado a decenas de fps mejores que él. Y da igual que lo controles con un wiimando, con un ratón, con un stick o con una banana. Si el juego no funciona, no funciona, por muy bien que responda el wiimote o por mucho que pueda uno fliparse haciéndolo girar en la muñeca.
Porque el funcionamiento de títulos como Wii Sports Tennis, Golf y Béisbol es tan mecánico y tan obsoleto, tan simple, que se asienta sobre el mismo aire. Nintendo habría hecho mucho mejor no incluyéndolos junto a la consola, es más, apostaría a que en no demasiado tiempo venderán un bundle sin él. Porque si me hubiesen dicho que tendría que pagar 50 € por un videojuego en el que si juego al tenis sólo muevo la raqueta y no al jugador, en el que para golpear una bola de golf solo debo tener en cuenta la dirección y velocidad a la que muevo el mando o en el que si imito el lanzamiento de una pelota o un bateo pasan 3 segundos hasta que mi clon o mii virtual hace lo mismo, seguro que no lo compro.
Estas son mis primeras impresiones con Wii. He aclarado algunas dudas a nivel personal que tenía respecto a ella y espero haberos ayudado a vosotros, tanto con este artículo como con los que espero leáis las próximas semanas. Yo ya he tomado la decisión sobre qué máquina next-gen adquirir… pero por ahora me la guardaré. De momento solo puedo decir una cosa: Nintendo, ¡más Zeldas, por favor!