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Prince of Persia – Microanálisis (Xbox 360)


Tres años después del lanzamiento de Prince of Persia: Las dos coronas, y de la finalización de la trilogía denominada “Las arenas del tiempo”, Ubisoft Montreal recupera la saga creada por Jordan Mechner que en su momento fue encumbrada al status de obra maestra , entre otros valores, por sus fantásticas animaciones.

El nuevo PoP recupera algo del primer título, los combates uno contra uno, pero rinde también su particular homenaje a juegos como Tomb Raider, Okami, Ico y Shadow of the Colossus. Del primero, el predominio de las plataformas sobre la acción, los grandes escenarios en los que debemos encontrar el camino correcto; del título de Clover toma la estética, el colorido y ese sentido de responsabilidad medioambiental y recuperación de la naturaleza presente en el juego; y de sendas obras del Team Ico los parajes vacíos, la presencia de una compañera de fatigas y la escalada hacia una meta situada en lo alto de escenarios, aunque en esta ocasión, inertes.

Lo primero que llama la atención del nuevo Prince of Persia es su acabado gráfico: una estética de dibujo animado que en un primer momento sorprende por su plasticidad y belleza. Para el motor del juego se ha utilizado una versión modificada del engine Scimitar utilizado en Assassin’s Creed. El resultado es que visualmente puede presentar unos escenarios abiertos y amplísimos sin perder ni un ápice de calidad; además todo el juego se mueve con una fluidez endiablada y, al no estar tan requerido como en el título dirigido por Jade Raymond, no hay lugar para la repetición y el hastío visual. Hay detalles mejorables, sobre todo en la personalidad del protagonista, pero a nivel gráfico es un juego fantástico.

Como hemos dicho al principio, Las Arenas del Tiempo son historia. Ahora eso que se llama gameplay viene marcado por la compañía de la Princesa Elika. Mientras que en la trilogía que sacudió PC, Xbox, PS2 y GameCube podíamos controlar el tiempo a nuestro antojo, en esta ocasión será la magia de nuestra escudera la que nos salvará de los peligros. Elika siempre está ahí, arrojando su mano mágica cuando vamos a caer a un abismo, deteniendo a los enemigos cuando están a punto de acabar con nuestra vida, ayudándonos a dar saltos más largos y potenciando con los poderes que va adquiriendo en el juego nuestras habilidades.

Esto implica que en PoP no mueres, como mucho, y digo como mucho, vuelves a subir a la plataforma anterior o continúas peleando con el enemigo medio derrotado. Esto provoca que el juego sea tremendamente sencillo y su única dificultad está en saber descubrir el camino correcto para recoger los orbes de luz más alejados. Hay lugares de difícil acceso y que nos obligarán a pensar el recorrido y probar varios caminos, pero no suelen ser de obligada visita, por lo que en líneas generales es un juego muy accesible. El sistema de control, en los momentos de plataformas, es también realmente sencillo de utilizar y dominar, por lo que el nuevo Príncipe es recomendable para todo tipo de jugadores y de todas las edades. Es probable que el núcleo de jugadores con más solera hubiéramos preferido un nivel de exigencia más elevado y que nos obligará a dar más de nosotros mismos, pero es lo que hay y, a pesar de su sencillez, resulta un título más que entretenido.

El nuevo Prince of Persia está dividido en dos partes claramente diferenciadas: la de plataformas y la de combate. La primera es la más satisfactoria, por el sobresaliente diseño de niveles, tanto a nivel técnico como artístico, la intrincada concepción de los escenarios y por su interconexión, que permite pasar de un nivel a otro sin tener que volver a un punto de unión o hub. Así se abren varios caminos y posibilidades de exploración que nos permite bien ceñirnos a las exigencias del guión o bien improvisar por nuestra cuenta.

En cuanto al combate, como dijimos al principio del análisis, se ha recuperado el espíritu Mechner y la acción con la espada y la garra suele ser uno contra uno, en igualdad de condiciones y lejos de los combates “todos contra el Príncipe” que presenciábamos en la trilogía de Las Arenas del Tiempo. Contamos con un buen número de combos, en los que podemos tomar momentáneamente el control de Elika y sus poderes mágicos, pero aunque su mecánica es buena y los combates son bastante plásticos en su coreografía, la ausencia de penalización real (Elika siempre nos salva) juega bastante en su contra.


Y en líneas generales esto es el nuevo Prince of Persia. Un juego de plataformas y acción de gran belleza artística, con unas melodías y una ambientación de primer nivel, con una historia bastante floja que nos plantea salvar al mundo del preso mago Ahriman y liberar el mundo de la corrupción que lo asola. No es un título muy exigente, pero merece la pena probarlo. Los aspectos más débiles del juego son sin duda su escasa dificultad, su duración bastante limitada (y su escasa rejugabilidad) y una historia que se desarrolla mediante diálogos entre el Príncipe y Elika que carecen de interés y de un mínimo de gusto cinematográfico. Obviamente no cuenta con opciones multijugador, aunque se prevé contenido descargable en los próximos meses. Un juego apropiado para todos los públicos y realizado para contentar a todos, seguidores y no de la saga PoP, que no defrauda pero que tiene un amplio margen de mejora para futuras y previsibles entregas.

Vídeos – Los diez primeros minutos del juego (cortesía, al igual que las fotos, de Gamersyde)

Web oficial

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