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Princess Peach: Showtime — un juego; muchos géneros

Princess Peach: Showtime! - Destacada

Casi veinte años han tenido que pasar para que Nintendo haya vuelto a darle una oportunidad a la princesa más rosa y molona de todo el Reino Champiñón. Veinte años donde la hemos visto como compañera o cautiva, nunca protagonista. Ha llegado el momento de ponerse frente a los focos. Hablemos de Princess Peach: Showtime.

Se abre el telón

Parece mentira, pero han sido casi veinte años desde que Nintendo decidió dar a Peach su primer juego en solitario con Super Princess Peach —obviando el juego de Game & Watch Princess Toadstool’s Castle Run que no merece la pena contarlo siquiera—, y aunque quizá no fuera un juego a gusto de todo el mundo, reconozco que es un juego que recuerdo con un cariño especial por su estética y jugabilidad. En definitiva, un juego interesante… que no pasó a más. Curioso cuanto menos, pues detrás de ese título estaba la nipona Tose, una empresa con más de cuarenta años a sus espaldas y encargada recientemente de los desarrollos de Final Fantasy VII Crisis Core Reunion y Dragon Quest Monsters: el príncipe oscuro. Aunque bueno, eso no tiene por qué significar nada: se lo consideró un juego para «niñas» y ahí se quedó la cosa. Una verdadera lástima.

Por eso doy gracias porque después de esos casi veinte años volvamos a tener un nuevo título de la princesa del Reino Champiñón en nuestras manos, y sobre todo uno tan interesante como este. Si Super Princess Peach era un plataformero colorido y agradable para cualquier público, con Princess Peach: Showtime! damos una vuelta de tuerca a lo que es el personaje para presentarnos una aventura diferente y, sin duda, amable con el jugador. Algo de lo que quiero hablar más adelante, no lo dudéis.

Existencia individual

Princess Peach: Showtime! es una actualización del personaje para convertirlo en un nuevo añadido al universo Mario, en el cual dotarle además de una personalidad que, a grandes rasgos, carecía. Hace relativamente poco escuché en el programa de radio sobre videojuegos Game Over como, hasta la llegada de Luigi’s Mansion, Luigi nunca había sido un cobarde. Es cierto, pero más correcto sería decir que Luigi no era. Así de sencillo. Luigi entra en el imaginario colectivo como un personaje independiente a partir del título de Game Cube, y es solo entonces cuando su relación con Mario surge y comienza a presentarse ante nosotros un personaje más allá del Mario verde. Esto se puede ver especialmente en la franquicia Mario & Luigi, donde vemos la contraposición de los personajes, como interaccionan entre ellos y con el entorno y podemos sentir que existe un Luigi más allá de Mario.

A Peach le ha pasado lo mismo, pero más a partir de la película que con Super Princess Peach —aunque en el postgame de Super Mario Odyssey ya se podían vislumbrar las primeras muestras de una Peach con alma y motivaciones. Esta encarnación de la princesa, interpretada por Anya Taylor-Joy, tuvo su polémica en con el lanzamiento porque, así de claro, creaba un personaje independiente a la aventura del fontanero bonachón. Peach era una princesa que se preocupaba por su reino, que luchaba y que pensaba, y aunque ya hayamos podido manejar a Peach de esta guisa también en otros títulos de Mario, le pasaba lo que a Luigi: es jugar con una skin rosita y con falda del mostachudo italiano.

En esta tesitura nos colocamos con Princess Peach: Showtime! hasta el punto de que se ha modificado a la princesa en la carátula original del título por una versión más similar a su contraparte cinematográfica. Aquí Peach es la protagonista, este es su espectáculo, y solo ella va a brillar encima del escenario que desde Good-Feel han montado para que luzca jugabilidad y estilo y rezume personalidad y calidad. Sigue sin ser un personaje perfectamente definido, con motivaciones y preocupaciones, pero tampoco lo son Mario, Luigi, Donkey Kong o Wario y eso, en el contexto de Nintendo y sus videojuegos, es suficiente para destacar y ser ella misma.

Que teatro más espléndido

Princess Peach: Showtime! nos lleva de viaje con Peach al Teatro Esplendor para ver las increíbles representaciones que allí se están llevando a cabo. Sin embargo, y para no romper la tónica de las aventuras que ocurren en este universo, una actriz malvada llamada Doña Grape —uva en inglés, curiosamente no lo han españolizado— y su Compañía Malauva vienen dispuestos a robarse el espectáculo y, de paso, la corona de Peach ya que estaba ahí, dejando a todos los que venían a ver los shows encerrados dentro del teatro. Por suerte, un misterioso espíritu —con forma de lacito— llamado Lucy se unirá a nosotros para ayudarnos, permitiéndonos en los diferentes escenarios transformarnos para convertirnos en las protagonistas de las funciones y, así, llevar a buen puerto las diferentes obras de teatro en las que entremos.

Podemos intuir por mis palabras que este juego se divide por tanto en obras o niveles a los que accedemos desde un sitio central —el teatro—, que cada nivel representa una función con una ambientación distinta y que, en ellas, Peach asume la forma de un personaje acorde a la función con el que avanzar por el guion y resolver el entuerto. Una forma de proceder que recuerda al último Luigi’s Mansion, pero que por ejecución dentro de las fases a mi me ha parecido más similar al maravilloso Yoshi Wolly World a la hora de crear asombro —posiblemente porque la empresa desarrolladora, Good-Feel, es la misma. ¿Y qué implica todo esto de los niveles y las obras de teatro? En que la jugabilidad y variedad de este título lo convierta en una de las experiencias más divertidas dentro del catálogo de Nintendo Switch.

¿Cowgirl? ¿Ninja? ¿Detective? ¿Ladrona de guante blanco? En este espectáculo todo vale, y cada transformación modifica completamente la jugabilidad: con la ninja deberemos deslizarnos por las sombras y acabar con nuestros enemigos sigilosamente; con la vaquera, el juego es un western donde a lomos de nuestra yegua deberemos atrapar a los malvados criminales —estereotípicos mexicanos, lo cual me ha parecido una decisión cuestionable—; con la detective tendremos que investigar un caso encontrando pistas y resolver el misterio y, con la ladrona, movernos en un juego más plataformero donde el gancho y la agilidad de manos jugarán a nuestro favor. Y todas ellas siendo muy divertidas.

Para el jugador, sin importar quien sea

Son divertidas, sí, pero también sencillas, y aquí es donde me gustaría disertar. Princess Peach: Showtime! no busca es un reto ni busca serlo, y que se lo critique por ello me parece igual de estúpido que criticar a Dark Souls por su nivel de dificultad. Aquí el quid de la cuestión es si la ejecución del título es divertida, y puedo asegurar que es el caso. Si los niveles fueran más largos, si hubiera más niveles del mismo tipo, os puedo asegurar que el juego sería tremendamente cansino. Al final, Peach se maneja con dos botones, uno de acción y uno de salto, y el joystick para movernos, y eso es evidente que lo hace sencillo. ¿Pero fácil? Dejadme que os cuente una cosa que para mí ha sido fundamental para que este juego me llegue al corazón.

Yo lo he jugado con mi pareja, la cual disfrutó también de pequeña con el Super Princess Peach. Ella no juega a videojuegos más allá de algún Animal Crossing suelto y ya, pero a este juego le tenía muchas ganas. Ella se lo ha pasado mientras yo miraba y luego yo remataba si se nos había quedado alguna estrella en el nivel, y se equivocaba a veces porque no es una jugadora asidua, solo busca pasar un buen rato. ¿Por qué tenemos que criminalizar esto? ¿Por qué hay gente empeñada en que solo se puede disfrutar de un videojuego si ellos lo disfrutan? Hay infinidad de perfiles de jugador, tantos como personas jugando a videojuegos, y todas se merecen disfrutar jugando.

Princess Peach: Showtime! me ha resultado precioso por la experiencia de jugar con ella, igual que cuando un padre o madre coge a sus retoños y les pone un juego para que los más peques se diviertan. O simplemente, porque quiero disfrutar de un apartado artístico muy cuidado, con todo lo que rodea al teatro representado de una manera divertida y atenta. Cada nivel no es más que una pequeña aventura autocontenida, sin más pretensión que presentar una mecánica entretenida al jugador y llevarlo hasta el final con ella, sin complicarse la vida, salvo quizá un leve aumento de dificultad en el postgame. Por ponerle algún punto negativo, algunos tiempos de carga se hacen un poco largos, pero no es nada que empañe el título.

En resumen

He disfrutado de este Princess Peach: Showtime! mucho tanto poniéndome a los mandos como siendo el jugador pasivo. No es un juego que haya revolucionado nada, pero es una aventura muy bien cuidada que me hace plantearme una cosa: si no fuera este título de la franquicia Mario… ¿lo habríamos comprado? Me parece una lástima que más títulos así no encuentren su lugar en el mercado debido a las limitaciones de presupuesto de los juegos indies, porque explorar mundos más sencillos con mecánicas plataformeras o de acción aptos para todos parece que se nos ha olvidado como industria… y así terminaremos cayendo en un mundillo donde las puertas de entrada a otros géneros para jugadores casuales serán sus amigos, familiares y Nintendo. Es algo que da que pensar. [80]

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