En Disc Room somos un científico que pasa a ser rata de laboratorio al entrar en un disco gigante que es descubierto en la órbita de Júpiter. Dentro nos encontraremos con un laberinto de habitaciones plagadas de diferentes discos, todos con algo en común: son tan afilados que, si te tocan, te matan.
Hace ya unos meses desde que Devolver anunció el juego y la semana pasada lanzó una demo gratuita. Yo le seguía la pista a Disc Room por el fantástico equipo que tiene detrás. Por un lado está Terri Vellmann, responsable de obras como High Hell o Sludge Life; por otro, los artífices de Minit, Kitty Calis y Jan Willem Nijman. La música corre a cargo de Doseone, que ha trabajado con Terri en los títulos mencionados y en otros como Gang Beasts o Enter the Gungeon.
El control en Disc Room es excelente, como no podía ser de otra manera, no olvidemos que JW Nijman es el 50% de Vlambeer y el tipo que dio aquella charla en la DGG sobre game feel y “el arte del screenshake”. Aquí la pantalla no se agita demasiado, tampoco tendría mucho sentido, pero el control tiene justo lo que un juego así necesita: precisión y sencillez. Porque, al final, esto no deja de ser un bullet hell en el que no disparamos. Solo tenemos que esquivar los discos intentando no quedarnos acorralados entre varios de ellos.
Las misiones a completar para desbloquear nuevas salas son la guinda del pastel. Lo interesante es que no todas son de sobrevivir “x tiempo”. Hay algunas muy inteligentes, como “sé asesinado por 5 tipos de disco diferentes”, de manera que tienes que revisitar las pantallas que has completado en busca de otros discos, y no todos aparecen al principio del nivel. De hecho, una es: “muere en 0 segundos o menos”. Aún no la he conseguido completar, pero seguro que hay una forma de hacerlo.
Disc Room saldrá en algún momento de 2020.