RiME (2017, Tequila Works), la esperadísima aventura, ya está a la venta. El retraso ha propiciado, a la postre, que haya salido no solo en PS4, sino también en One, Switch y PC. Así, ningún jugador – o casi ninguno – se quedará sin probar uno de los juegos más esperados de este año, un cuento onírico.
Érase una vez, en una isla perdida en la que simpáticos jabalís campaban a sus anchas…
Lo maravilloso de los cuentos no es el desenlace, o los giros de la historia, porque sino dificilmente alguien querría escuchar el mismo cuento varias veces. Lo mágico es cómo se cuentan, el cariño puesto en la historia, la forma en la que estos nos transmiten tantas emociones. Tequila Works ha creado su propio cuento de hadas bebiendo de la obra de Team ICO, no pudiendo huir de un regusto a viejo conocido.
RiME es un cuento que te atrapa, a poco que le dejes, y que convence por sus propios méritos, superando el hype. RiME se desvela, así, como una aventura enternecedora, que no brilla en los puzles, pero que deslumbra en sus paseos, en el plataformeo puro y duro, en el recorrer la isla misteriosa en la que el niño protagonista aparece, misteriosamente, un día.
No puedo evitar tener la sensación que RiME brilla cuando menos lo pretende, casi como Julio Salinas. Su elegantísima implementación de la lluvia, muy poco usada en el juego, o las animaciones del personaje, como cuando atraviesa charcos de agua como si no quisiera mojarse. Sorprender a un jabalí correteando por los escenarios, o imaginarse qué es lo que hay detrás de las almas en pena que pueblan la isla… Cuando RiME intenta ceñirse a las reglas tradicionales de juego y plantear retos en forma de puzles, no me ha llenado, a pesar de que no son ni de lejos algo fallido.
Cuando lo normal no es el camino
Sí, son directos en su inmensa mayoría – ojo, esto es un piropo, si quisiera atascarme volvería a un juego que RiME cuenta entre sus influencias, The Witness (2016, Thekla Inc.) – pero les falta esa chispa nintendera tan propia de los Zelda – no hablo del último – que consigue que hasta arrastrar un cofre te haga sentir especial. Pero en las plataformas o en los simples paseos guiados, RiME cuenta con una luz propia que lo llena todo , consiguiendo que incluso desees que no haya mayores contratiempos y que el juego se limite a transportarte por la onírica aventura. Por cierto, qué bien que le quedaría una pista de narración en off…
RiME está repleto de secretos que permanecerán ocultos si no te peleas con él. Porque yo he ido a pasarme el juego y no he conseguido ni una tercera parte de lo que el menú de Extras muestra que se puede desbloquear. Esa es la forma en la que el juego de Tequila reclama tus mimos, tu atención. Sus murales merecen horas en su conjunto para disfrutarlos, analizarlos y procesarlos, y quizá así el final no sería tan revelador como lo ha sido para mi.
Un final que le da sentido a todo, como un beso de buenas noches que viene a cerrar un cuento mágico, que junto a The Last Guardian (2016, genDESIGN/SCE Japan Studio) debería presidir una biblioteca virtual a la que niños y grandes deberían acudir para rellenar sus sueños de héroes, monstruos, secretos y magia.
Música, Maestro
Me jode no ser capaz de explicar mejor lo cojonudísima que es la banda sonora de RiME, compuesta por David García Díaz. Quizá te suene a salvajada si no lo has jugado pero es, para mi, con diferencia, lo mejor del juego. Qué maravilla. Como si fuera una nana y tú estuvieras soñando, te acuna en cada momento, dando un paso adelante y asumiendo protagonismo tan solo en los momentos en los que la acción o la narrativa necesita acompañamiento sonoro de más fuerza. Un auténtico lujazo encontrarse algo así en un videojuego.
También tengo que alabar su preciosista diseño visual, diseño de niveles y amor por el detalle, que visten maravillosamente al cuento de Tequila Works. Es una pena que técnicamente, incluso en PS4 Pro, RiME sufra en ocasiones para mantener la soltura, aunque no hay que lamentar excesivos contratiempos. Al contrario, hay que alabar a RiME y a Tequila por haber creado un título que, en su conjunto, es poco menos que redondo. La espera ha merecido la pena y el hype, justificadísimo en esta ocasión, no le pasa factura. Grandes, chaval@s. [85]