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Rise of the Tomb Raider

Rise of the Tomb Raider nace como una de las exclusivas temporales más polémicas de los últimos tiempos. El juego, a la venta primero en Xbox One, saldrá posteriormente en PS4 y en PC, pero en el caso de la consola de Sony el retraso, un año, se antoja inmenso. Y más tras haber comprobado la calidad del título de Crystal Dynamics.

Nota: Estas impresiones se han elaborado tras alcanzar aproximadamente el 25% de Rise of the Tomb Raider, unas 5-7 horas de juego.

Lara regresa y ahora es más madura, más decidida y más dotada de recursos. Digamos que crear bombas a base de walkie talkies o volar por los aires una tumba en la que se encuentra rodeada de enemigos y protegerse escondiéndose en un sarcófago no son cosas que se podrían esperar de una Croft principiante y sí de un Indiana Jones en su mejor momento. Estamos ante una heroína que ha crecido enormemente desde su primera gran quest. Es una aventurera en toda regla y tan solo los flashbacks a su niñez dejan claro que no siempre fue un personaje de armas tomar.

Como no podía ser de otra forma, lo mejor de la anterior entrega, en mi opinión, el descubrir tumbas e investigarlas, vuelve a ser un highlight del gameplay, y, aunque se le sigue considerando como una actividad secundaria, las tumbas han aumentado en complejidad y en presencia. Resolver sus secretos le reportará interesantes mejoras a Lara que le vendrán que ni pintado en el modo «Principal». Me gustaría sin embargo remarcar que Rise of the Tomb Raider empuja a completar cuanta quest se nos ponga por delante, siempre que implique el colarse en una cueva. Las propuestas por los NPCs a mi personalmente me han dado un poco más de palo, eso sí. Y es que cuando yo encarno a Lara lo que quiero es ser una exploradora, no una chica de los recados.

Yo no como carne. Es simplemente por convicción, no quiero comer nada que yo mismo no mataría. En Tomb Raider, sin embargo, se premia la caza como supervivencia, cosa que entiendo en el contexto: estás perdida en un lugar inhóspito, muriéndote de frío, lo último que te va a pasar por la cabeza es montarte un huerto para no morir de hambre. Comento esto porque, aunque parezca una parida, a mi me duele en el alma matar a los animales virtuales. Pero aquí, en este contexto, entiendo que es por necesidad y que es lo que toca. Y eso me parece un mérito de la ambientación.

Rise of the Tomb Raider es bastante menos duro que su predecesor. Si lo jugaste seguro que recuerdas cómo puede morir Lara en el descenso por un río en dirección a la cabina de un avión estrellado cuando choca contra unos palos demasiado afilados. Aquí las muertes son también en ocasiones explícitas, pero no se exhiben, no se recrean en pantalla. Incluso Lara es reacia a gritar o a mostrar miedo, quizá debido a su personalidad mucho más madura y su gran capacidad para encarar a desafíos. En el primer juego el enfrentamiento con los enemigos era algo crítico, dramático para ella. En Rise of the Tomb Raider Lara se carga a enemigos hasta buscando combos: es como si fuera a ir a buscar el pan.

Es por ello que Lara ya no se esconde de los enemigos, al contrario. En esta aventura se enfrenta a mercenarios armados hasta los dientes, y la principal preocupación de Croft es cómo acabar con ellos, no escapar de ellos. Quizá prefiramos en ocasiones buscar el sigilo, pero en Rise of the Tomb Raider Lara no es la presa: es la cazadora.

En un videojuego de esta envergadura y con esta concepción de aventuras, el doblaje siempre es complicado, porque incluye distintas localizaciones, motivaciones y personalidades. La pista en castellano es muy profesional, aunque es plana en cuanto a acentos, un factor clave a la hora de enriquecer la experiencia. Un ejemplo es la mecánica de escuchar grabaciones o textos de personajes de otras culturas y lenguas. Todos ellos hablarán en perfecto castellano, sin atisbo de acento. Una oportunidad perdida. Tengo pendiente el comprobar si se incluye la pista original en inglés para comprobar cómo de lejos están ambos doblajes.

Da la sensación que visualmente Rise of the Tomb Raider ha dado varios pasos adelante con respecto a su predecesor, y eso que ya estaba muy cuidado. Los gráficos son muy detallados, repletos de efectos. La implementación del viento, del fuego o de la ropa de Lara es magistral. La forma en la que responde la nieve a los pies de Lara al caminar es muy buena, quizá no realista, pero muy espectacular. Otro efecto que me ha llamado la atención es que los animales heridos sangran y nos permiten seguir su rastro gracias a la sangre que dejan caer y que contrasta con el blanco de la nieve. Como nota añadida, comentar que modifican su forma de caminar debido a las heridas. Para cerrar mis apreciaciones generales sobre los gráficos me gustaría destacar las impresionantes texturas, no solo de los escenarios sino también detallazos como el cuero o el resto de las vestimentas – que le dan a todo un look realista tan conseguido como espectacular.

A nivel jugable este el juego de Crystal Dynamics lleva a un nivel sublime algo que su predecesor ya hacía bien: hace parecer difícil lo que se hace fácil. Los Tomb Raider clásicos eran muy difíciles, hasta el punto de exasperar. Tras el reinicio, mucho más cinematográfico y enfocado a un público menos interesado en el plataformeo y más en las explosiones y la espectacularidad de los planos, la dificultad en los saltos casi se puede dar por desaparecida. Aún así, con una inteligente combinación de mecánicas, como Quicktime Events e identificación de plataformas, los nuevos Tomb Raider también son capaces de producir una sensación de satisfacción al superar alguna de sus rutinas plataformeras. Sobre los puzzles se podría decir lo mismo, los diseñadores te llevan de la mano en su resolución, pero aún así conseguir completarlos es satisfactorio. Es curioso comparar estos sistemas, mucho más amistosos, de satisfacer al jugador, con la personalidad de los Souls y la forma en la que ellos lo hacen.

Rise of the Tomb Raider es una secuela muy meritoria del exitoso reboot de las aventuras de Lara. Conserva las principales mecánicas de juego y mejora el paquete, comenzando por el argumento, del que prefiero no desvelar nada pero que resulta bastante más interesante que el de su predecesor, a mi entender el punto flaco, en mi opinión, del primer Tomb Raider. Si te gustó el reinicio de la saga a cargo de Crystal Dynamics, este no te lo puedes perder bajo ningún concepto: lo supera en todo salvo en el factor sorpresa. Ya se pueden haber puesto las pilas en Naughty Dog con el venidero Uncharted 4, porque el mejor Uncharted hasta la fecha no lo protagoniza Drake.

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