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Rogue Aces para Nintendo Switch, análisis

Soy muy fan de Luftrausers (Vlambeer, 2016). El juego de la gente detrás de Nuclear Throne (Vlambeer, 2015) me pareció una auténtica revelación a nivel jugable.

Sí, a nivel visual hay que saber contextualizarlo, pero sus mecánicas y profundidad son tremendas. Rogue Aces me recordó en un principio tremendamente al título de Vlambeer, y por eso tenía ganas de jugarlo. Lo cierto es que, a los pocos minutos, cualquier comparación se queda en anécdota.

El juego de Infinite State Games intenta, sin éxito, replicar la fórmula de Luftrausers, pero tan solo consigue hacerlo en lo visual. Las posibilidades jugables, los builds y desbloqueables del avión y el frenetismo palidecen al compararse a las del juego de Vlaamber, y tan solo algunas pinceladas consiguen hacerlo escapar de la mediocridad.

Ejemplos de esto son la posibilidad de asaltar naves en plena refriega aérea y cosas como la generación procedural de misiones, algo que en teoría debería servir para alargar enormemente la vida jugable del título, al final acaba resultando de lo más monótona. Así, el título de Infinite State Games, a pesar de ser capaz de entretener un rato, fracasa al intentar brillar.

Rogue Aces da el pego para unas partidas rápidas, pero más allá, hay que mirarlo con muy buenos ojos para conseguir mantenerlo ejecutándose en tu sistema (en mi caso, la Nintendo Switch). Una oportunidad perdida de crear un arcade que se adueñara de nuestro tiempo. Ahora, más que nunca, Luftrausers, vente a Switch. [65]

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