Cuando la compañía fundada por Walt Disney compró la franquicia de Star Wars de George Lucas tuve sensaciones encontradas. Por una parte la jugada me dio malas vibraciones, dado que la IP se separaba de su creador.
Disney da con la tecla
Pero por otra, era indudable tener grandes esperanzas de lo que la Factoría Disney sería capaz de conseguir con una franquicia de ese potencial. Star Wars VII: El Despertar de la Fuerza me encantó. Pasé por el cine 4 veces y disfruté cada visionado, en cada uno de los cuales descubriendo nuevos matices, confirmando que Disney tenía mucho que aportar a una saga que algunos creíamos condenada tras la decepcionante – IMO – segunda trilogía, o primera en orden cronológico.
El Episodio 7, como entrega numerada y primera cinta de la tercera trilogía de Star Wars, fue mimado al extremo por sus creadores. No obstante, quedaba por ver qué trato iban a recibir las historias accesorias, como esta Rogue One o la venidera cinta dedicada al joven Han Solo.
Rogue One, un producto para los nuevos tiempos
Y parece que Disney lo tiene todo controlado. De una forma similar a como tratan al universo cinematográfico de Marvel, con Star Wars han creado un plan maestro que se despliega cinta a cinta, pero con un respeto y unos acabados que, para mi, son incluso superiores a las películas basadas en los cómics. Rogue One sigue, en mi opinión, la fórmula maestra de El Despertar de la Fuerza.
Personajes terrenales que no son cabezas de cartel ni maestros de la fuerza, encarnados por actores heterogéneos, con asiáticos, latinos y, de nuevo, con una mujer como protagonista de un episodio fundamental del universo Star Wars. Una historia en la que en ningún momento se tiene la sensación que nadie sea imprescindible y que cada personaje puede, como pasa en Juego de Tronos, pasar a mejor vida en el siguiente tiroteo y pasar a formar parte de las leyendas de la saga.
Aunque a nivel de efectos especiales y de producción Rogue One me ha parecido redonda, sí que es cierto que a nivel general la noto un par de pasos por detrás del Episodio VII, quizá intencionadamente al no ser un episodio numerado. Pero en cualquier caso me ha parecido una cinta indispensable para todos los fans de la saga que gustan del enfoque de la nueva etapa de Star Wars de la mano de sus nuevos propietarios