Shadow Warrior viene a sumarse a la larga lista de juegos clásicos que se «readaptan» a la actualidad, con las siglas HD siempre presentes. Un título más que brilló con luz propia en su momento gracias a 3D Realms, creadores del chulo más chulo que ha dado el mundo del videojuego: Duke Nukem. Lo Wang vuelve a las andadas, nada que ver con el juego original (no es adaptación del original) si no que vuelve a agarrar la katana para partir en x cachos a los demonios que se creen más chulos que él…
La versión que he podido probar es la digital de PSN que se ha progamado para PS4, y a decir verdad tengo que remarcar que podría haber salido en PS3 sin problema ninguno visto el potencial técnico y visual que pone en pantalla el juego de Flying Wild Hog. No hace justicia a la potencia de la consola en ningún momento, con un motor gráfico que no necesita hacer grandes alardes porque lo que muestra no saca partido a la consola. Modelados básicos, texturas variadas pero no de gran calidad, animaciones suaves pero bastante repetitivas,… es verdad que Shadow Warrior no brilla a nivel visual, pero es que también hay que decir que el «poder» del juego está más a nivel jugable… y es que recupera gran parte del sabor arcade y frenético del original lanzado en 1997 a la par que el antes nombrado Duke y otros títulos del género que quizás conozcáis, un tal Quake… títulos que se lanzaban sin ton ni son a la acción, con escenarios con muchos recovecos y secretos por descubrir. Bien, Shadow Warrior retoma el estilo, lo adereza con gráficos más o menos competentes, y lo lanza para que al usuario más ávido de acción desenfrenada y hemoglobina a raudales se le dibuje una sonrisa en la cara. Así es el juego: pura acción sanguinaria, donde el argumento importa más bien poco, pero que te lo pasas como un cosaco si te gusta el género.
Lo Wang (protagonista del original) vuelvea aparecer para hacerse con una espada milenaria, la Nobitsura Kage… a cualquier precio. Rápidamente esta última parte entra en acción, y si bien los 2 millones de dólares que llevaba para su compra no surten el efecto que se pretendía, su katana, shurikens, y demás armas que podrá ir encontrando y mejorando con el dinero que encuentre le servirán para seguir su pista. La ayuda de un demonio que le tomará el pelo muy de vez en cuando (tienen entre ambos algún diálogo que es muy bueno) también le dará información y a nivel argumental es el que da pie al continuo fluir de escenarios y enemigos, buscando esa espada entre venganzas, bandas mafiosas y un toque inequívocamente oriental al conjunto que le sienta estupendamente. Bien es verdad que el argumento es la parte menos importante del juego, y puede ser que algunas veces os dé por pasaros las cinemáticas para pasar directamente a la acción, el gran punto fuerte del juego. No os sintáis mal: Shadow Warrior se merece ser disfrutado sobre todo por la acción con la katana, no posee una historia rebuscada, con giros sorprendetes, personajes carismáticos más allá de Lo Wang, ni un momento épico que os atrape ni nada parecido… va directo a la vena, y eso lo cumple muy bien.
No intentéis encontrar mecánicas de juego rebuscadas, ni sistemas de progresión a largo plazo con una curva de dificultad acusada: Shadow Warrior te propone mejorar las armas con el dinero que encuentres por los escenarios, y una suerte de magias que se van desbloqueando según consigues encontrar las piedras Ki y Karma que vas ganando según el estilo que utilices para matar a los enemigos: cuanto más utilices las magias y consigas muertes más sanguinarias y perfectas, más rápido podrás desbloquear hechizos de curación, ataque, velocidad, etc. Las piedras Ki te permiten desbloquear nuevas habilidades. No hay más, ya es bastante por otro lado, pero así se podría resumir la mecánica de progresión en Shadow Warrior. Sin embargo, vamos a dejar un inciso para las armas, donde brilla con luz propia por encima de todas las demás (las clásicas estrellas shurikens, pistola, metralleta, ballesta, Uzi´s, lanzacohetes,…) la katana. Descuartizar a los demonios que nos atacan (y a los enemigos humanos) con ella es un placer sanguinario que muchos disfrutarán sin duda. Además, aunque el nivel visual como decíamos es muy básico, podremos ver cómo al utilizar la katana podemos conseguir descuartizamientos variados, según sea un golpe básico o uno potente, y también dependiendo de la dirección del stick que estemos pulsando en ese momento. Podremos conseguir desde decapitaciones limpias hasta cortar extremidades (y ver cómo cojean sin una pierna, por ejemplo, o sin un brazo) y partirlos directamente por la mitad. Claro está, la sangre aparece más que la corrupción en el Gobierno de este mísero país, pero eso también forma parte del estilo 100% «gore» del juego, que es explícito totalmente y no se corta (es buena la ironía) en absoluto para mostrar esas imágenes.
Además, con la ayuda de los ataques mágicos antes nombrados podemos bloquearlos, dejarlos paralizados o suspenderlos en el aire, con lo que la combinación katana+conjuro nos da una riqueza de ataques y de finalizaciones muy divertida. Según vayamos variando los ataques más karma ganaremos y podremos seguir consiguiendo más hechizos, hasta ocho conjuros que se ejecutarán con una doble pulsación del stick de dirección y pulsar R2 o L2. La verdad es que el sistema no está muy bien implementado porque no es muy fácil acordarse de cuál está a la derecha o a la izquierda, y según en qué momento nos vendrá mejor uno u otro (por ejemplo, al estar rodeado de enemigos podremos realizar en uno de esos movimientos un giro completo que asestará cortes a todo lo que nos rodea, pero es fácil equivocarse en el fragor de la batalla, además de que la pulsación del botón es POSTERIOR a los movimientos del stick, cuando es más intuitivo hacerlo todo junto). Nos hubiera gustado otro sistema de realización de ejecuciones y de hechizos, pero tampoco se pueden personalizar en el menú de opciones. Un detalle muy divertido y fresco es el uso de las armas demoníacas, que nos valdrán tanto para recuperar vida o matar a todos los que nos rodean (el corazón) como para atacar a los enemigos en plan «espada láser» (la cabeza). El control de las armas de fuego tampoco nos acaba de gustar mucho, ya que o bien se ejecuta pulsando el botón R2 hasta la mitad (¿?) o pulsando R3 para apuntar, y R2 hasta el final para disparar. Un sistema poco efectivo para las armas de fuego, la verdad.
La IA de los enemigos en cualquiera de los niveles de dificultad no es para tirar cohetes, se limitan a tener mayor resistencia y mayor daño con sus ataques. Los final bosses de algunos niveles tienen unas mecánicas de ataque/defensa que se repiten bastante, y aunque puede que tengamos que repetir alguno de los enfrentamientos, no son especialmente complicados. En definitiva, Shadow Warrior ofrece 17 capítulos que pueden durar unas 6-7 horas de juego violento, divertido, frenético y variado gracias a los hechizos, los secretos que hay repartidos por los escenarios, los guiños al propio Shadow Warrior original -y a otros anteriores de la desarrolladora y de la propia 3D Realms– y a la katana sobre todo. Un apartado gráfico desfasado en general, y una historia que no ofrece nada nuevo, pero tampoco le hace falta. Lo mejor del juego es correr, rebanar cuerpos y reventarlos con los hechizos y los ataques mágicos. Un festival de acción que no recuerda en nada al original, pero que se hace recomendable para los fans de la acción arcade y sangrienta.[65]