Cuando el rio suena normalmente es porque lleva agua. A veces, claro, no es así, y tan sólo somos el Toño y yo intentando desplazarnos por un caudal más seco que la mojama con una barca abandonada tras habernos fumado medio Amazonas. Pero esa es otra historia. A lo que iba: Muchos decían que este Sonic Chronicles era, con diferencia, el mejor Sonic que se había visto en años. Y, tras jugarlo, no puedo menos que unirme a tal afirmación. Aunque la mayoría de medios no comparten mi opinión…
Hay que dejar claro que Sonic Chronicles no tiene nada que ver con ningún otro Sonic que se haya visto hasta el momento. Quizá el más parecido sea, por presentación gráfica, Sonic 3D, pero tiene mucho más de juego de estrategia por turnos que de plataformas. Es un cambio totalmente radical, pero vista la escasa-tirando-a-nula calidad de los últimos Sonic, se me antoja como una revolución necesaria.
El encargado de ejecutar esta revolución no ha sido, como uno podría esperar, el equipo que le dio a luz, el Sonic Team, sino la laureada – y occidental – Bioware. Quizá el grupo que antaño lideró Yuji Naka no se ha atrevido – o no le ha salido de los mismísimos – el traicionar ella misma la concepción jugable de una franquicia que, pese a quien le pese, hace mucho que no brilla con una intensidad mínimamente comparable a como lo hizo en sus orígenes. Sonic, Tails y compañía no han sabido envejecer como sí que lo han hecho los personajes más populares de Nintendo, y sus videojuegos han pasado de ser referencias del género del plataformeo a tostones infumables. Tan sólo hay que ver esa afrenta que es Sonic Unleashed para ver que el personaje diseñado por Naoto Ohshima perdió el norte hace mucho. Por eso este Sonic Chronicles tiene doble valor: Por encarnar el resurgir de Sonic, por un lado, y por el otro por ser, en términos absolutos, un buen juego.
El resurgir, claro, se cobra un precio: Que te gustaran las plataformas de los Sonic clásicos no implica que te vaya a gustar este