Voy a escoger las palabras cuidadosamente para intentar no desvelar nada que no deba. Ayer tomé un café con dos personas muy interesantes. Una del Festival de Cine de Sitges y de otros muchos eventos frikis y el otro, el poseedor de la pieza más deseada por los coleccionistas de videojuegos de todo el planeta. Deciros que dicha persona ha pagado más de 10.000 euros por él, así que os haréis una idea de que el valor del título es algo más que sentimental.
Siento no explicar demasiado, pero es que no me dejan revelar más… De momento. Próximamente, todos los detalles…