Nintendo Switch es una consola que me gusta – y me gustará mucho más – por distintas razones. No obstante, ninguna consola puede presumir de su grandeza sin títulos de calidad que la acompañen. En marzo de este año pudimos ser testigos del mayor Hyrule que hayamos visto nunca.
Mario, cómo te echaba de menos
Hoy toca analizar Super Mario Odyssey, el gran protagonista de estas navidades. Un año después de su presentación en sociedad – junto con el primer vistazo a lo que acabó siendo Nintendo Switch – tenemos por fin a Super Mario Odyssey. Llegó el 27 de octubre. Pero hasta hoy no me he visto capaz de hacer un análisis, pues es tal la cantidad de secretos y contenido adicional que nunca puedes llegar a saber cuál es el momento idóneo para analizarlo. Llevo cerca de 40 horas de juego y aún no lo he completado al 100%. Y tengo la sensación de que desentrañar todos los misterios del juego requerirá invertir bastante más tiempo.
La historia principal bien puede durar de 10 a 15 horas dependiendo del tempo del jugador. Puedes ir al grano haciendo lo que te piden o puedes entretenerte buscando energilunas – el coleccionable principal del juego – para evadirte del objetivo principal. Y ahí está la chicha del nuevo Mario. Para evitar spoilers, me limitaré a decir que lo mejor es seguir la trama hasta llegar al final. Luego ya habrá tiempo para lo demás.
Una premisa que funciona
El simple hecho de iniciar el juego ya es un placer. Carga super rápido y en unos instantes ya estaremos viendo la primera cutscene que nos pondrá en situación. El malvado, temible y pérfido Bowser ha raptado a la princesa Peach y planea casarse con ella. Cómo no, Mario irá a su rescate. Y, al intentar luchar contra el rey de los Koopas, el fontanero caerá al vacío y llegará a la primera localización del juego: El Reino Sombrero. A partir de ahí, Mario tendrá que viajar por todos los reinos para seguirle la pista a Bowser y evitar que se celebre la indeseable boda. Si lo que buscáis es una narrativa profunda os habéis equivocado de juego. Los plataformas de Mario no cuentan con historias con grandes pretensiones, y Odyssey no iba a ser menos.
En la contienda, Mario pierde su característica gorra. Pero no es problema, porque aparece Cappy para sustituirla. ¿Y quién es Cappy? Pues el gimmick principal del título: una gorra que se puede lanzar. Tras verlo por primera vez no me cabe en la cabeza cómo a nadie en Nintendo se le ocurrió usar dicho recurso antes. ¿Algo tan característico y que no se ha aprovechado hasta el día de hoy? Me niego a creer que no tuvieran esa idea en la recámara desde hace tiempo. Cappy es increíblemente versátil gracias a la multitud de habilidades que derivan de su uso. Aparte de lanzarla para atacar, también se puede saltar sobre ella tras lanzarla, coger monedas que estén a corta distancia y dar un ligero impulso que es muy de agradecer en según qué situaciones. Todas estas técnicas se añaden al ya conocido repertorio de habilidades clásicas de las aventuras de Mario como el triple salto, el mortal hacia atrás o el salto de longitud. Pasado y presente se juntan para ofrecer el más dinámico de los gameplays que recuerdo en un videojuego de Mario.
La esencia de Odyssey: Cappy
Pero no acaba ahí la cosa. Nuestro compañero de aventuras tiene la capacidad de poseer a determinadas criaturas de nuestro entorno. Al avanzar en la primera fase veremos que hay unas plataformas que, a priori, son imposibles de saltar. Cappy nos sugiere lanzarle hacia unas ranas que hay justo al lado para transformarnos en una de ellas, poder adoptar sus habilidades y así realizar saltos altísimos. Y a partir de ahí no pararás de lanzar el sombrero a todo lo que se mueva. Lakitus, Bill Balas, un T-Rex… hay una multitud de bichos para transformarse y la gran mayoría resultan divertidísimos. Ninguno de ellos aparece de forma arbitraria. Un Chomp Cadenas permite destruir rocas que bloquean el camino y es posible hacer una torre de Goombas para alcanzar tesoros a gran altura.
Esta combinación de mecánicas es lo que consigue hacer de Super Mario Odyssey un juego excelentemente diseñado desde los cimientos. Koizumi – el productor del juego – ya comentó que, al igual que en la mayoría de juegos de Nintendo, es la base sobre la que se va construyendo todo lo demás. Como era de esperar, funciona a las mil maravillas. Super Mario 64 consiguió definir cómo debía ser un plataformas 3D en una época en la cual los desarrolladores aún estaban planteándose cómo representar sus juegos con una dimensión adicional. Sunshine tuvo el referescante Acuac que ofrecía una capa adicional de jugabilidad, aunque con sus fallos. Y Galaxy fue toda una revolución en su día por el acertado uso del Wiimote y la gravedad. Para mí, Odyssey los ha superado a todos.
Vale, ¿qué hay que hacer?
Primero las estrellas, luego los soles… ¿Ahora que toca? Pues lunas. Energilunas para ser más exactos. Se trata del coleccionable principal de la aventura y tendremos que viajar por todos los reinos, que superan la decena, para conseguirlas todas. Para ello contaremos con la Odyssey, nuestro fiel medio de transporte, que nos servirá para movernos entre las diferentes zonas. Ya os lo digo: hay un mogollón y medio. ¿Es un problema? Para algunos sí, para mí no. Es cierto que hay un número no residual de lunas que se consiguen solas – es un decir – y que para algunos amplía de manera forzada el número total a conseguir, pero no tiene por qué ser un problema en sí mismo.
Me explico: la curva de dificultad del juego está ahí para que te adaptes a ella en cualquier momento que te apetezca. Los objetivos principales no son un gran reto, pero todo cambia a medida que avanza el juego. Un jugador casual puede disfrutar como un enano con Odyssey pasándose la campaña principal. A la vez, los objetivos para los jugadores que busquen retos de verdad están ahí para ser encontrados y sufridos. Hay energilunas complicadas que despiertan una gran satisfacción al ser conseguidas. En otras palabras, el juego es tan difícil como lo desee el jugador, y lo consigue de manera sobresaliente. Aquí quiero aclarar una cosa: al contrario que en otras iteraciones de la saga, Odyssey no resulta excesivamente difícil si hablamos de habilidad con los mandos. Cuando hablo de difícil me refiero al componente de exploración. Si buscabas lo primero, tal vez no te quedes satisfecho del todo.
Una experiencia muy rica y variada
Un detalle muy importante es que, al contrario que en Mario 64 o Sunshine, tras conseguir una luna no hay que volver a entrar al nivel, sino que la acción continúa inmediatamente. Es un detalle que, a priori, no es relevante pero que hace muchísimo para motivar al jugador a jugar más y más sin pausas innecesarias. Los mundos son pequeños pero densos, en contraposición a Breath of the Wild. En consecuencia, el gameplay es mucho más dinámico e invita más a la acción en lugar de pasar la mitad del juego recorriendo largas distancias o con tiempos de carga entre puntos de viaje rápido.
Las lunas se consiguen de multitud de formas. Pueden estar ahí a simple vista, tras completar un subnivel, profundamente escondidas… Hay mucha variedad, pues a día de hoy llevo más de la mitad de lunas conseguidas y no ha habido ninguna que me pareciera repetitiva. Tampoco podían faltar los minijuegos, que en esta ocasión se complementan con un ranking en el que se pueden consultar las puntuaciones de amigos o de otros jugadores en todo el mundo. Los piques con los colegas están asegurados. Cada vez que me pongo a jugar miro la tabla de clasificaciones y si alguien me supera me pongo a jugar hasta arrebatarle el trono. Y así sucesivamente hasta que consiga ser el primero en todo.
El juego nos obliga, de una forma u otra, a exprimir el juego al máximo. Ya sea explorando cada rincón de cada reino minuciosamente o dominando al 100% las habilidades del exfontanero. Ya sea para conseguir lunas o monedas, de dos tipos: las amarillas de toda la vida o las moradas, que son propias de cada reino. Con ambos tipos de monedas podremos ir a las tiendas de cada reino y comprar objetos varios: con las moradas podremos comprar pegatinas, ropa y souvenires propios de cada reino para la Odyssey y con las amarillas otro tipo de objetos comunes en todas partes. Sí, también podremos vestir a Mario con trajes varios, y en determinadas ocasiones es necesario llevar la ropa del reino en cuestión para desbloquear rutas y conseguir objetos.
Será como viajar alrededor del mundo
Los diferentes reinos por los cuales viajaremos tienen temáticas muy variadas entre si. Entre las localizaciones que visitaremos hay un desierto, un bosque, una ciudad, una cocina, un lago… Todos ellos tienen melodías que casan perfectamente con la temática del mundo en cuestión y algunas de ellas son verdaderamente pegadizas. Tanto que el tema de Soltitlán no se me quita de la cabeza, pero lo arreglaré reproduciendo el tema principal del juego, Jump Up Superstar! Ups, no, eso sólo empeoraría las cosas. Por si no ha quedado claro, la OST es magnífica, con temas que recuerdan a una peli de Tim Burton o que podrían perfectamente formar parte de un álbum de grupo de rock progresivo.
Dichos mundos tienen tamaños variables. Hay algunos que son muy pequeñitos, como el Reino Sombrero, y otros de una extensión más considerable en los que el uso de monturas será de agradecer, como el Reino de las Arenas o el Reino Urbano. En estos últimos es donde quizá el apartado gráfico se resiente más, con algunos pequeños tirones de fps y ligero popping.
El Mario más bonito hasta la fecha
A pesar de los anecdóticos fallos, para ser un Mario, gráficamente me parece soberbio. No llega a 1080p (se queda en 900p) pero no supone un problema cuando corre a 60fps en casi la totalidad de los entornos y todo luce tan bonito que se le puede perdonar que renuncie al antialiasing. Los shaders y efectos de iluminación usados en los juegos de Mario en su era HD son una auténtica pasada pese a que aún hay lugar para cierto margen de mejora. Eso sí, hay que tener en cuenta la plataforma en la que se mueve, y que se trate de una consola portátil tan pequeña como Switch sigue pareciéndome increíble a día de hoy. Podría pararme a explicar más en detalle el apartado técnico, pero mejor miradlo por vosotros mismos en las capturas que pululan por este análisis.
Como ya habréis apreciado, no se trata de capturas convencionales. Odyssey se apunta a la moda del modo foto, una de las mejores ideas que esta generación de consolas nos ha ofrecido. Con sólo pulsar un botón podremos pausar la acción del juego y mover la cámara libremente para obtener el mejor ángulo para captar aquello que queramos inmortalizar. De acuerdo a los tiempos que corren también se pueden aplicar filtros a las fotos antes de hacerlas. Hay unos cuantos, los más curiosos son los que emulan los colores de la NES, la Game Boy y la SNES. Si sois como yo acabaréis quemando el botón de captura.
En el olimpo de los videojuegos
Le tengo un cariño especial a Super Mario 64 y en un montón de cosas aún sigue siendo un juegazo, pero hay que reconocer que Odyssey es mucho más y mucho mejor, en todos los aspectos. Un diamante en bruto que pasará a la historia de los videojuegos. 64 y Sunshine tenían sus peros. Super Mario Odyssey los tiene, pero absolutamente eclipsados por su jugabilidad. Un jugador de Switch no lo es si no ha jugado a esta joya. Es posible que a algunos jugadores no les acabe de convencer la apuesta de priorizar la exploración frente al plataformeo puro y duro. En ese caso, esperad a un hipotético Galaxy 3. O sino… Pero qué puñetas. Es un juego divertidísimo y para mí el mejor título de Mario creado hasta la fecha. [100]
Impresionante análisis, Daniel. 😉
El juego tiene que ser la leche, desde el primer momento apestaba a obra maestra y parece que no ha decepcionado.
Qué pena que la máquina no me llame nada, porque para mí sólo este y el Zelda ya justificarían su compra. 🙁
Muy bueno el análisis. Como dice Choro (y ya nos repetimos mas que el alioli) , la lástima es que a algunos el concepto de Switch no nos atrae nada.
Respecto al juego, soy demasiado clásico respecto a los plataformas, y viendo gameplays, sigue habiendo algo que no me termina de atraer, y es su concepto de exploración (que Mario siempre lo ha tenido, pero no de esta forma). Pero vamos, será como todo… cuestión de probarlo algún día (de momento no tengo amiguetes con Switch).
Por cierto, en el análisis se mencionan varios títulos del fontanero, pero no el SM3DW. Seré rarito, pero me sigue pareciendo uno de los mejores gameplays de la saga (dejo los 2d, porque soy un manazas y su dificultad me saca de quicio).
A ver si los Reyes Magos le traen a algún amigo la Switch… que en mi caso lo veo chungo, porque salvo uno (que vive en Madrid) todos piensan como nosotros sobre la máquina de Nintendo.
XD. Me da que me va a pasar igual.
felicidades por el análisis. Juegazo indiscutible y otro golpe sobre la mesa de Nintendo.
Gran análisis.
Aún sin Switch, tengo claro que la estrenare con este juego.