Super Mario Party es la nueva entrega de la saga que desde finales de los noventa muchos de los fans de La Gran N han tenido como referente en sus reuniones caseras. Es el momento de agarrar bien los Joy-con, juntarse con un par de amigos y disfrutarlo en Nintendo Switch.
Mucho ha llovido desde su primera aparición en Nintendo 64 en el año 1998. Fue un título sorprendente en su momento, aprovechando los mundos de Mario y todos sus personajes más conocidos para crear una suerte de juego de tablero repleto de mini-retos de lo más divertido. Esa esencia se ha mantenido con las diferentes entregas en lo básico aunque en las últimas ediciones el planteamiento original se había empezado a desvirtuar.
Super Mario Party: ¿Solucionando problemas del pasado?
Gran parte de las quejas iban enfocadas a que el juego había perdido casi todo componente estratégico. Los personajes iban juntos en un pequeño vehículo y la experiencia se centraba en exceso en hacerse valer en los minijuegos, pero seguía un componente azaroso en que hacía que ganar fuera más una lotería que otra cosa en algunas ocasiones, a pesar de terminar siendo más que entretenidos y muy disfrutables.
Super Mario Party prometía en parte ser una vuelta a los orígenes de la serie, a la par que recuperar los aspectos más tácticos y dar rienda suelta a las posibilidades de la consola híbrida de Nintendo. ¿Lo habrán conseguido? Lo cierto es que las primeras partidas me han recordado mucho a las que pude disfrutar en su día con mis amigos, armados con los gamepad de Nintendo 64 , pero sin las llagas que más de uno de los retos nos llegó a dejar entonces.
Y es que es un título que solo se disfruta en su totalidad haciéndolo en compañía y pierde gran parte de su gracia si el resto de participantes los controla la maquina o incluso si afrontas los retos disponibles para el online. Es un juego para el cara a cara, rodeado y sumergido de un buen ambiente y dejarse llevar. Es sólo ahí, con otros tres compañeros a tu vera, cuando esta saga gana todos sus enteros y tiene su razón de ser.
Audacia en el tablero
La disposición de los elementos en los cuatro tableros vuelve a ser clave y deberemos movernos por ellos con astucia, si queremos optar a conseguir el mayor número posible de las preciadas estrellas. Para adquirirlas, deberemos hacernos con un buen puñado de monedas (en especial durante los minijuegos) e intentar evitar las trampas, peligros y enemigos que estarán dispuestos entre las casillas y las diversas áreas del tablero para no sufrir un buen disgusto que nos complique las cosas en nuestra búsqueda estelar. Incluso podremos jugar en equipos de dos contra dos e intentar abarcar el mayor número posible de casillas.
Para esta faena ayudarán y mucho los dados especiales de los personajes (entre los veinte que llegarán a estar disponibles) de este Super Mario Party. Nos ofrecerán tiradas un tanto diferentes a las típicas de un dado común del 1 al 6: algunos proporcionan una posibilidad alta de un número medio y otros una tirada de muchas casillas pero también el riesgo de quizás no avanzar nada en absoluto o sólo ganar o perder un par de monedas. Cuestión de riesgos y necesidades durante la partida. Además, cayendo en algunas casillas tendremos la opción de conseguir un nuevo compañero con dado propio que se sumará a nuestra tirada y que podremos seleccionar para nuestros fines, si entendemos que puede irnos mejor que el nuestro y el básico. Cuantos más seamos, mejor.
Aun así, con las bonificaciones de fin de partida se pierde algo de la gracia competitiva ya que siguen teniendo cierto componente de aleatoriedad que hace que nunca puedas dar nada del todo por seguro, a no ser que lleves una ventaja de verdad considerable. Las partidas se pueden personalizar para que duren un número específico de turnos, por si no queremos que la cosa se vaya de madre en demasía o, por el contrario, queremos dar rienda suelta a horas y horas de vicio.
80 minijuegos para darlo todo
Pero gran parte de la esencia de todo Mario Party que se precie de serlo está en los minijuegos y este Super Mario Party no iba a ser una excepción. Hasta un total de ochenta, son pequeñas propuestas que suelen destacar por su originalidad aunque hay algunas pruebas más divertidas que otras. A mí me han sorprendido en especial las que hacen uso de la vibración HD de los Joy-con. Podremos hacer cosas como sacar caramelos de un tarro o intentar adivinar que caja tiene más objetos entre varias, sólo por lo que intuimos al sentir vibrar el mando. Un uso cuanto menos curioso y conseguido.
En la variedad está el gusto, en todo caso. Habrá juegos en los que recoger frutas, pasarse bombas hasta que exploten, huir de fantasmas con malas intenciones, esquivar enemigos u obstáculos, empapar a rivales, memorizar imágenes y reproducirlas, pruebas por parejas, todos contra todos… será difícil que no encuentres algo a tu gusto. Además, son la base del online que ofrece Super Mario Party. En este competiremos contra gente a lo largo y ancho del planeta en una sucesión de minijuegos. No está mal la propuesta pero permitiendo partidas en tablero habría sumado muchos puntos a favor.
Más allá del tablero: varias propuestas y un denominador común
Estos mini retos son también la base de los otros modos de juego. Una opción muy divertida será la de jugar a dobles (que mencionábamos antes), formando equipos con nuestros amigos y moviéndonos en sintonía por el escenario, aquí aún por los tableros. Torrente de aventuras será una manera de ir todos a una remando por el sinuoso curso de un rio con nuestros compis usando los joy-con a modo de remos mientras que vamos completando también muchos retos. Y en A todo ritmo seguiremos el compás de la música en varias pruebas donde el timing es la clave, ya sea bailando, bateando o haciendo incluso de majorettes en un desfile.
El salón de recreo de Toad ofrece varias propuestas para disfrutar sin problemas en la pantalla de Nintendo Switch de forma autónoma, pudiendo incluso combinar dos pantallas de sendas consolas para ampliar el área de acción. Tendremos un pequeño juego de beisbol, otros dos de puzle y un mini arcade en el que deberemos movernos por la pantalla y destruir el vehículo de nuestro rival mientras él intenta también lo propio, como si fuera un mismísimo Battle City (Namco, 1985).
Tan colorido como siempre
En el apartado audiovisual, nada que no se pudiera esperar. Como todo lo que tenga que ver con los mundos del fontanero más famoso, Super Mario Party está rebosante de color y de simpatía por lo que tableros y minijuegos lucen genial en la híbrida de Nintendo, sin lugar a dudas. Las composiciones son animadas y no desentonan en absoluto con el resto de juego, cobrando mayor importancia en las pruebas donde seguir el ritmo adecuado es de importancia capital.
Super Mario Party es un título ideal en toda reunión de amigos y la apuesta por la base más tradicional de la serie es acertada. Por eso, para sacarle el máximo partido lo ideal es siempre competir y disfrutar junto a otros tres amigos, puesto que pierde parte de su gracia si uno o varios de los personajes son controlados por la IA. No es un juego para disfrutar en solitario o siquiera online con otros jugadores. El feedback del cara a cara es lo que hace a este juego especial.
Si bien, no se puede decir que esta entrega vaya a ser el Rey de la Fiesta en Nintendo Switch. Ese honor sigue recayendo en Mario Kart 8 Deluxe, al menos hasta que Super Smash Bros. Ultimate haga su aparición a principios de diciembre. Aun con ello, como juego social, es difícil equivocarte si vas tras este Super Mario Party y seguro que nos despachará buenos momentos por mucho tiempo. [75]