The Elder Scrolls Online: Gold Road, los claroscuros del otoño

The Elder Scrolls Online lleva ya 10 años en la palestra. Son muchos años de historia y construcción de mundo de la que han hecho honor con una expansión de historia grande, Gold Road.

Nuevas aventuras

Gold Road es la última expansión que trae una nueva zona que explorar, el Bosque Occidental. Una región que no aparece desde Oblivion, muestra un aspecto espectacular que sorprende tanto en escala como en banda sonora. No soy mucho de ponerme la música en un MMO, se suma que me suelo poner algún podcast y que World of Warcraft me dejó el listón muy alto, pero en las pausas del podcast escuchaba notas y armonías que encajaban perfectamente con la atmósfera otoñal de la zona.

Este Bosque Occidental es un cacho de mundo lleno de rincones interesantes y remarcables. La ciudad puede no tener el encanto que tuvo en 2006, pero la altura de las estructuras hace que impongan más, dando cierto toque estrambótico que aporta característica a este juego online creo que le falta y que sus homónimos singleplayer rebosaban. Además, por la naturaleza de la historia, añade un par de puntos clave en el mapa que aportan contraste y guía; la zona corrupta, o la amasijo de hierbas y ramas que centra la zona, son unas de las pocos ejemplos que denotan un sentido para con la historia.

La aventura continua (Aviso spoilers)

Una historia que, en un principio, me llamó la atención. En Gold Road aparece una nueva princesa daedra, algo misterioso y extraterrestre (en cierta manera) en el clásico Skyrim y que sólo habíamos visto al principio de TESO, allá por 2014. Ithelia, la diosa de los caminos, está sin memoria en este nuevo territorio y tendremos que ver que ocurre con ella. Esta premisa me encantó.

Tener una deidad bajada a la tierra, con amnesia, dejándome pensando qué pudo haber pasado, que clase de criatura la dejó así. Resultó no ser más que una manida conexión entre capítulos dónde se trae al mismo Hermeus Mora del anterior DLC para actuar como actor en flashbacks, buscando retazos de la memoria de la princesa daédrica de lado a lado del mapa dando a la E cuando no combates, combatiendo cuando no corres y corriendo cuando no hablas.

Este loop jugable es el que más me ha ido gastando a lo largo de cada capítulo, y esperaba algo más en el 10 aniversario en mitad de un hiatus de saga, dónde tendremos que esperar hasta una próxima entrega singleplayer de Tamriel. Honda es mi decepción en este vicio jugable aún cuando veo el escenario más impresionante en una zona de este MMO.

No es oro todo lo que reluce

Después de este pequeño impás mental, voy a hablar de otra honda decepción: la escribanía.

La escribanía es un sistema de habilidades paralelo y opcional en el que podemos personalizar unas habilidades fijas. Elige un golpe, un efecto, y un par de modificadores y ¡listo! tienes una habilidad más o menos única.

Esta nueva feature que, de momento, no sabemos si en el futuro incluirán más efectos y colores, refleja de nuevo el problema que ha tenido la historia a lo largo del capítulo. Una vez hemos desbloqueado los tres primeros aspectos de personalización (uno por categoría), seguiríamos con la historia del capítulo o podemos seguir otro hilo de misiones para conseguir todos. Cada misión es lo mismo de siempre, por desgracia. Ve allí, pulsa E, ves allí de nuevo, pulsa E,… y etcétera y etcétera. El ritmo de sucesión de misiones con los tonos planos de los personajes no acaba por mejorar una experiencia que acaba resultando tediosa.

En resumen

Pero bueno, vamos a ir recogiendo que se nos pegan las sábanas. Gold Road es una nueva expansión de The Elder Scrolls Online que se juega y se siente de maneras distintas. Jugarse se juega igual, ritmos repetitivos, con poca variedad en el gameplay entre misiones; sentirse, se siente fresco, misterioso y, en algunos momentos, épico. Estos dos aspectos tienen que trabajarse para que alguien que no tenga interiorizado y aceptado el loop jugable tenga ganas de jugar, así que de momento es más y mejor para los que les gusta dicho loop.

TESO sigue asombrándome como lo hacía Skyrim en su día. Puede tener cosas malas, tediosas o cansinas pero siempre te cruzas con una melodía de la banda sonora, con un escenario impresionante en el ocaso del día, o una zona misteriosa y pasmosa que te deja pensando en la posición de tu personaje dentro de Tamriel.

Como siempre con ganas de ver más en el futuro, mientras se puede disfrutar de las hojas que caen en el Bosque Occidental. [75]

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