Los videojuegos en smartphone no son santo no son de mi devoción, no suelo investigar sobre este mercado, pero es un magnífico lugar para pequeñas obras como esta. Un post de nuestros compañeros de AnaitGames despertó mi interés y sin ni siquiera terminar de leer el artículo decidí jugar The End of the World.
Para este caso en particular prefiero empezar por el final, si, os recomiendo a todos lo que creáis en el videojuego como medio de expresión que juguéis a The End of the World, es cortito, trata un tema delicado que no estamos acostumbrados a ver y tiene el mismo precio de esa cerveza que te haría de psicólogo, solo que este lo hará bastante mejor.
Lejos de intentar contar grandes historias que adornar con muchos elementos, esta obra es capaz de hablar sobre el desamor, sobre la perdida de tu pareja o sobre como a causa de la mediatización se ha idealizado el concepto de relación. Solo con el título, la paleta de colores y la primera interacción que tenemos ya te pone en el contexto, una pareja rota, una llama que se apaga y en este caso como protagonista el chico, sus sentimientos y visión del mundo.
El juego nos traslada a esa habitación antaño colorida, bañada por la luz de ese atardecer eterno y al lado nuestra pareja, pero eso ya no está. Solo el sonido de las agujas del reloj, el cielo gris y nosotros tirados en la cama. No tenemos nombre, no tenemos rostro, nos vestimos nos hacemos un café, un cigarrillo y salimos a una ciudad vacía y semi derruida, como si de un reflejo de nuestro estado anímico y sentimental se tratara. Vagamos por esa urbe gris y en decadencia mientras nos encontramos, presos de recuerdos borrosos idealizados de un pasado oxidado, intoxicados por el alcohol y el miedo a pasar página.
The End of the World es algo muy intimo y su creador, Sean Wenham un artista que trabaja para Ubisoft nos quiere transmitir esa sensación de tristeza por la que todos hemos pasado a través de su propia experiencia y vivencias:
Hace tres años salí de una relación larga, me sentía triste y quería jugar a un juego que hablara de mi tristeza de la misma forma que lo hace la música y después de escuchar una canción llamada The End of the World de la artista Brenda Lee, tuve la idea de hacer este juego. (KillScreen)
The End of the World no es esa canción melancólica que todos escuchamos cuando estamos tristes, para regodearnos en nuestro propio estado mientras nos dirigimos quien sabe dónde, la perdida, el desamor, las derrotas e incluso las victorias no son más que un bautizo de fuego para crear un ser humano, algo por lo que debemos pasar y me gustaría pensar que esta obra habla en última instancia de una recuperación tras una mala época, de recuperarte a ti mismo, dejar de regodearse y volver.