Una aventura multicolor [Análisis de Blob 2 para PS3]

Antes de abrirse paso a las consolas domésticas, el juego de Blob original fue nada menos que un proyecto de fin de carrera realizado por ocho estudiantes de la Escuela de Artes de Utrecht, en Holanda y acabó siendo un juego para PC de descarga totalmente gratuíta que llamó la atención por su original propuesta y jugabilidad. Viendo en el juego un posible filón, THQ les compró a los chicos los derechos del título y así poder realizar una adaptación de éste para consolas. De Blob fue lanzado en 2008 en exclusiva para Wii, convirtiéndose en toda una sorpresa para los aficionados al género de plataformas y obteniendo también una buena acogida por parte de la crítica y prensa especializada. A pesar de no contar con una cifra de ventas realmente escandalosa, sí que obtuvo el apoyo suficiente como para que los chicos de THQ se replanteasen darle una secuela al título. Así nos llega de Blob 2, la segunda parte de esta singular aventura en la que nuestro protagonista deberá devolver el color y la alegría a una ciudad en blanco y negro regida por el malvado dictador Black y sus secuaces. ¡Acompaña a Blob en su lucha contra la tiranía y únete a la revolución del color!

Blob y su inseparable compañera Pinky ponen rumbo a la ciudad de Prisma City a bordo de su colorido dirigible, donde descubren que la tristeza ha vuelto a adueñarse de sus gentes. Sus ciudadanos están atrapados en trajes, la ciudad se ha quedado sin color y no se escucha ni una sola nota de alegría ni felicidad. Nuestros héroes descubren que el culpable que anda detrás de todo esto no es ni más ni menos que el Camarada Black, al que habían dado por desaparecido en la primera entrega. Black decide vengarse y reúne a un ejército para tratar de adueñarse de nuevo de la ciudad y de sus gentes. Blob no se lo piensa dos veces y acude raudo y veloz para devolver todo el color y la alegría a esta enorme metrópolis y pararle de nuevo los pies al Camarada Black y a la Corporación INKT.

El control es muy sencillo y sólo son necesarios tres botones del mando para poder realizar todos los movimientos del protagonista. Es muy intuitivo y una vez nos hagamos con la dinámica de juego realizaremos todas las acciones sin problemas, aunque a veces tendremos que controlar nuestro frenesí destructor para no caernos al vacío o a un río de tinta negra. Existe también la opción de hacer uso del mando Playstation Move, siendo su control muy parecido al de la versión de Wii. Un segundo jugador podrá unirse a la partida manejando a Pinky, siendo sus habilidades distintas a las de Blob y pudiendo hacer uso de gadgets como disparar o volar. El multijugador será a pantalla partida manejando cada jugador a uno de los dos personajes, siendo el objetivo principal conseguir una mayor puntuación que tu compañero.

A lo largo de los 12 niveles que nos encontraremos en el juego debemos empaparnos con pintura para poder dar color y devolver la vida y la alegría a la ciudad y a sus habitantes. Para ello debemos buscar fuentes de pintura o bien robársela a los pintarobots, unos pequeños robots que almacenan pintura en su interior. Una vez estemos bien empapados debemos devolver el color a todo lo que nos rodea: casas, edificios, coches, árboles y por supuesto a los ciudadanos. Con solo tocar el mobiliario ya los pintaremos, consiguiendo puntos cuanto más pintemos. A medida que vayamos soltando pintura nos iremos desinflando, por lo que será necesario que nos recarguemos, ya que si nos hieren o caemos en un río de tinta negra sin tener puntos de color perderemos una vida.

Los combates son muy simples y no tienen nada de especial, limitándonos a aplastar a nuestros enemigos, aunque ciertos de ellos requieren que les realicemos un placaje o usemos contra ellos un color determinado. Todos estos ataques requieren un determinado número de puntos de color, por lo que debemos estar preparados y buen recargados de pintura para hacerles frente. Si nuestros enemigos nos disparan con tinta o caemos en  un río o lago de ésta, debemos buscar rápidamente la fuente de agua más cercana para poder limpiarnos, de lo contrario nos irán restando puntos de pintura y acabaremos muriendo.

Cada nivel posee misiones principales y secundarias y tendremos un tiempo limitado para superarlos, que aumentamos cada vez que recogemos unos relojes que nos otorgan cuando cumplimos ciertos requisitos. Las misiones principales suelen tratarse de colorear determinadas zonas, del color que queramos o del que nos indiquen, mientras que en las secundarias debemos acabar con ciertos enemigos o activar diversos mecanismos. Para no perdernos por el extenso mapeado disponemos de una brújula que activamos o desactivamos a nuestro antojo, indicándonos la dirección en la que debemos ir o señalándonos donde se encuentran los colores más cercanos.

Una de las principales novedades de esta segunda parte son las fases que se desarrollan en horizontal y las encontraremos dentro de los edificios o bajo tierra. La perspectiva cambia aunque los controles seguirán siendo los mismos, encontrándonos con momentos de acción y puzles, siendo su jugabilidad en 2D. Cuando superamos las misiones principales del nivel se retira el tiempo y podremos explorar la ciudad a nuestro antojo para buscar sus secretos.

Se trata de un juego muy colorido y llamativo que entra por los ojos, con un gran diseño artístico a sus espaldas. No posee enormes gráficos ni grandes texturas, ya que el propio título no lo pretende, pero ver como los escenarios del juego cobran vida es un placer para la vista. La fluidez con la que se mueve todo es muy satisfactoria, sin ralentizaciones ni tiempos de carga.

Aunque en un principio no lo parezca, la música juega un papel muy importante. Cuando comenzamos un nivel no suena nada, pero a medida que vamos coloreando la ciudad, la música se va animando cada vez más, acompañando también nuestras acciones. Cuando seleccionamos una fase podemos escoger la melodía que queremos escuchar, siendo todas ellas muy agradables al oído e incluso alguna que otra es bastante pegadiza.

Superar una fase nos llevará tranquilamente una hora, pero el principal atractivo del juego es completar no sólo las misiones principales sino también las secundarias. Además de las misiones encontramos numerosos coleccionables escondidos a lo largo de la ciudad, como son bocetos, fichas de estilo o puntos de inspiración. Si reunimos una gran cantidad de éstos últimos podremos mejorar las habilidades de Blob, como poder llevar una mayor capacidad de pintura o aumentar nuestro número de vidas.

El juego es adictivo, aunque a veces puede resultar algo repetitivo a pesar de que van añadiéndose nuevas habilidades y poderes o aparecen nuevos enemigos. Algo más de variedad le habría sentado fenomenal a un título ya de por sí muy entretenido, y es que cuando comencemos a devolverle la vida a la ciudad y la música se vuelva cada vez más amena no podremos parar de jugar hasta terminar el nivel completamente. Con todos estos añadidos y queriendo superar el juego al 100%, acabar un nivel nos llevará mas o menos dos horas.

La dificultad durante el juego es la mayor parte del tiempo bastante baja, lo que hace que nos relajemos y pensemos que no corremos ningún peligro. Sin embargo habrán momentos en los que nos confiemos, lo que nos puede pillar despistados y caigamos en errores tontos. Su baja dificultad se debe a que es un título pensado para todos los públicos, ya que es muy accesible y entra por los ojos.

De Blob es una propuesta muy original y distinta a lo que nos encontramos hoy en día. Un juego muy colorido y jovial que hará que a más de uno le alegre el día. Divertidísimo y simpático, hará que soltemos alguna que otra carcajada, ideal para todas las edades. Puede resultar algo repetitivo, pero es un título muy agradable que disfrutarás de principio a fin. Supone todo un soplo de aire fresco en una industria dominada por shooters y juegos violentos que hará las delicias de aquellos jugadores que, como a mí, nos encantan las plataformas. ¡Aparta el pesimismo y pon más color a tu vida! [8]